Cultura animalista ante la ferocidad del ser humano

Ahora es el momento, es el momento de hablar de los derechos de los animales. En esto coincide la política y la cultura. PSOE y Podemos siguen negociando el proyecto de ley de bienestar animal, con discrepancias a cuenta de los perros de caza. "Es una ley de máxima importancia", advertía esta semana la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, confiada en que salga adelante. "Una ley para todos los animales", añadía la vicepresidenta Yolanda Díaz, "da un salto cualitativo para España en términos de innovación, de avance de derechos, de avance ecológico y de protección de los animales".

Si en el último episodio de La Hora Extra coincidían varias voces ecologistas, preocupadas por el cambio climático, este fin de semana parece que la cultura se torna animalista, como si quisiera dar un empujón a la política.

La ferocidad humana: holocaustos y exterminio

"Experimentación, brutalidad, aniquilar, ¿holocausto o ciencia en el reino animal?", se preguntaban Ska-P en este tema que nos lleva hasta el Teatro Español. Su directora artística, Natalia Menéndez, ha presentado 'Sobre la vida de los animales', una adaptación teatral de la novela 'Elizabeth Costello' de J.M. Coetzee. El escritor sudafricano, Premio Nobel de Literatura, lleva años analizando la ferocidad del ser humano, las distintas formas de violencia que ejercemos y los derechos de los animales.

Hace casi diez años que Coetzee publicó 'Elizabeth Costello'. Costello es un personaje fascinante, una escritora feminista y animalista, que aparece en anteriores novelas suyas, como 'La vida de los animales' u 'Hombre lento'. En Elizabeth Costello, la protagonista tiene ya 76 años y va a dar una conferencia. Pero no hablará de sus libros ni personajes, sino que se enfrentará a los debates que ha abierto en su vida sobre la justicia entre especies. Saltarán dudas, preguntas y contradicciones sobre principios como el vegetarianismo, la sexualidad, el lenguaje o el mal.

Lola Blasco, Premio Nacional de Literatura Dramática, ha adaptado la novela de Coetzee en 'Sobre la vida de los animales', que acaba de estrenar en el Español. Un montaje dirigido por Pepa Gamboa y protagonizado por Nathalie Seseña. Las tres coinciden en que cada obra tiene su momento y que ahora más que nunca es el momento de hablar de los derechos de los animales.

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La adaptación, que cuenta con la supervisión de Coetzee, conserva esa mezcla de humor, de verdad, implacabilidad y dureza de la novela. Para Elizabeth Costello, la producción industrial de animales para consumo humano exhibe una crueldad equiparable a los campos de concentración nazis. Condena cualquier forma de experimentación con ellos y el consumo de carne constituye un crimen. No obstante, la obra va mucho más allá, como nos han explicado las tres mujeres. El personaje está lleno de contradicciones y no es solo un alegato animalista, que también, sino que habla de la ferocidad humana, del mal que hay en nuestra naturaleza. De exterminios y holocaustos en nombre de la ciencia.

¿Es compatible ser animalista con comer carne?

Entre las muchas contradicciones, debates, dudas o cuestiones que plantea la obra y el personaje de Coetzee, la siguiente: ¿es compatible ser animalista con comer carne? La doctora Roanne Van Voorst, antropóloga del futuro, escritora, oradora y presidenta de la Sociedad Holandesa del Futuro, acaba de publicar con la editorial Destino 'Hace mucho tiempo comíamos animales'. Su investigación se centra en la robotificación, la digitalización, en ¿qué nos hace humanos y cómo la sociedad sigue siendo humana?

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Van Voorst nos presenta en este ensayo el futuro de un mundo más sostenible, más amable con los animales y más amable con el medio ambiente de lo que hemos experimentado hasta ahora. Un futuro -dice- en el que la catástrofe del cambio climático se haya evitado, en el último momento, en el que la ansiedad climática es generalizada y bien conocida, pero también un futuro en el que isminuye esa ansiedad, porque ya no es necesaria. "Quiero introducir un futuro en el que comer carne y productos lácteos se haya convertido en tabú. Y este es un futuro que no está tan lejos. Este es un futuro en el que tú y yo vamos a seguir viviendo", advierte la antropóloga.

Van Voorst recuerda que cuando era niña, sus abuelos, tíos y padres fumaban en casa delante de ella. Que era sano, sexy fumar en todos lados, en medios de transporte. Que solo hace tres siglos quemábamos a supuestas brujas para proteger a la sociedad de malas influencias y comportamientos extraños. Hace solo 150 años la esclavitud fue abolida en la mayoría de países, en contra de los que decían que sería la ruina de la economía y la civilización. Hace solo un siglo las mujeres no podían votar. Todo esto se ha revertido gracias a un pequeño grupo de personas que iniciaron el cambio y afirma Van Voorst que el veganismo es uno de los movimientos sociales de más rápido crecimiento y protagonizado por los jóvenes. El futuro. "Lo que cambia la sociedad o cambia el comportamiento es la cultura", dice Roanne Van Voorst, en eso quizá estemos todos de acuerdo.

Las manifestaciones contra la crueldad hacia los animales se remontan a la Grecia antigua. Y son muchas las canciones que buscan un mundo libre de maltrato animal, como en este tema de The Kinks, 'Animal Farm'. Otro de los interrogantes que plantea Costello es la superpoblación. Acabamos de superar los ocho mil millones de seres humanos en la Tierra. ¿Qué futuro les depara a los animales? Leopoldo Alas Clarín ya lo advirtió en 'Adiós, Cordera', un cuento lírico y emotivo, que defiende a los animales, el mundo rural y apacible frente a la hipocresía y mezquindad del mundo urbano.

Este fin de semana ha llegado a los cines otra fábula animalista y ecologista: 'EO', del polaco Jerzy Skolimovski. Es el viaje de un burro por la Europa racista. La crueldad de una sociedad cada vez más deshumanizada y que maltrata a los animales, como señalábamos desde el teatro, preocupan al cineasta superviviente del Holocausto.

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Las tres heridas: el amor, la muerte y la vida

Otra de las propuestas cinematográficas más destacadas de la semana y del año es 'Aftersun', la ópera prima de la escocesa Charlotte Wells, en la que un padre y su hija pasan sus vacaciones en Turquía a ritmo de La Macarena. Es una historia sobre enfermedad mental, duelo, paternidad adolescente y memoria.

Una historia similar ha contado Violeta Gil en 'Llego con tres heridas', su ópera prima también, en la editorial Caballo de Troya. Violeta Gil es filóloga y creadora escénica, cofundadora de la compañía teatral La Tristura. 'Llego con tres heridas', título extraído de un poema de Miguel Hernández, es un relato íntimo y familiar, que se relaciona con la historia de nuestro país. El pasado y su padre, muerto cuando era joven; o el choque entre lo urbano y lo rural, como en el cuento de Clarín, recorren la novela. De todo esto conversamos con la escritora.

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Berlanga y Buñuel: dos homenajes que traspasan el cine

Con cine y música terminamos. Con dos de nuestros cineastas más influyentes: Luis Buñuel y Luis García Berlanga. Al primero le ha rendido un homenaje Lagartija Nick en su nuevo disco, 'El perro andaluz'. Un trabajo ecléctico, que mezcla sonidos andaluces con los aragoneses. Los tambores de Calanda con el sonido de proyectores de cine. Su cantante, Antonio Arias, ha pasado por El Faro de Mara Torres.

El otro es Luis García Berlanga. El Ministerio de Cultura ha informado de la adquisición del archivo personal del cineasta por 357.000 euros, después de varios años de negociación con la familia. 74 cajas, uno de los archivos más completos y complejos que van, de momento, a la Filmoteca Española. Su hijo, Carlos Berlanga, expandió los límites artísticos del cine a la música. Una exposición en el Espacio Santa Clara de Sevilla recupera su legado y reivindica su papel protagonista en los ochenta.

'El eterno retorno' es como se llama esta muestra, comisariada por Pablo Sycet, otro de los grandes impulsores de la movida madrileña. Reúne 200 obras de este polifacético artista: diseñador, pintor, músico, intérprete y autor de himnos como 'A quién le importa' o 'Ni tú ni nadie'.