Argentina, para lo bueno y lo malo, vive al borde del precipicio. Tras firmar una exhibición tremenda durante 80 minutos, el guion de la final del Mundial cambió radicalmente. Cuando ya se veían con la Copa del Mundo entre sus manos, apareció Kylian Mbappé para amargar a los argentinos que había en Lusail. Primero, Kolo Muani consiguió ganar en velocidad a Otamendi, provocando un penalti. Mbappé, como no podía ser de otra manera, anotó el penalti pese a que el Dibu Martínez adivinó la dirección del lanzamiento. Un minuto después, sin perder tiempo, una volea suya significó el empate en el marcador. Así, en un abrir y cerrar de ojos, mandó al partido a la prórroga con un doblete que ya es historia de los Mundiales. Restaban 10 minutos de partido y, visto lo visto, el Mundial era suyo. Estaban dominando a los campeones del Mundo, doblegando su espíritu de campeón. Finalmente, pasó algo inexplicable. Por si fuera poco, el partido no se paró con este empate de Mbappé. En la prórroga, Messi anotó el tercero para Argentina, pero finalmente el «10» francés volvió a empatar haciendo un hat-trick histórico en la final del Mundial. En los penaltis, los argentinos terminaron por levantar esta copa que Mbappé tanto sudó.