La cañita saldrá mucho más cara

Madrid

La Comunidad de Madrid anima a los ciudadanos a dejar propinas en bares y restaurantes, como si se tratara de una gran novedad y nadie lo hiciera ya en España. En realidad, prácticamente todo el mundo deja ya una pequeña propina al término del servicio. El asunto está en el adjetivo: pequeña, pequeña propina. Nadie va a completar un salario si el consumidor deja 20 céntimos con el desayuno o con el aperitivo, o un par de euros al lado de la factura de la comida. Difícilmente pagará las clases de inglés del niño u otros extras escolares con esas cantidades. Lo que la Comunidad de Madrid pretende es que, poco a poco y casi sin darnos cuenta, como si fuera algo gracioso, se vayan subiendo esas propinas hasta establecer un minino consistente, como sucede en Estado Unidos, por ejemplo.

Cualquiera que haya viajado a ese país sabe que, quiera o no, tendrá que abonar entre el 15% y el 20% extra sobre el valor de la factura como propina obligatoria. Ni se le ocurra pretender salir del bar o el restaurante sin pagar ese extra. Claro que ese dinero no es en Estados Unidos una forma de completar salarios de manera ilegal, como se plantea en la Comunidad de Madrid. En Estados Unidos las propinas tienen que ser declaradas por el empleador, como sueldo; y por el empleado, como ingresos objeto del impuesto sobre la renta. Pocas bromas. Lo que el gobierno del PP propone es algo muy distinto: ir subiendo las propinas defraudando impuestos. Sea como sea, el que lo paga es el consumidor, por muy despistado que esté. La cañita saldrá mucho más cara.