"Hemos usado lactosa en polvo en las escenas donde esnifamos cocaína": 'La ruta', la serie que "tumba tópicos" sobre los años del 'bakalao'
Ricardo Gómez y Álex Monner protagonizan ocho capítulos en los que se resumen una década de noches de fiesta en Valencia: "Un pinchadiscos nos ayudó para incorporar las manías que tenía en aquellas sesiones"
'La ruta', una serie sobre las noches del "bakalao"
Madrid
Vasos de tubo, luces, pistas de baila y música, mucha música. La 'ruta del bakalao' es ahora el recuerdo de las noches de fiesta interminable en la Comunidad Valenciana. En el imaginario popular ha quedado como una etapa de ocio juvenil en el que las drogas marcaban el ritmo. Pero hace tres décadas, España abrió sus fronteras musicales, por ejemplo, al rock internacional.
'La Ruta' es la nueva producción de Atresmedia. Dirigida por Borja Soler, narra en ocho capítulos la historia de cuatro amigos que se han criado en la ruta. Pero la historia transcurre a la inversa, desde el final hasta sus comienzos. De su despedida en la Ruta Destroy en 1993 hasta la primera vez que entraron en Barraca, en 1981. Más de una década marcada por las noches pinchando discos y esnifando cocaíana.
"Queremos contar la historia de unos chavales entre los 30 y 18 años", explica el director valenciano. Debido a su conexión directa con la escena, detalla que el objetivo de la serie no es otro que estampar la realidad. "Aquellos años eran estéticamente muy potentes, no hemos tenido que estilizar de más", matiza.
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La premisa no ha sido otra que contar aquellos años "a pie de acequia", ya que la historia en sí es "muy potente". Aquellas macrodiscotecas "pegadas a campos de arroz" se convirtieron, incluso, en un problema para el Gobierno. De hecho el secretario de Estado para la Seguridad, Rafael Vera, exigió a la Policía que aplicara de forma rotunda la 'Ley Corcuera'. En 1993 el consumo de speed, éxtasis o alcohol estaba desatado.
Esta serie permite una interpretación con perspectiva, pues, según su director, ya ha transcurrido un periodo suficiente como para analizar su impacto y final. "Terminó por el cambio de década, en los 90 cambia el ansia de libertad", explica antes de añadir que la lucha contra esta zona de ocio se llegó a equiparar con la batalla gubernamental contra ETA. No niega que está preparando una segunda temporada.
"Tumba tópicos"
Los actores Ricardo Gómez y Álex Monner conocen aquellas vivencias por los libros de Historia. "Lo que sabía era lo que la gente a mi edad, conocía el parkineo y el exceso de las drogas", explica el segundo, que interpreta a Marc, una estrella de la noche valenciana. Explica que esta serie acaba con el estigma y "tumba tópicos".
Por su parte, Ricardo Gómez explica que "ahora existe una perspectiva" y que, de hecho, había hablado con Álex, que fue su compañero en 'Vivir sin permiso', sobre el éxito que supondría una serie que abordara esta época. "Pensamos que sabemos, pero hasta que no buceas no te das cuenta de las aristas que tiene", detalla.
Las entrevistas de Aimar | Ricardo Gómez
Interpreta a Sento, un chico que sale del pueblo a la ciudad y que hace más dinero en una noche que su padre en un mes. Explica que en una escena aparece sobre un elefante. Una parte de la grabación que lejos de esa imagen inusual y cómica, le supuso algún que otro problema. "Ese día parecía mi cumpleaños, pero la subida de aductores por estar de pie durante una hora fue terrible", recuerda.
Clases de pinchadiscos
Monner apaece en gran parte de la serie esnifando cocaína. Explica que durante el rodaje tuvieron un gran problema. recrear la cocaína. "Usamos lactosa en polvo, pero teníamos dos sueros porque una compañera era alérgica a la lactosa". Además, ambos actores tuvieron que asistir a clases con un pinchadiscos de la época para calcar sus gestos.
"Me ha ayudado un dj para pinchar, nos acompañó durante todo el rodaje, en su casa aprendimos a pinchar e incorporamos las manías que tenía en su época", explica Monner. Una de ellas es, por ejemplo, "medir con la mano la distancia entre vinilo y plato". Por otro lado, Gómez detalla que los códigos de aquella época priorizaban el movimiento "horizontal de las manos" y no en vertical como ocurre ahora en las discotecas: "Antes no se levantaban las copas", culmina.