No han hecho un gesto de consenso en 4 años y no lo harán ahora

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, hizo ayer un llamamiento a la serenidad ante la intromisión del Tribunal Constitucional en el legislativo, tras la suspensión de la tramitación parlamentaria del mecanismo para desbloquear la renovación judicial, lo que ha provocado una crisis institucional sin precedentes.

Serenidad y firmeza para tomar cuantas medidas sean necesarias para poner fin al bloqueo del Partido Popular, dijo también Pedro Sánchez. En la otra cara, el PP, Alberto Núñez Feijóo, que siempre encontrará nuevos pretextos para seguir bloqueando. Aunque realmente les da igual, no piensan hacer ningún gesto para el consenso, no lo han hecho en más de cuatro años y no lo van a hacer ahora. Es más, cuando parecía que Feijóo estaba a punto, la presión de los propios le pudo y abortó la posibilidad del acuerdo.

Hoy volverán a verse las caras Feijóo y Pedro Sánchez, será en la sesión de control al Gobierno en el Senado, por la tarde. Por la mañana, dentro de una hora, hay sesión de control en el Congreso. Ya se imaginan ustedes el ambiente. Un PP envalentonado, a pesar de ser el responsable, primero, del bloqueo judicial, y ahora de la crisis institucional que está viviendo este país. Y un PSOE que tiene que encontrar la salida al bloqueo y esta vez tiene que hacerlo bien, por el procedimiento pertinente, que no deje ningún resquicio por donde se puedan colar aquellos que no quieren que nada cambie.

Y tendremos ocasión de ver también si hay voluntad de serenar verdaderamente los ánimos. Las sesiones de control se han convertido, últimamente, en un espectáculo de cada uno para los suyos. Hoy, en el Congreso, se debería abordar la crisis abierta, pero con voluntad de encontrar soluciones. Y habría que hacerlo, citando al presidente del Gobierno, con serenidad, aunque para ello habría que tener una alta dosis de responsabilidad. Los hay que viven mucho mejor en los incendios y por eso no quieren sofocar las llamas, al contrario. Hoy veremos si el sentido común entra por las puertas del Congreso y el Senado.