Buscando focos

Madrid

Todos los homenajes serían pocos para un tipo que consigue tirar la sal y hacerse famoso en todo el mundo. También tiene unas carnes estupendas, o eso parecen, a las que desde hace unos años bañan oro para ponerle unos precios estratosféricos. Van muchas celebridades a su restaurante. Y allí se hace muchísimas fotos con ellos, muchísimos vídeos. Y este fin de semana, además nos dejó una gran lección, porque siendo él el protagonista de su negocio, apareció en el lugar de trabajo de uno de sus comensales, Leo Messi, para reclamar protagonismo. La escena fue viral y quien la pueda ver contemplará el patetismo de ella. Porque Messi, minutos después de ganar la Copa del Mundo, aparece siendo acosado, acosado por este cocinero para tirarse una foto con él y dar muestras de que lo conoce.

En estos mundos, en el mundo de los famosos, que lo son por sus tratos con otros famosos, un conocido es prácticamente un amigo. No existen los conocidos y si el famoso además lo es mucho, como en el caso de Messi, entonces, para ese famoso es su mejor amigo. La disonancia cognitiva a veces causa problemas. Resulta que no tenía otra cosa que pensar Leo Messi nada más terminar el Mundial en el señor que le puso un bistec en el plato hace cuatro años, que fue cuando realizó su visita al restaurante. El señor creyó que sí. Tiró del brazo, le pidió por favor. Messi le echó cuatro miradas asesinas. Al final creo que consiguió robar la foto. En fin, nuestro cocinero pensaba que Messi, cuando tiraba los penaltis, estaba creyendo o deseando algunas de sus famosas carnes. Y la ambición, la ambición universal que tenía este hombre justo en el momento en que todo el mundo miraba a la pantalla terminó, por lo menos a ojos de los espectadores, con un terrible plantón.