Tom Hanks: "Las actrices mayores no son parte de la fórmula matemática de Hollywood. Es injusto"
El actor protagoniza ‘El peor vecino del mundo’, una comedia dramática entrañable sobre la soledad, el sentido de comunidad y la necesidad de buscar afectos que dirige Marc Forster

'El Peor Vecino Del Mundo' con Tom Hanks (Photo by Carlos Alvarez/Getty Images) / Carlos Alvarez

Madrid
Es uno de los actores más queridos de Hollywood. O eso dicen. Se ha ganado la fama de señor afable y él también cultiva esa imagen con personajes bondadosos y pocos escándalos fuera de la pantalla. Tom Hanks es consciente de todo eso. “Bueno, no soy un idiota, no soy un tonto. Me levanto por las mañanas bastante contento y me gusta lo que hago. He tenido mucha suerte. Cuando empecé a trabajar como actor, el tipo que me contrató para un Festival de Shakespeare, me dijo, la verdad es que no puedo pagarte mucho. Lo cual era cierto. Pero me dijo que podía darme algo que tiene un valor incalculable y es la experiencia real de trabajar en el teatro profesional. Fue increíble, aprendí muchísimo del trabajo en equipo. No tenías por qué gustarle a todo el mundo, pero tenías que respetar su ética de trabajo. El deber de un actor es presentarse a trabajar, llegar puntual y ser respetuoso con los procesos de todos, conocer el guion y trabajar con lo que los demás te dan. Si eso es ser amable, genial, lo aceptaré”, responde entre risas.
El actor ha pasado por Madrid para presentar ‘El peor vecino del mundo’, nueva película que protagoniza y produce. La historia es una adaptación de ‘Un hombre llamado Ove’, la novela superventas de Fredrik Backman que ya fue llevada al cine en 2015 por el sueco Hannes Holm. Aquí Ove es Otto, un viudo cascarrabias y depresivo que ha perdido las ganas de vivir y se dedica a controlar de forma obsesiva los quehaceres del barrio. “Tiene gracia, ya he oído esa comparación, la del viejo malhumorado al que no le gustan los inmigrantes que se mudan al vecindario. Lo entiendo”, dice sobre las similitudes con la premisa del ‘Gran Torino’ de Clint Eastwood. En este caso los que llegan son una pareja mexicanas, sus dos hijas y un tercero en camino. “Lo que vi en el personaje de Otto es alguien con una crisis de fe en el futuro. Ha sufrido muchas pérdidas en su vida, no tiene carrera profesional, su esposa falleció, no tiene familia propia. No está enfadado con el presente que le toca vivir, sino con el futuro que le espera”.
El personaje va renaciendo poco a poco gracias al humor y los cuidados de los nuevos vecinos, especialmente de la mujer, interpretada por Mariana Treviño. La actriz utiliza con gracia los clichés -la comida, el carácter abierto, el descaro…- para ir ablandando a un viejo gruñón al que cada vez se le hace más cuesta arriba quitarse de en medio. La película conecta, desde ese tono empalagoso, con muchos temas actuales y el estado de ánimo de la sociedad pospandémica. Uno de ellos es, por supuesto, el trato a los inmigrantes mexicanos tras años complicados por las soflamas de Donald Trump. “Estados Unidos es una tierra de inmigrantes. Y voy a citar a Bono de U2 cuando dijo que si haces una prueba de ADN, encontrarás sangre de gente de Escandinavia, el África subsahariana o Asia. No hay ninguna prueba de ADN que diga que eres de Estados Unidos, a menos, por supuesto, que seas un nativo americano. El 98% de los estadounidenses se componen de algo que no es estadounidense. Y eso es ciencia. Es algo incontestable y creo que también dice mucho de nuestro país. Hay todo un movimiento político que dice que eso es malo para Estados Unidos. Y no lo es, en realidad, nuestra fuerza reside en la diversidad”, defiende Tom Hanks, actor comprometido que ha participado en actos de los demócratas.
La familia de propio actor vino de Alemania e Inglaterra, y la de su mujer, la productora Rita Wilson, de Grecia y Bulgaria. Lo que sí tiene interiorizado Tom Hanks como americano ejemplar es el discurso de la meritocracia, de la tierra donde todo es posible vengas de donde vengas. “Si trabajas y crías bien a tus hijos, si aprendes a leer, si eres honesto y pagas tus impuestos y obedeces las leyes, ¿adivina qué? Puedes ser estadounidense. Ni siquiera tienes que haber nacido aquí. Siempre tenemos espacio para gente que sigue las normas y hace las cosas bien”.
La inclusión de estos inmigrantes mexicanos es uno de los cambios respecto al texto original. En el caso sueco, procedían de Oriente Medio. La otra variación es la inclusión de sopetón en la película de un chico trans, cuya trama resulta impostada. “Hay que reconocerlo, no finjamos, hay cierto impulso que puede resultar forzado por incluir a todos los grupos. Dicho esto, en la novela original el personaje era gay, eso fue hace diez años. Podía resultar creíble que tu padre se enfadara contigo pro ser gay. Hoy en día, no tanto. Es más creíble que te echen de casa porque le digas a tus padres que eres trans. Es verdad que hay esta filosofía de ser inclusivos y que se está haciendo un esfuerzo muy muy grande, lo importante es cómo de evidente sea y cómo de creíble”, admite Hanks.
Después del coronavirus y el confinamiento, donde tantas personas se han replanteado su modo de vida, la película también muestra la necesidad de generar comunidad y de crear redes de afecto ante la soledad, una de las epidemias que afecta a EEUU en palabras del propio actor. La soledad y los cuidados están en el centro de esta historia que retrata cómo el trato a los ancianos es cada vez más cruel y deshumanizado por parte de su entorno y de un capitalismo, personificado aquí en una inmobiliaria, que quiere desahuciar a un viejo matrimonio. Esa relación con los mayores se puede extrapolar al oficio de actor, y especialmente de actriz, en Hollywood. "Hay, sin duda, una diferencia entre las oportunidades que se ofrecen a las actrices y a los actores a medida que envejecen”, se arranca Hanks midiendo cada palabra.
“Esto se debe a que los papeles están solo escritos para actrices de cierta edad. Y además a menudo en las películas de Hollywood, a los hombres de mi edad siempre intentan casarlos con mujeres con 30 años menos, como si acostarte con una mujer joven fuera tu máximo logro en la vida. Si miras también la moda o las redes sociales, ves que hay una discriminación por la edad, a medida que las mujeres envejecen, su valor en el mercado de alguna manera disminuye. Tal vez no sucede tanto entre guionistas u otras artistas pero es verdad que las actrices tienen menos oportunidades ¿Y de dónde viene eso? Yo todavía puedo interpretar perfectamente al presidente de los Estados Unidos, y hay grandes actrices como Glenn Close y Meryl Streep, pero es verdad que desde un punto de vista comercial, desde quien paga a lo que se espera, hay una gran diferencia. Las actrices mayores no son parte de la fórmula matemática de Hollywood ¿Es injusto? Por supuesto”, expresa el actor citando a su propia mujer.
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Rita Wilson es productora de ‘El peor vecino del mundo’ y compone la canción de la película. El proyecto ha acabado siendo bastante familiar porque uno de los hijos del matrimonio, Truman, interpreta al personaje de Hanks de joven. “Yo creo que lo eligieron porque buscaban a alguien que se pareciera a mí, con 26 años si te fijas en una foto somos exactamente iguales. Cuando yo tenía 26 años era el tío más ruidoso de la sala, me encantaba llamar la atención, ser el tipo más gracioso. Truman ha sido muy valiente porque era difícil interpretar a esta versión joven de mí, te apellides como te apellides”, cuenta el actor sobre cuánto hay de su yo joven en el personaje.
También bromea con la presencia de la familia en la película el director Marc Forster, responsable de esta adaptación cuyo guion firma David Magee, autor de los libretos de ‘La vida de Pi’ o ‘Descubriendo nunca jamás’. “Creo que va por oleadas, de repente hay más películas basadas en ideas originales y otras veces más adaptaciones. Va fluctuando. Creo que el libro de Fredrik Backman es universal, shakesperiano, es un clásico. Es una historia que es importante compartir con el mundo, como pasa con Shakespeare que siempre puede ser original. Pero también hay que decir que cada vez es más difícil hacer películas que no estén basadas en libros o en alguna propiedad intelectual, no tanto porque carezcamos de ideas o falten ideas, sino porque cada vez es más duro que sean financiadas”, admite el realizador sobre la tendencia conservadora de Hollywood a impulsar un cine medio comercial frente a los remakes, los superhéroes y las secuelas. El director, cuya variada filmografía va de ‘Guerra Mundial Z’ a ‘Monster’s Ball’, aprovecha el encanto y el carisma de Tom Hanks en esta comedia dramática con mensaje esperanzador y espíritu demasiado navideño. “Me encantan todos los géneros y siempre me han inspirado cineastas como Billy Wilder o Howard Hawks. Me gusta ver películas de Hollywood, me gusta ver películas de Buñuel, me gusta contar historias al fin y al cabo y entretener. Y he disfrutado haciendo esta especie de dramedia, es difícil encontrar encontrar ese equilibrio, y ahora me parece importante que la gente se pueda reír”, concluye.

José M. Romero
Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...




