Solidaridad en época navideña
Los investigadores afirman que ayudar al prójimo es un rasgo de la personalidad

Un grupo de personas multi-étnicas juntan sus manos en señal de solidaridad. / melitas

Hay un sentimiento solidario alrededor de la época navideña que recibe el nombre de 'espíritu de la Navidad', pero ¿por qué somos solidarios?, ¿tiene algún efecto en el cerebro?
La mayoría de las personas alguna vez han experimentado la satisfacción de gastar dinero en otra persona, ya sea a través de un regalo o un donativo o incluso haciendo un favor. Según la revista Investigación y Mente, un equipo internacional de psicólogos relaciona el gasto generoso y la felicidad como un fenómeno válido en todo el mundo, incluso en países empobrecidos.
Esta conclusión vino a través de la encuesta que hizo la investigadora Lara Aknin a 200.000 personas adultas de 136 países preguntando acerca de la generosidad a través de donativos y si había relación con su felicidad. Entonces siguieron investigando y pidieron a personas al azar de Canadá y África del Sur que escogiesen una bolsa sorpresa para sí mismos o para un niño enfermo que no conocían y estaba hospitalizado en su localidad. Indistintamente de los ingresos de cada persona, las personas que escogieron regalar al niño se manifestaban más felices.
Los investigadores afirman que donar es un rasgo universal de la personalidad y que la donación es mucho más espontánea que la codicia, porque la codicia requiere mucha más capacidad para pensar. Por otro lado, Aknin opina que regalar genera buenos sentimientos, de la misma forma que la comida y el sexo: nuestro cerebro tiene un sistema de recompensa inmediata ante algunas conductas que son naturales en el ser humano porque contribuyen a nuestra supervivencia.
En el fondo las persona son animales sociales que se necesitan los unos a otros, por lo que esta actitud puede resultar una estrategia adaptativa del cerebro. Según esta teoría todas las personas deberían ser solidarias, pero no es así.
La revista Muy interesante define dos tipos de personas: prosociales e individualistas. Los primeros trabajan por su beneficio, pero también quieren que el resto tenga recursos similares. Los individualistas, por lo contrario, prefieren lo máximo para ellos y que el resto se apañe con lo que quede. A las personas prosociales no les gustan los escenarios injustos y responden de forma coherente mientras que las decisiones de las personas individualistas no se ven influidas por lo justa que fuera la situación. Sin embargo, los investigadores descubrieron que las personas prosociales mostraban rechazo a la desigualdad.
La sociedad parece demostrar que cuánto más tiene una persona, más codiciosa se vuelve. A raíz de un experimento social, se ha tratado con varias personas en situación de mendicidad para demostrar que suelen ser las más solidarias. Por lo contrario, aquellas personas que más tienen tienden a ser más egoístas.
La investigadora Alexia De la Morena explica que el cuerpo humano fomenta elevadas cantidades de hormonas relacionadas con la vinculación afectiva como la oxitocina y altas dosis de neurotransmisores del placer y de la felicidad como la dopamina, la serotonina, la adrenalina o las endorfinas al experimentar situaciones en las que ayudamos al prójimo.




