El papa emérito Benedicto XVI ha fallecido este sábado a los 95 años de edad. Después de que el papa Francisco alertara sobre su estado de salud hace unos días y pidiera rezar por él, finalmente ha muerto. Joseph Ratzinger, de origen alemán, fue el primer pontífice en abdicar de su cargo tras los casos de pederastia que le salpicaron durante su ejercicio y también el primero en pedir perdón a las víctimas, y abrir investigaciones. El doctor en filosofía y sacerdote, Pablo Blanco, ha atendido a la Cadena SER para dar algunas claves tras la muerte del papa emérito. Blanco escribió la mayor biografía de Benedicto XVI en castellano y considera que el hecho de que sea la primera vez que fallece un papa emérito cambia «en parte sí y en parte no» la situación del Papado. «El gesto de una renuncia es un signo revolucionario y este cambio de planes es romper un poco el sacro, romper los esquemas. Pero, por otro lado, en los actos que hay después de la muerte de un papa va a ser parecido. Se esperaba a que se nombrara un nuevo papa y este era el que celebraba la misa por el predecesor. En este caso, tenemos al papa Francisco que puede celebrar ese funeral», ha explicado. Asimismo, Blanco ha recordado la convivencia entre Benedicto XVI y el papa Francisco como una relación de cordialidad y de amistad. «Francisco iba frecuentemente a visitarle en la casita de los jardines del Vaticano y ahí tendrían sus conversaciones, hablarían de lo humano y lo divino, y se llevaba bastante bien», ha señalado. «Me gustaría recordar que a veces se contraponen los dos papas, pero hay diferencias: uno, es alemán y otro argentino, las diferencias son claras, pero hay una gran sintonía. Yo suelo decir que el magisterio del papa Francisco es como el de Benedicto, pero en frases más cortas y más claras», sostiene. Si algo marcó el Papado de Benedicto XVI fueron los casos de pederastia. «No ha sido un tiempo fácil, en 2001 saltó este escándalo y fue el mismo papa quien llevo las competencias a Roma para afrontarlas, porque no se habían acometido con la suficiente decisión y cuando llega al Pontificado, esto sigue adelante con más vehemencia o más profundidad. Está el caso Marcial Masiel o de otros sacerdotes, u obispos, que fueron suspendidos por ocultamiento o colaboración, o por perpetrar ellos mismos estos crímenes, y con Benedicto ha empezado la operación limpieza en la Iglesia, y ha seguido con Francisco», concluye. Asimismo, el catedrático de Derecho Eclesiástico del Estado en la Universidad Pablo de Olavide y exdirector General de Asuntos Religiosos en el último Gobierno socialista, José María Contreras, ha calificado de «momento histórico» la renuncia de Benedicto XVI en 2013. «Fue consciente de que esos problemas iban estallando uno tras otro y se sintió incapaz de poder solucionarlos, y lejos de la tradición de que un papa moría en el cargo, prefirió dar un paso al lado, cesar y que nombraran a un nuevo papa», ha comentado en la SER. Contreras destaca que Benedicto XVI fue «el primero que pidió perdón a las víctimas y hay que resaltarlo». Sin embargo, también señala que fue «acusado de no haber hecho o reaccionado cuando se cometieron actos en su diócesis, por tanto, es un poco contradictorio en ese sentido». Además, el catedrático asegura que el papa Francisco ha supuesto una evolución, «un cambio muy importante dentro de la Iglesia católica, no solo por las cuestiones de pederastia, sino por otras cuestiones económicas». «Es curioso porque en 2013 todo el mundo predecía que iba a ser incómoda la convivencia, que iba a ser su sombra o iba a estar presente y no ha sido así», sostiene. «El papa Benedicto ha tenido un gesto de humildad, se ha retirado y aunque ha sido convocado y ha sido utilizado su nombre, él no ha estado presente y ha estado al lado del papa Francisco, incluso como asesor», concluye.