El Atlético de Madrid sufre como antaño para pasar a octavos
Ante un peleón Oviedo, los de Simeone mezclaron sufrimiento con eficacia para asegurarse el pase en Copa del Rey (0-2)
No fue el partido más brillante, pero sí fue uno que sirve para seguir aumentando la confianza del grupo. Y, por supuesto, para que siga creciendo Pablo Barrios. El Atlético de Madrid venció al Real Oviedo en el Carlos Tartiere (0-2), cerrando su pase a los octavos de final de Copa del Rey. Juntando tramos de sufrimiento con la eficacia que tenían hace una década, los de Simeone afrontan su prueba de fuego ante el Barça yendo por el buen camino.
Pablo Barrios sigue creciendo
El Atlético de Madrid lleva demasiado tiempo buscando reencontrarse con su pasado, tratando de encontrar la fórmula con los cimientos de aquellos primeros años con Simeone. Es lo que prometieron hacer en su vuelta del parón por el Mundial, y, polémicas con Joao Félix aparte, lo estaban consiguiendo. El examen del Carlos Tartiere ante un histórico como el Real Oviedo parecía ser idílico para seguir por esa senda melancólica, yendo a visitar en Copa del Rey un campo que antaño no era tan asequible como debía serlo hoy. Pese a ello, los Carbayones, mirando con recelo lo que hicieron sus rivales de Gijón, también querían transportarse a esos tiempos en los que estaban en la élite. Los rojiblancos empezaron bien, pero rápidamente su nostalgia cholista se vio superada por el empuje local.
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Quizás fuese el defender cerca del área o ese aquel que solo da el sufrimiento, pero el Atlético de Madrid ya se empezaba a ver como antes. Así, mientras el Tartiere se venía arriba soñando con lo que un día fue, los colchoneros hicieron lo que mejor se les daba. En una jugada velocísima, Griezmann hizo bueno un balón llovido del cielo. De primeras, sin esfuerzo, encontró el desmarque de Marcos Llorente. El español, con un remate diametralmente opuesto con la estética de la asistencia, batió a Tomeu Nadal. Este sí que era el Atlético de Madrid de Simeone, el que encajaba golpes y te sentenciaba con una genialidad. El Oviedo siguió intentándolo para regresar a su fantasía vintage antes de finalizar la primera parte, pero se veían atrapados en ese baile hipnótico que tenían sus rivales hace una década.
Real Oviedo 0-1 Atlético de Madrid: Gol de Marcos Llorente
La segunda parte continuó con la misma línea: sin excesos y compitiendo. Seguían existiendo esos errores habituales que tantos puntos habían costado en los últimos años, eso sí. Y es que, si no lo hiciesen, Simeone habría hecho un milagro con el espacio-tiempo. El Oviedo, como no podía ser de otra forma, se aferraba a esos fallos, los únicos que abrían la puerta a una hipotética remontada. Pese a ello, una vez más, se impuso la lógica cholista: cuando más sufres en el partido, más peligroso eres. Con los asturianos volcados, otra genialidad entre los jugadores con mejor pie se encontraron para cerrar el partido. Griezmann filtró el balón, Reguilón sirvió de apoyo para encontrar a Correa en el área y el argentino terminó habilitando a Pablo Barrios. El joven definió con clase, marcando su primer gol con los mayores. Su bautismo de fuego había llegado de la forma más cholista posible. Ya está bendecido, y así se lo hizo saber la afición visitante.
Real Oviedo 0-2 Atlético de Madrid: Gol de Pablo Barrios
Así, pasando los minutos poco a poco ante un noble Oviedo, se decretó la tercera victoria seguida de los rojiblancos desde que volvió el fútbol de clubes. Prometieron cambiar, y van por el buen camino de hacerlo. El problema, quizás, es que no han tenido aún esa prueba de fuego tan necesaria ante un grande. Por suerte o por desgracia, el Barça espera este fin de semana, así que poco queda para salir de dudas sobre lo visto hoy en el Tartiere. Pudo ser un espejismo o un ansiado viaje al pasado, pero, sea como fuere, es la senda que quiere recorrer el Atlético de Madrid.
Víctor Diéguez
Periodista según la UCM. Pasión por el deporte...