Un gris Real Madrid con un gran Courtois pasa a la final de la Supercopa

Si la Supercopa llegó a Arabia prometiendo grandes partidos, en el primero ha fallado a su promesa. Aunque es cierto que el ambiente en el estadio no ayudó, la semifinal entre Real Madrid y Valencia no dio el callo hasta la prórroga. Tras la tanda de penaltis, los Ancelotti vencieron a unos combativos valencianistas (1-1, 4-2 en los penaltis) en un partido marcado por los aciertos de los porteros de ambos partidos. Con ello, el Real Madrid espera rival para revalidar el título que ya consiguieron en la pasada temporada.

Courtois y Mamardashvili dan color a un partido gris

Riad, por mucho que haya llegado Cristiano Ronaldo, no destaca por su ambiente futbolero. El pistoletazo de salida de la Supercopa de España fue la consumación de este hecho, con un estadio lejos del lleno y la atmósfera de un partido de pretemporada. Por destacar, solo destacó el morbo del saludo entre Ancelotti y Gattuso. Las imprecisiones de ambos equipos no ayudaban, provocando que los espectadores se preguntasen si, pese a las fechas, estos partidos tras el Mundial de Qatar eran del mes de agosto. Aun así, no hay equipo que pase más y mejor de 0 a 100 en el mundo del fútbol que el Real Madrid. Sin mirar el calendario y aislándose del ambiente, comenzaron a minar el ímpetu de este joven Valencia.

El monólogo era cada vez más evidente, y Cavani se desesperaba en la delantera. Pese a ello, esa bipolaridad juvenil del Valencia pronto le iba a dar una alegría. El uruguayo atraía toda la atención de los centrales madridistas, dejando que sus compañeros fluyesen a su alrededor. De un momento a otro, los de Gattuso comenzaron a rondar el área de Courtois. El problema era el de siempre: que es la zona del belga. Con sus paradas, los de Ancelotti capearon el temporal y comenzaron a observar a su rival. Los balones directos le hacían mucho daño a la zaga valencianista, y necesitaban estirar el equipo. Así, entre tanto optimismo de sus contrarios, Militao se disfrazó de Beckenbauer para buscar en largo a Benzema. Comert, desesperado, hizo penalti. El francés, por su parte, no falló, poniéndole la guinda a una buena primera parte en lo particular. Con ello, una vez más, el Real Madrid salía reforzado de la adversidad en un partido de eliminatoria.

No le iba a durar mucho la alegría a los de Ancelotti, eso sí. Camavinga se quedó en el vestuario después de que le perdonasen la segunda amarilla en los primeros 45 minutos, dando entrada a Luka Modric para intentar tener más control del partido. Ni 30 segundos tardó el croata en ver como empataba el Valencia mediante Samuel Lino, receptor de un pase tremendo de Toni Lato. Tanto para unos como para otros, ese gol era el borrón y cuenta nueva en el partido, comenzando ambos desde la casilla de salida. Lo único malo es que, uniendo todas las piezas que daban forma al encuentro, este parecía destinado a ir a la prórroga.

El Valencia fue el amo y el señor del control del partido en la segunda mitad, lidiando con las lesiones que había en ambos bandos. Y es que esta semifinal, por parecerse a la pretemporada, tenía hasta esas molestias físicas tan típicas de principio de temporada, dejando fuera del partido a Samuel Lino, Lucas Vázquez y Militao. Pese a ello, todo el mundo en el estadio sabía que estaba por venir ese momento en el que el Real Madrid se cansa de recibir golpes para comenzar a atosigar a su rival. Y, como siempre, cuanto más al límite, mejor. Benzema seguía siendo el más activo de todos los de blanco, intentando enchufar a sus compañeros para ese arreón final. Esa última intentona llegó, pero fue más tímida y descafeinada que de costumbre. Por suerte para el Valencia, Mamardashvili paró el remate de Vinicius. Había tiempo extra en la Supercopa de pretemporada de Riad.

La prórroga trajo la agitación necesaria para el partido. El cansancio abrió la caja de Pandora, convirtiéndose el partido en un correcalles tremendamente entretenido en el que el meta georgiano de los de Gattuso continúo en la línea del final del partido. Cada vez tenían menos piernas los de Mestalla, pero se aferraban al portero tal y como hizo el Real Madrid en los primeros compases. Luego, poco después, se ve que Courtois no se quería quedar atrás. El belga volvió a marcar territorio parando un mano a mano al joven Fran Pérez, decretando que el partido era tan de pretemporada como de cancerberos. Visto que era imposible superarles, ambos equipos enterraron el hacha de guerra y optaron por ir a la tanda de penaltis. A ver si, al menos, desde los 11 metros los gigantes no se veían tan grandes.

Cavani y Benzema, acostumbrados a este tipo de situaciones, no fallaron. Clínicos, engañando al portero, y sin darle importancia a lo extraordinario, continuando su rutina de killers. Luego llegaron los problemas para el Valencia. Mientras que en el Madrid tiraban leyendas, en el Valencia lo hacían jugadores inexpertos en estas situaciones. Comert, protagonista por lo negativo de la primera mitad, mandó el balón por encima del larguero; y José Luis Gayá hizo lo mismo ante un enorme Courtois. Un día más, la misma historia. Da igual que estén volviendo de vacaciones o en un mal momento, porque el Real Madrid siempre hará lo mismo.