"Dejadnos en paz": la escritora Lara Moreno recuerda las "coacciones" que recibió antes de abortar en noviembre de 2020

Madrid

"No sé mucho de embarazos". Esta fue la respuesta de Juan García-Gallardo a una periodista que, en rueda de prensa, le preguntaba sobre los plazos en los que se desarrollaría la ecografía en 4D para que las madres que han decidido abortar escuchen "el latido del corazón del bebé". Esta prueba es una de las medidas anunciadas por el vicepresidente de la Junta de Castilla y León que se incluirá en un paquete que pretende prevenir abortos en la comunidad autónoma.

El líder de Vox en Castilla y León explicó que, entre las decisiones, se encuentra la creación de un protocolo para derivar a unidades de salud mental a "las mujeres que lo requieran". Tras las polémicas suscitadas, la consejería de Sanidad se ha desmarcado rotundamente de las palabras de un García-Gallardo que, ante los medios de comunicación, destacaba el acuerdo entre ambas partes del ejecutivo regional.

Entre las respuestas más compartidas se encuentra la de la escritora Lara Moreno. Este viernes firma en El País una columna que lleva por título Latido. La autora de 'La ciudad' (Lumen) reflexiona desde su propia experiencia y es que hace un año contaba en ese mismo espacio cómo vivió el aborto al que se sometió en noviembre de 2020. Tras "un mes llena de dudas y angustia".

Recrea una cita médica de una mujer que, como ella, ha atravesado un mar lleno de dudas hasta esa decisión. En esa conversación ficticia con el sanitario, explica cuál es su deseo. El profesional intenta coaccionarla con cuestiones morales por las que ella ya ha pasado durante su periodo de reflexión. Y dice basta, porque el aborto no es un lujo sino un derecho por el que, por ejemplo, luchó Federica Montseny en 1936.

"Dejadnos en paz"

"Este texto nace de las tripas de todas", explica Moreno. Más que una columna es una voz de auxilio ante la desesperación y el cansancio. "Dejadnos en paz de una vez, es lo único que dan ganas de decir", comenta al dirigirse a los detractores de esta acción.

Únete al canal de WhatsApp de la SER

Sobre las palabras de García-Gallardo señala que el vicepresidente, al que se refiere como "este señor", ha tenido "la ocurrencia de proponer que los médicos estén obligados a disuadir a las mujeres". Señala que el aborto "no es un derecho que se ejerza con total libertad", ya que las mujeres "no podemos abortar en muchas ciudades y hospitales públicos de España". "Te derivan a clínicas concertadas donde te coaccionan", explica.

"Nadie evita esa coacción"

Comenta que, en su caso, le preguntaron "después de una ecografía" por cuestiones sin conexión en ese preciso momento. "Me preguntaron cuánto había pesado mi hija al nacer, que lo hagan nueve años después no es del todo relevante si has ido a interrumpir tu embarazo", señala. Más allá del debate público, se centra en que la lucha debe dirigirse, también, hacia estas presiones. "Lo que nadie hace es evitar esa coacción", apunta.

"Nuestro derecho sigue estando en peligro, aunque esta ocurrencia no vaya adelante genera una hipocresía de confesionario que ha vivido en nuestro país durante muchísimo tiempo", reflexiona. Termina hablando sobre el aborto como un derecho sin garantía universal, ya que, hay casos, en los que se "practican en consultas privadas". Una situación que, apunta, está lejos de terminar. "Así seguirá siendo, seguirán tutelando a mujeres que no tengan recursos, las que pueden pagarlo se saldrán del sistema público", culmina.

¿Qué ocurre en EEUU?

Esta polémica se produce meses después de que el Tribunal Supremo derogara el derecho al aborto en Estados Unidos. La corresponsal de la SER, Sara Canals, explica que "como era de esperar" la decisión del Supremo "alentó a muchos estados a prohibir esta práctica". Ya son 13 estados, "sobre todo del sur" los que se han acogido a ese fallo.

Señala que en Georgia, pro ejemplo, "es ilegal a las 13 semanas". Esto ha generado que muchas mujeres americanas acudan a otros estados donde esta práctica es legal. "En la práctica vemos a mujeres que abortan en otros estados como California, quienes pueden costearlo, claro", apunta. Además esta decisión ha condenado algunas clínicas al cierre o que, alternativamente, la FDA haya impulsado "una norma que permite ofrecer píldoras abortivas".