El entierro del último rey de Grecia, de Constantino II, nos ha dejado una imagen inesperada: la del rey Felipe VI y su padre dándose dos besos y un abrazo. Desde la marcha del emérito a Abu Dabi, la Familia Real ha guardado las distancias y ha evitado al máximo los encuentros entre el rey actual y el anterior. Ha querido transmitir "una distancia entre padre e hijo insalvable", como señala la periodista Ana Pardo de Vera, coautora de La armadura del rey: Un relato explosivo sobre la situación actual de la monarquía española. Pero ahora, dice la periodista, toca pensar en la gestión del futuro. El rey emérito ha cumplido este mes 85 años y, aunque no presenta problemas de salud, Pardo de Vera cree que hay que tener listo un plan: "Si el rey emérito muere en Abu Dabi tendrán un problema, porque él sigue siendo rey y tendría que tener un funeral de Estado. Además, diría poco de Felipe VI que lo dejase morir en Emiratos Árabes".

Preguntada en El Faro por la posible vuelta del emérito España, Pardo de Vera descarta que sea en un futuro cercano: "Creo que volverá a España si tiene un problema serio de salud, que ahora mismo no tiene". La periodista recuerda que se intentó hacer un ensayo con su visita a Sanxenxo (Pontevedra) y que la experiencia no salió bien. "Él no es consciente de haber hecho nada", asegura Pardo de Vera.

El inicio del declive de Juan Carlos I

En El Faro dedicado al año 2014, la directora Corporativa y de Relaciones Internacionales de Público ha recordado cómo fue la abdicación de Juan Carlos I. La periodista sitúa como punto de inflexión el discurso de la Pascua Militar que dio ese año y en el que los españoles lo escucharon trabarse y titubear. Ella estaba allí cubriéndolo para el periódico, y creyó que el rey estaba sufriendo un problema de salud: "Pensaba que le estaba dando un derrame cerebral o algo así". Nada parecido. El rey había estado la noche anterior celebrando su cumpleaños en Londres y volvió a primera hora del 6 de enero para ir directo a dar el discurso.

Ana Pardo de Vera asegura que, después de aquello, nadie lo protegió. Seis meses después, anunció que abdicaba en favor de su hijo, el príncipe Felipe. "Esa no era su intención. Llegó a decirle a un ministro con el que coincidió que él moriría con las botas puestas", cuenta la periodista.