Así también se deterioran las democracias
Cuando parecía que había llegado el momento de actuar con la sanidad española, otras urgencias tomaron la delantera y nada se hizo
La joya de la corona de la democracia que empezó a resquebrajarse con los recortes salvajes de la Gran Recesión
Madrid
En España todavía hay memoria viva de lo que significó la Ley General de Sanidad de 1986, el Servicio Nacional de Salud, la transferencia a las autonomías y el despliegue de un verdadero sistema público y universal que llevó consultorios a todos los rincones y hospitales de referencia a una distancia razonable.
Hay tanta memoria viva de lo que había antes de eso —un sistema de cuasi beneficencia en buena parte del país— que rápidamente cuajó la denominación "joya de la corona de la democracia" para referirnos a un sistema público que llevó salud y dignidad a todos los españoles, vivieran donde vivieran y fuera cual fuera su condición social.
La joya empezó a resquebrajarse con los recortes salvajes de la Gran Recesión. A ese sistema deteriorado le cayó encima después una pandemia que dejó exhaustos a los profesionales, que suplieron con esfuerzo personal carencias estructurales.
Así también se deterioran las democracias
Y cuando parecía que había llegado el momento de actuar, otras urgencias tomaron la delantera y nada se hizo. El experto Fernando Lamata pedía esta semana en un artículo en El País un gran pacto de Estado entre las comunidades autónomas y el Gobierno central para revertir la situación. Y muchos pensamos: “Uf, imposible un pacto así en pleno ciclo electoral habrá que esperar un año”.
Un año. Y ahora busquemos la manera de explicárselo a quien lleva meses esperando una cita con un especialista, a quien no tiene pediatra para su niño o a la familia de ese joven de 23 años al borde del suicidio a quien le dieron cita en la sanidad pública de Madrid para enero de 2024. Así también se deterioran las democracias.