La gran ignorancia histórica de Feijóo

Sigue Algeciras consternada por el ataque del miercoles contra dos iglesias de la localidad que se saldaron con el asesinato del sacristán de una de ellas. Sigue consternada, sobre todo, porque Algeciras y todo el campo de Gibraltar, no ha tenido nunca un problema de convivencia, a pesar de que allí convive gente de múltiples nacionalices y de múltiples credos. Sus problemas nunca han sido por eso, al contrario, si los ha habido ha sido, a menudo, por la precariedad que afecta a toda esa zona, a la que parece que, administración tras administración, han dado la espalda. Nunca está el campo de Gibraltar entre sus prioridades, a pesar de que por su situación, por su puerto, podría tener una potencia económica que nadie ha sido capaz de fortalecer.

Pero nunca ha habido problemas por el origen de nadie. Y por eso ayer, desde Algeciras, y también desde la Junta de Andalucía, se hacía un llamamiento a la calma. El ataque del miércoles fue obra de un solo individuo y la investigación aclarará qué es lo que le movió a cometer tan brutal ataque. Ya está. Por eso la campaña, habitual, de la ultraderecha vinculando cualquier tipo de delincuencia con la inmigración, y en este caso estamos hablando de un asesinato, está del todo fuera de lugar, como lo está siempre. No hay que hacerles el más mínimo caso.

El problema está cuando este discurso, o uno muy parecido, se cuela entre las palabras del principal partido de la oposición, se cuela en una intervención de su líder, Alberto Núñez Feijóo, que acaba diciendo que "hace muchos siglos que no se ve a un cristiano matando en nombre de su religión, pero hay otros pueblos que tienen ciudadanos que sí lo hacen". Estas palabras, además de romper el tono de prudencia que había mantenido hasta ese momento su partido -ya habíamos escuchado a su número dos Cuca Gamarra o al presidente andaluz Moreno Bonilla- introducen una tesis que se desmarca de la unidad de todas las fuerzas políticas para hacer frente a la ultraderecha en un aspecto, la inmigración, en el que Vox siempre incide para conseguir más votos.

Feijóo ayer se equivocó completamente, y aunque después intentó matizar, su matización no se desmarcó del todo de lo que había dicho anteriormente. Feijóo aspira a gobernar y quien aspira a ello no debería expresar conclusiones de este tipo que, además, manifiestan una gran ignorancia histórica.