La angustia juvenil: sueldos precarios, precios disparados y vivienda inasequible

Dentro de una hora conoceremos como les ha ido a los precios en este mes de enero. Conoceremos si la inflación sigue su senda de moderación y sabremos si los precios de los alimentos han notado las medidas adoptadas por el Gobierno para intentar frenar su alza, sobre todo la bajada del IVA de algunos productos básicos de la cesta de la compra.

La semana pasada, si recuerdan, estuvimos hablando bastante de precariedad, hablamos de la ley de riders, de las negociaciones en Inditex, pusimos el foco en los salarios que permanecen, en muchos casos, prácticamente invariables a pesar de que el precio de la vida ha subido mucho. Una psicóloga nos contaba cómo son muchos los jóvenes que llegan a su consulta angustiados ante la posibilidad de tener que vivir en la calle. Así, literalmente, se lo cuentan.

Así que hoy hemos pensado que era un buen momento para mirar a otro sector cuyos escandalosos precios impactan directamente en la vida de la gente. De todos, pero especialmente, esta vez también, en la vida de los jóvenes. Les vamos a hablar hoy del precio de los alquileres. Como recordarán, el pasado mes de marzo el Gobierno impuso un tope del 2 por ciento, límite que está en vigor también este año 2023. Bueno, pues a pesar de este tope, los alquileres han subido de media un 8 por ciento, aunque hay lugares, hay ciudades, donde los precios se han disparado más de un 20 por ciento.

Sueldos precarios, precios de los productos básicos muy por encima de estos salarios, vivienda inasequible para quien gana estos sueldos, que son muchos. Es la combinación perfecta para la angustia de muchos jóvenes, y no tan jóvenes. El compartir piso en este país ya no es solo cosa de universitarios. Es la única salida para mucha gente que con un solo sueldo no puede hacer frente al pago de un alquiler.

Pero los jóvenes, sobre todo, entran en una espiral de sueldos bajos y alquileres muy altos y esto frena cualquier proyecto de vida, impide cualquier experiencia vital que corresponde a la edad que tienen y al momento que viven y esto, claro, se convierte en frustración y en ansiedad, se ven obligados a posponer su vida adulta y, lo que es peor, sin saber hasta cuándo.