La España que presenta Feijóo, maquillando y retorciendo cifras

El cara cara de ayer entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el líder de la oposición, Alberto Núñez Feijóo, en el Senado, tuvo como apertura el anuncio por parte de Sánchez de la subida del Salario Mínimo Interprofesional. El acuerdo con la patronal ha sido imposible, pero Ejecutivo y sindicatos pactaron un aumento del 8 por ciento, hasta los 1.080 euros, lo que se sitúa en la parte alta de la horquilla que sugirieron los expertos. Esto quiere decir que en los últimos cuatro años, con un gobierno de izquierdas, el salario mínimo ha subido un 47 por ciento. En toda la década anterior había subido solo el 22 por ciento.

Este es uno de los ejemplos que pudo esgrimir Pedro Sánchez en la tribuna del Senado para escenificar los dos modelos de España. El que plantea él y el que plantea Alberto Núñez Feijóo. Y no solo porque Pedro Sánchez ha decidido poner en el eje de su legislatura la lucha contra la desigualdad, el apoyo a los que menos tienen, y los impuestos extras a los que se beneficial de la crisis y a los que más tienen, sino también porque puede presumir de que los números le avalan en contraposición a la España que presenta Feijóo en la que este Gobierno es el último en todo, maquillando, cuando no retorciendo, las cifras que favorecen al ejecutivo.

El 'todo va mal' de Feijóo, frente a 'lo estamos consiguiendo' en el peor contexto de Sánchez. El presidente acusó a Feijóo de tener un plan para debilitar el estado del bienestar y Feijóo acusó a Sánchez de deslegitimar a los presidentes autonómicos con plenas competencias sobre los pilares de ese estado del bienestar. Y así todo, no solo dos modelos de gestión, sino también dos modelos de la realidad, y esto es más preocupante, porque realidad solo hay una, y esta dice que la gestión de Pedro Sánchez en materia económica, sitúa a España, aunque con algunos peros, en la buena senda de la recuperación. La víspera del debate era el FMI el que decía que España liderará el crecimiento de la eurozona.

Pero es que, claro, estamos en pre campaña electoral, lo que, por otra parte, parece el estado natural en nuestro país, y como en este periodo todavía no están ni tasados ni previstos los debates electorales, las sesiones del Senado se convierten en el escenario perfecto para confrontar los dos modelos. Sánchez le ha cogido el gusto y a Feijóo no le queda otra opción que exponerse a ello.