La preocupante reflexión de tres médicos españoles: "No conozco ningún equipo en el que no haya alguien de baja"
La pandemia ha supuesto la puntilla para muchos médicos, como Tamara. Irse fuera de España a trabajar es la opción que eligió Eduardo y Sandra tomó una decisión mucho más drástica: dejar de ejercer la Medicina. Los tres reflexionan sobre las carencias del sistema
La preocupante reflexión de tres médicos españoles: "No conozco ningún equipo en el que no haya alguien de baja"
03:46
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1675256714504/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>
Madrid
Los sanitarios españoles han dicho basta. Llevan meses diciendo que no pueden más, que están exhaustos tras jornadas llenas de pacientes a los que apenas pueden dedicar tiempo, un sueldo que no está a la altura del servicio que prestan y contratos precarios que les hace vivir con una incertidumbre continua. Aunque muchos de los problemas son endémicos, hay algunas diferencias notables en cada comunidad autónoma. En Navarra solo se tarda dos días (de media) en tener consulta con el médico de cabecera mientras que en la Comunidad Valenciana hay que esperar una semana pero hay algunos centros de salud donde se retrasa un mes. Si hablamos de especialistas, en La Rioja se tarda en ver al médico un mes pero en Aragón y Canarias el tiempo medio de espera supera los cuatro meses.
La sanidad española, la llamada "joya de la corona de la democracia", no tiene buena salud y Madrid y Cataluña son las comunidades que tienen el termómetro más caliente y que registran más seguros privados. En otras regiones los sanitarios ya han llegado a acuerdos que satisfacen —en parte— sus necesidades. Murcia contratará mas de 100 médicos, Aragón incrementará un 25% el presupuesto en sanidad y Extremadura ha propuesto un aumento salarial del 10%, por ejemplo, pero la propuesta de Ayuso sigue sin contentar a los médicos madrileños y en Cataluña las negociaciones seguían encalladas hasta este mismo martes por la noche. El departamento de Salud de la Generalitat y el sindicato Metges de Catalunya llegaron a un acuerdo y desconvocaron la huelga de tres días que iba a comenzar este miércoles, como sucederá en Navarra y Madrid. La lucha de los sanitarios continúa y piden apoyo de la sociedad, que tanto les aplaudió en pandemia, el detonante de esta situación extrema que atraviesa el sector.
/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisaradio/JS44LX5DPN5LWSZ5JTOTH444GU.jpg)
La pandemia, la puntilla
Tamara es médica y trabaja en varios pueblos del Baix Llobregat. En zonas semirurales como esa, el papel de la Atención Primaria es fundamental. El médico de familia no solo conoce las patologías de sus pacientes, sabe también dónde vive, cómo y con quién, incluso puede que sepa también el nombre de sus nietos o sus aficiones. Pero llegó la pandemia y sus llamadas telefónicas. También las jornadas de interminables y la burocracia para tramitar bajas sin parar. En un primer momento, durante el confinamiento, Tamara se ofreció voluntaria para ayudar en las residencias: "Fueron meses muy duros pero también muy gratificantes a nivel humano. Echábamos muchísimas horas extra, 2, 3 ó 4 horas más en tu jornada cada día y eso pasa factura física y mentalmente. Recuerdo una vez que tuve que salir a la calle, quitarme el EPI y vomitar. Yo no tenía la sensación de estar nerviosa pero al final tu cuerpo reacciona".
Cuando terminó el trabajo en las residencias, volvió a su trabajo habitual. El shock fue tremendo: "Me encontré con una Primaria que no tenía nada que ver con la que yo había dejado. De estar con un trato cercano con el paciente, dedicándole el tiempo que necesite... pasé a no ver a nadie, a hacer lo que podía por teléfono con muchísimas dudas y muchos protocolos que iban cambiando cada dos por tres. En el mismo día, a veces el protocolo era de una manera por la mañana, a las dos horas había cambiado y por la tarde era otro diferente", recuerda. Así el estrés se fue acumulando y, paradójicamente, dio la cara en vacaciones: "Dormía mal, tenía despertares frecuentes, me dolía la cabeza... y además me costaba relacionarme. Veía a la gente, que hablaba como si no hubiera pasado nada cuando yo todavía no podía recuperar esa normalidad. Estaba agotada física y mentalmente y estar de vacaciones me creaba más malestar". Le contó cómo estaba a una psicóloga y ésta le preguntó: "Si te cuenta la historia que tú me acabas de contar un paciente, ¿no crees que debería parar y coger la baja?" Eso hizo. No se incorporó a la vuelta de vacaciones.
/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisaradio/VD22EUQKK7IEIEYPRVFEG5JOF4.jpg)
Además de ponerse en tratamiento farmacológico y psicológico, dedicó ese tiempo a cuidarse, a hacer deporte, a meditar, a la familia... hasta que se sintió preparada para volver. Reconoce sigue habiendo días que cuesta, a pesar de que ya se ha vuelto prácticamente a la normalidad en consulta: "El problema fundamental de la primaria es la falta de personal. Nosotros llevamos en el equipo con una baja desde antes de la pandemia. Se empezó a cubrir hace unos meses pero no se ha cubierto del todo porque ese médico también trabaja en otro sitio y hay días que no puede venir, compacta su jornada, y eso ayuda pero al final los pacientes no tienen todos los días médico porque hay un día que viene y otro que no. Hay varios compañeros nuevos que han venido se han ido porque hay muchísima sobrecarga. Ayer precisamente tuve una reunión personal con la jefa porque necesitamos un cambio aquí, no puede ser que arrastremos situaciones prepandemia".
Tamara ha hecho mucho trabajo personal y ahora afronta el día a día de otra forma: "Me conozco y antes de llegar a ponerme fatal, con nauseas, con el dolor de cabeza... cuando veo que ha habido mucha presión y que hemos pasado mal varios días, pues a veces tengo que parar porque veo que así no puedo seguir trabajando. Me cojo la baja un día o dos", cuenta. Cree que "si todas las bajas se cubrieran las cosas serían diferentes" y alerta sobre el número de compañeros que no están en condiciones para trabajar: "No conozco a ningún equipo en el que no haya uno o dos de baja, por unas cosas o por otras... Y si consigues un médico es porque al final te lo llevas de otro ambulatorio ofreciéndole mejor horario, porque al final el salario es el que es, así que se juega con que puedes tener alguna mañana más que en otro sitio, por ejemplo". Esa falta de profesionales en los centros de salud ha derivado en la figura del "médico inexistente", como contaba esta semana una lectora en El País.
Una compañera suya lleva de baja desde septiembre y ahora se ha cogido una excedencia: "Ella no quiere volver a esto, lo ha pasado muy mal, y se dedicará a hacer certificados médicos para el carnet de conducir o a otras cosas pero que no vuelve a esto". Tamara también se lo ha planteado alguna vez pero siempre lo descarta: "Yo he hecho una carrera muy larga y al final esto es lo que sé hacer y a mí me gusta, pero claro, con otras condiciones".
Se fue para un año a Londres... y lleva 10
Eduardo es neurólogo. Hizo la residencia en el hospital 12 de octubre de Madrid pero cuando terminó se dio de bruces con la realidad: contratos de 3 o 4 meses que le obligaban a empezar de nuevo cuando empezaba a estar bien en un sitio. Siempre quiso probar la experiencia de vivir en el extranjero y se fue por un año a Londres. Ya lleva 10 y, aunque se plantea volver a medio plazo, reconoce que cuanto más tiempo pasa allí, "más difícil se hace la vuelta" porque profesionalmente sería una vuelta atrás: "No solo por el salario, que también, sino también en cuanto a la flexibilidad de los puestos de trabajo. Desde que tuvimos a nuestro hijo, he decidido trabajar 4 días a la semana y lo conseguí con mucha facilidad y sin problemas mientras que en España es muy difícil de plantear. Lo mismo ocurre con la capacidad de combinar trabajos. Yo trabajo dos días en un hospital público y otros dos días en la universidad, haciendo investigación sobre el Parkinson. Conseguir financiación en España es más difícil y combinar el trabajo de asistencia con el académico, también", lamenta.
Eduardo lleva más de 10 años trabajando en Londres
Además, Eduardo destaca otro punto a favor de la sanidad británica: los médicos allí están mucho mejor valorados y considerados profesionalmente gracias a las asociaciones profesionales colegiales. En España no han luchado suficiente y han aceptado determinadas condiciones laborales que no son aceptables. Aquí las asociaciones tienen bastante poder de decisión en cuanto a aspectos como el tiempo para ver a pacientes, horas para trabajar o para hacer papeleos u otras cosas que no sean de asistencia clínica".
"Si el sistema funcionara de otra manera, seguiría ejerciendo la medicina"
Sandra quería ser médica desde pequeña. Hizo la especialidad de cirugía ortopédica y traumatología y los dos primeros años de residencia los pasó "más o menos" bien. Poco a poco fue dándose cuenta de que la realidad era distinta a como la había imaginado: "Podía haber semanas que perfectamente te pasabas 100 horas trabajando en el hospital. A lo mejor estaba tres semanas seguidas sin tener un solo día de descanso: o me levantaba en el hospital porque tenía guardia o me levantaba en casa para ir al hospital. He tenido amigos que han estado un mes así, sin ningún día para sí mismos totalmente", recuerda.
Cuando le diagnosticaron una enfermedad que está muy relacionada con el estrés, se empezó a replantear muchas cosas: "Estudié un máster de gestión sanitaria y poco a poco fui viendo que me llamaba el tema de las nuevas tecnologías mientras mi día a día como médico suponía enfrentarme a una saturación bastante importante. Los pacientes a lo mejor esperaban 6 meses o un año para tener su consulta. Pacientes enfadados que la pagan normalmente con el médico que está allí, pacientes citados a la misma hora o con 5 minutos por paciente y las urgencias, más de lo mismo, muchas veces saturada... así que vi que esa no era la manera ideal de ayudar a la gente".
:focal(438x914:448x924)/cloudfront-eu-central-1.images.arcpublishing.com/prisaradio/C6UVKPBUFREMFBMLDUPHJ45ZRQ.jpeg)
Sandra dejó la medicina por la tecnología. En la foto está junto a un robot en el Mobile Congress
Cuando acabó la residencia, en 2019, tuvo claro "que no quería participar en esa forma de prestar la atención sanitaria" y ahora se dedica a la gestión de proyectos de tecnologías aplicadas a la salud: "La tecnología es un medio para ayudar a solucionar muchos problemas que existen en la sanidad y creo que de esta forma también ayudo al sistema desde otra parte".
Entre otras cosas, investiga a qué enfermedades se puede aplicar una cierta tecnología y organiza talleres para enseñar a los profesionales sanitarios a utilizarlas, así como recoger su feedback. Cree que "si el sistema no funcionara de una manera tan aberrante sí que seguiría ejerciendo la medicina" pero hoy por hoy ni se lo plantea: "La población sigue envejeciendo y cada vez va a haber más patologías crónicas, así tengo claro que esto va a ir a peor".
Reportaje EP56 | Se busca médico: "En España no, gracias"
05:10
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
<iframe src="https://cadenaser.com/embed/audio/460/1674213677435/" width="100%" height="360" frameborder="0" allowfullscreen></iframe>