Así lucha un proyecto español contra el colapso de edificios: "Retiramos tres columnas y la estructura aguantó perfectamente"

Madrid

Varios días después del devastador terremoto que hizo temblar la frontera entre Turquía y Siria el pasado lunes, se han hecho muy virales en redes sociales vídeos de edificios colapsando días después de seísmo. Desde el 2017 un investigador valenciano, José Adam, Catedrático de la Universidad Politécnica de Valencia, investiga cómo evitar estos colapsos progresivos en la estructura de los edificios. Primero lo hizo con una Beca Leonardo y ahora con una ayuda del Consejo Europeo de Investigación, que ha dotado a su proyecto con 2 millones y medio de euros.

Su proyecto se basa en el comportamiento de los fusibles eléctricos. Cuando se produce un incremento anormal de la tensión, se quema el fusible impidiendo así que el pico de corriente alcance a todos los aparatos que estén conectados. Adam y su equipo trabajan en unos "fusibles estructurales" que evitan el colapso progresivo de un edificio ante una amenaza externa como puede ser un terremoto.

Un sistema de "fusibles estructurales"

"Lo que hacemos es actuar en la última línea de defensa que tiene un edificio", expone. Apunta que ellos confían en el plan urbanístico, en la ingeniería sísmica y en unas buenas construcciones para que su sistema no tenga que entrar en funcionamiento. "Cuando el fallo es inminente, el colapso no se propaga y protegemos una buena parte de la construcción", explica. Asegura que la mejor manera de evitar un colapso es un buen plan urbanístico, construyendo donde procede. "Son fallos que ocurren en milisegundos, que de manera instantánea se extienden por todo el edificio", afirma.

Ya se han construido dos edificios piloto con este sistema de "fusibles estructurales". "Al primero le retiramos dos columnas, que es la zona más vulnerable, y el edificio aguantó en pie perfectamente", cuenta. Su segunda construcción fue una estructura prefabricada, mucho más vulnerable a un evento extremo. Retiraron tres columnas de manera repentina y, según apunta, el edificio también aguantó".

Adam explica que el sureste español se encuentra en zona sísmica. Sin embargo, apunta que los terremotos venideros no serán tan fuertes como el que ha vivido Turquía esta semana.

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La última hora desde Turquía

El seísmo, de 7,8 grados en la escala Richter, ha dejado, de momento, 20.000 muertos en el país otomano, Siria y Líbano. El pasado miércoles, el enviado especial de la Cadena SER a la zona, Pablo Morán, fue testigo de cómo los equipos de rescate españoles salvaban la vida a dos personas que llevaban sepultadas 48 horas bajo los escombros. Morán subraya el sentimiento de satisfacción del equipo de rescatadores españoles después de un día muy duro y "un tanto frustrante" en el que no habían conseguido tener éxito. "Justo cuando llegaban al campamento base para descansar recibieron el aviso de que podían rescatar a más personas", explica. Fueron tres horas de duro trabajo que acabó dando sus frutos.

Desde la morgue del hospital de Adiyaman, Morán cuenta que la situación es mucho más estable después de unas primeras horas en la que se quedaron sin comida, sin bebida y sin el personal suficiente para atender a los heridos que llegaban en cascada. "La huella del terremoto es visible en el recinto. Se ve en las paredes desconchadas, en los cristales rotos, en las grietas de los techos y en el polvo del suelo por la caída de cascotes. Morán comenta que la mayoría de heridos sufren politraumatismos y que, entre ellos, hay bastantes niños y explica que médicos de toda Turquía se han desplazado a la zona para "echar una mano".