El cine en la SEREl cine en la SER
Cine y TV

Cómo Michelle Williams se convirtió en la madre de Spielberg y emocionó al director el primer día de rodaje

La actriz protagoniza 'Los Fabelman', el viaje a la infancia de Steven Spielberg en una preciosa carta de amor a sus padres y al cine

Michelle Williams y Gabriel LaBelle en la premiere de 'Los Fabelman' (Photo by David M. Benett/Dave Benett/WireImage) / David M. Benett

Madrid

En los últimos años veteranos directores, como Almodóvar, Sorrentino, Alfonso Cuarón o Kenneth Branagh, han mirado a su infancia y juventud en busca de respuestas. En esta temporada lo han hecho también James Gray, Paul Thomas Anderson o Sam Mendes. Unos han recordado su educación, otros su despertar sexual y las tragedias familiares, y casi todos, con más o menos nostalgia, han retratado a la figura materna y han vuelto a ese momento en que el cine se presentó como una revelación. De todos estos nombres, faltaba uno. Si hay un maestro que ha cultivado su pasión por las historias y la imagen durante décadas, ese es Steven Spielberg.

El director de E.T., Tiburón, La lista de Schindler o Múnich regresa a su niñez y juventud para honrar a sus padres y fabular sobre ese momento en que el arte entró en su vida. “El primer día en el set, se lo pregunté, ¿cómo te sientes con todo esto? Y él me dijo: ¿Qué quieres decir? Bueno, ya sabes, lo de que Michelle Williams sea tu madre y Paul Dano, tu padre, ¿estás nervioso? Y me dijo: Oh, lloré mucho mientras lo escribía. Estoy totalmente bien, no te preocupes. Pero el primer día que Michelle Williams y Paul Dano estaban juntos en el set vestidos, maquillados y peinados, Steven tuvo un momento en el que se emocionó y luego me dijo que se había olvidado de que estaba viendo actores y que realmente pensó que estaba mirando a sus padres. Su madre murió solo cinco años antes de que él hiciera esta película. Y su padre solo hace dos años. Y tenían 99 y 102 años. Habían estado con él la mayor parte de su vida. Está recordando su infancia, y está de luto por su madre y su padre, es una experiencia que nadie podrá entender excepto él y sus hermanas, que visitaban el set casi todos los días. Fue muy emotivo para él”, cuenta Gabrielle LaBelle, el joven actor que encarna al Spielberg adolescente, en conversación con la Cadena SER.

Más de 15 años lleva Spielberg dándole vueltas a esta idea, fruto de una conversación con su amigo y guionista Tony Kushner. Cómo volver a los años 50 y presentar a una familia judía de clase media con una madre artista frustrada y un padre científico. Ese dicotomía, entre el arte y la ciencia, entre la emoción y la razón, recorre la película y la relación con sus padres desde la primera escena, desde que con 6 años descubrió en el cine ‘El mayor espectáculo del mundo’, de Cecil B. DeMille y su madre, interpretada por una fantástica Michelle Williams, le animó a recrear la escena del choque de trenes en casa.

“El personaje tiene una energía muy especial. Su energía, su calidez, su luz, su creatividad... eran tan grandes que hizo una película para honrarla y recordarla y, en cierto modo, para traerla de vuelta. Así de conmovedor imagino que era estar en presencia de esta mujer y lo emotivo que fue para mí encarnarla, realmente era una persona más grande que la vida que se veía a sí misma como una artista. Le dijo una vez a Steven, mucho años más tarde, ¿no te he dado todavía suficiente material para una película? Deberías hacer una película sobre nosotros, han ocurrido muchas cosas interesantes. Ella se veía a sí misma lo bastante grande para estar en una pantalla”, explica la actriz a la Cadena SER de este papel que le ha valido su quinta nominación a los Oscar tras Brokeback Mountain, Blue Valentine, Mi semana con Marilyn y Manchester frente al mar.

La intérprete aún conserva la emoción de su primer encuentro con el director y cómo Spielberg le propuso participar en la película. “La primera vez que nos vimos fue por Zoom, y él empezó a contarme historias sobre su familia y no sabía realmente por qué quería hablar conmigo. Nadie me había dicho si se trataba de una película o de un papel, y él empezó a compartir sus recuerdos, sus experiencias, contándome mucho sobre su madre y cómo era ella. Y la verdad es que a los 30 minutos me di cuenta de que me estaba pidiendo que interpretara a su madre, y tuve que detenerme y preguntarle si lo había entendido bien. Y él dijo: Oh, sí, sí, eso es lo que quiero. Me gustaría que fueras mi madre. Sinceramente, fue un momento abrumador en mi vida como actriz pensar que este iba a ser el próximo trabajo que iba a aceptar”, confiesa.

La figura de la madre tiene una importancia capital en la cinta, y en la vida de Spielberg. Era una esposa con una pulsión creativa y artística que vivía encerrada en el hogar, era una mujer con una vitalidad contagiosa y también una madre impulsiva y libre que podía improvisar un baile en un acampada -para vergüenza de sus hijos- o comprarse un mono para soportar la tristeza de una mudanza. Hay algo del espíritu de Gena Rowlands en Una mujer bajo la influencia, la película de Cassavetes, en la actuación de Michelle Williams. “Qué referencia tan bonita. A menudo pienso en Gena Rowlands y el trabajo que ha realizado, sin duda, ha tenido un gran impacto en mí. Fueron esas películas de Cassavetes, quizás más que nada al principio de mi formación, las que definieron el tipo de actriz que quería ser. Su compromiso radical con la verdad combinado con esa total imprevisibilidad me conmovieron mucho. Y además, lo que siempre pienso con los personajes de Cassavetes es que conservan un misterio. Pasas tiempo con ellos, pero sientes que al final no puedes conocerlos por completo. No se sobreexponen ante ti. Te queda esa sensación de que son indescifrables, que no te han mostrado todos sus secretos”, responde la actriz, encantada con la comparación.

En Los Fabelman hay muchos recuerdos de sus padres, pero también las anécdotas y chascarrillos que ha contado durante años Spielberg. Desde la escena de los trenes antes mencionada a sus vídeos caseros, sus primeros rodajes amateur o su fascinación con El hombre que mató a Liberty Valance y John Ford, al que interpreta en un breve cameo David Lynch. Pero, sobre todo, en Los Fabelman está su pasión por el cine como revelación. La imagen que captura la vida y muestra lo que el día a día esconde, como las crisis de sus padres, la imagen que reimagina la realidad, la imagen que transmite la emoción o la imagen espejo que transforma la percepción de nosotros mismos y de los otros.

En todas esas rimas se mueve esta carta de amor al cine y a la familia. “Steven Spielberg permite al mundo que sepa cómo es, cómo se convirtió en quién es y la forma en que lo hizo. Es su vida. Es la historia de su vida. No quieres arruinarle la vida a Steven Spielberg. Así que es mucha presión, puede ser un proceso muy intenso e intimidante a veces, así que solo quería asegurarme de hacer el mejor trabajo y presentarme preparado. Eso es todo”, contesta Gabrielle LaBelle sobre la responsabilidad de ser, ya para la historia del cine, el rostro del joven Spielberg.

El intérprete combina la inocencia, la rebeldía adolescente, la pasión y la contrariedad por la pérdida de la inocencia en un personaje que estudió a fondo con material de archivo. Especialmente para copiar los gestos faciales de Spielberg y su sonrisa. “Miré muchas fotos y muchas entrevistas, y me miré mucho delante del espejo. Y me di cuenta de que eran ciertos músculos, al igual que la postura. El cuerpo se acostumbra a usar ciertos músculos de una manera específica, pasaba lo mismo en su rostro, lo que hacían sus ojos cuando sonreía y lo mucho que sus labios cubrían sus dientes. Se trataba de ser muy consciente de los músculos de mi cara que utilizo de forma natural y de cómo podía manipularlos para hacer lo que él hace. Fue simplemente practicando y haciéndolo muchas veces, no sé ni cómo lo hago, no soy consciente de ello”, bromea.

La música de John Williams y la fotografía Janusz Kaminski, colaboradores habituales de Spielberg, envuelven esta historia de autodescubrimiento, familiar y profesional, que es amarga, conmovedora y también divertida. No hay nostalgia, sí una tierna melancolía, en esta preciosa fábula de un autor que finalmente no tuvo que elegir entre arte y ciencia, las combinó con su dominio de la imagen, la narración y la emoción. Todo eso está en Los Fabelman.

José M. Romero

José M. Romero

Cubre la información de cine y series para El Cine en la SER y coordina la parte digital y las redes...

 
  • Cadena SER

  •  
Programación
Cadena SER

Hoy por Hoy

Àngels Barceló

Comparte

Compartir desde el minuto: 00:00