Nuevo orden fiscal: "Más estado y menos mercado"
El rumbo económico que Joe Biden desgranó en su discurso de la Unión consolida un nuevo paradigma fiscal en Estados Unidos que marcará el rumbo para el resto del planeta: más intervencionismo estatal para alcanzar una economía más justa
Nuevo orden fiscal
Madrid
La guerra de Ucrania ha puesto sobre la mesa durante el último año la configuración de un nuevo orden mundial, pero desde mucho antes -primero con la debacle económica de 2008 y después con la pandemia- se viene fraguando un nuevo paradigma económico y fiscal en las economías occidentales.
"Esto no es nuevo, se viene gestando desde los excesos de la globalización financiera. El papel del estado se ha consolidado con la pandemia cuando se evidenció que el modelo liberal puede ser peligroso en ocasiones", ha explicado en la SER el investigador principal del Real Insituto Elcano, Federico Steinbenrg.
El último discurso del presidente de los Estados Unidos demuestra ese cambio de era. Biden ha lanzado esta semana un mensaje contundente a las multinacionales y grandes fortunas: el sistema fiscal actual no es justo y deben contribuir más. "Soy capitalista, pero debéis pagar impuestos de froma justa", ha señalado el que probablemente vuelva a ser el candidato demócrata a la presidencia.
"Vimos una defensa del pequeño consumidor y la idea de que el estado debe cuidarlo más", explica Steinberg. En definitiva, un modelo que defiende "más estado y menos mercado", aunque "no hay que olvidar que estado y mercado son complementarios: uno no funciona sin el otro", remarca el analista económico.
Biden ha insistido en sus críticas a los enormes beneficios de banca, energéticas o farmacéuticas y sus planes para intervenir precios en algunos sectores como el financero, el aéreo o el sanitario.
Reino Unido pide explicaciones a la banca
Otra de las muestras de este nuevo paradigma llega desde el Parlamento Británico, que ha sentado a las cuatro grandes entidades bancarias en Westminster para que expliquen por qué no retribuyen el ahorro pero sí el crédito, al tiempo que les exigían justificar sus elevados salarios.
El tono usado por los británicos ha sido tan duro que los grandes banqueros han sido recibidos como "el grupo más caro de la historia del Parlamento".