Juan Mayorga: "Hay críticas útiles, que te ayudan a entender tu obra o reescribirla, y las hay desde la mala uva"
Hablamos con el dramaturgo de Amistad, la adaptación teatral de un texto que escribió hace seis años. Tres amigos participan en un juego que pone a prueba su amistad. Ponemos a prueba la amistad entre hombres, sus conversaciones y fragilidades. Y examinamos a Mayorga ante el público y la crítica
Juan Mayorga: "Hay críticas útiles, que te ayudan a entender tu obra o reescribirla, y las hay desde la mala uva"
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Juan Mayorga (Madrid, 57 años) llega con puntualidad británica a La Hora Extra. Es la segunda entrevista que da a la Cadena SER esta semana, también ha estado en Hoy por Hoy hablando de su labor al frente del Teatro de la Abadía, del que es director artístico desde hace justo un año. Y es que Juan Mayorga es el hombre que lo hace todo en España y que parece que todo lo hace bien, el chico mimado por el público y la crítica. Hasta ahora. Viste ropa ancha y oscura. Pantalón y jersey azul marino. Un abrigo oscuro y mochila. "Así vestido podría ir a un velatorio", nos dice al finalizar la entrevista.
Le hemos invitado para hablar de 'Amistad', un texto que escribió en 2017 y cuya adaptación teatral acaba de estrenarse en Naves del Español, en Matadero, en Madrid. Ginés García Millán, Daniel Albaladejo y Jose Luis García-Pérez, que también dirige, son los protagonistas de esta obra que tiene lugar precisamente en una suerte de velatorio. Aunque estos tres amigos no visten como Mayorga, van de punta en blanco, trajeados. Es decisión del director, como tantas otras en las que se encuentra la selección de la canción. Mayorga escribió "ellos cantan su canción" y el tema elegido es 'Help, ayúdame' de Tony Ronald, un canto a la amistad, muy pegadizo y bailable y con mucha miga, dice satisfecho el autor.
¿Tú tienes amigos como estos tres tipos? ¿Cómo son estos tres amigos?
Dumas, Manglano y Ufarte, por orden alfabético, porque es así como uno se llama en el cole, por el apellido que menciona en su lista el profesor. Bueno, mis amigos son más suaves. Estos son muy cañeros. Hay algo muy salvaje en la obra y en un cierto momento se dice bueno, esto sin límites. Y es que juegan un juego que parece muy ingenuo, pero es un juego que no tiene límites, que puede hacer daño y que pone en juego la amistad misma. Y a ver cómo salen estos al día siguiente. Yo tengo amigos incluso desde antes del colegio [un saludo a todos los que menciona]. Tengo suerte de tener bastantes, pero no tengo miles de amigos y recuerdo aquello que decía Aristóteles de muchos amigos, ningún amigo. Yo creo que Aristóteles habría denunciado Facebook. Pero sí creo que he tenido suerte de encontrarme con personas que me cuidan, que tienen paciencia conmigo, que perdonan mis mis errores. Y eso es maravilloso.
Escribiste este texto en 2017. Tus textos siempre parten de una idea que viene a tu mente por una frase que has escuchado. Cuando nos presentabas Silencio hace un año y medio te preguntábamos qué aportas tú a la Real Academia y decías que el escuchar a la calle. Y es una frase atribuida a Aristóteles, la que te la que escuchaste en la calle y te vino la idea de esta obra. "Amistad es saber que un día uno cargará con la muerte del otro". ¿Qué reflexión suscitó en ti esta frase?
Me impactó, me provocó. Claro, cuando uno es amigo de otro, en un cierto momento puede aparecer ese fantasma. Uno de los dos caerá antes y entonces uno tendrá que custodiar de algún modo al otro, la memoria del otro. La ausencia del otro. Hay algo muy poderoso en la amistad, como también en las relaciones familiares. Es que hay otros que son los únicos que comparten contigo ciertos recuerdos, que sólo ellos te vieron hacer ciertas cosas, sólo ellos fueron testigos de ciertas cosas. Dicho esto, eso hay que considerarlo como una ocasión no para la melancolía o no sólo para para ponerse melancólico, sino también para decir bueno, vamos a estar a la altura del momento, vamos a estar a la altura de la amistad. Qué difícil es estar a la altura de la amistad y a la hondura de la amistad. Hay otro personaje que en un cierto momento dice una frase que yo digo y creo que es mía. Pero lo mismo alguien me puede decir si eso ya lo dijo Montaigne antes que tú, zoquete. Esa frase es que ser mortal no significa que puedas morir mañana, sino que pudiste morir ayer y por tanto hoy es un día de celebración. Es un día en que tienes que estar a la altura de las ocasiones de felicidad que la vida te ofrece, si es que te ofrece alguna.
No está concebida como una comedia amistad, no está concebida como ningún género en particular. Pero es cierto que tiene humor. Este humor es intencionado o es espontáneo.
Yo no escribo conforme a comedia ni conforme a ningún género en general. De algún modo los personajes, la situación, van encontrando su forma y sucede. Claro, que estos personajes están -y no podemos decir mucho más- en un velatorio, viven una situación ya de suyo teatral. Porque un velatorio es una situación teatral en que todos intentamos estar a la altura de esa puesta en escena, no decir nada inadecuado. Pero de pronto podemos decirlo y entonces por ahí aparece la grieta y sobre todo aparece la hilaridad. ¿De quién? De quienes nos observan. Si bien yo no escribí intentando provocar la risa ni la carcajada, observo que esta se produce muchas veces en lugares imprevistos. Es ese cruce, la media sonrisa, la sonrisa, incluso la carcajada explosiva. Y todo eso se debe sobre todo al magnifico hacer de Daniel Albaladejo, José Luis García-Pérez y Ginés García Millán.
Sobre la sinceridad y los límites. Es verdad que estos amigos ponen a prueba su amistad con este juego al que se someten, pero no se llega a un punto catártico o tragicómico, no estalla la situación. ¿Es porque sí que hay unos límites al final, ciertas líneas rojas infranqueables, que no podemos cruzar si queremos salvaguardar la amistad?
Bueno, desde luego hay líneas que no cruzo, pero creo que estos tres sí llegan muy lejos. Si bien la obra parece muy ingenua, creo que tiene algo profundamente salvaje dentro, ese decir sin límites, ese recordar sin límites. Y en un cierto momento, incluso también ese imaginar pasados posibles, sin límites. Pero al final de lo que se trata es de saber si con todo eso, pese a eso, seguimos siendo amigos. Sí de algún modo y voy a utilizar una palabra un poco fea, si después de todo hay negociación. O lo diré citando a Billy Wilder cuando dice aquello al final de 'Con faldas y a lo loco' de "porque soy un hombre" y el otro "bueno, nadie es perfecto". Bueno, pues después de todo, venga, vamos, porque tenemos la amistad y la obra efectivamente juega con eso, que no de una forma pedante, sino de una forma muy sencilla. Y de algún modo creo que uno de los valores que pueda tener es que en cada momento podamos estar como espectadores indecisos sobre si lo que se está diciendo es verdad o impostado. Si incluso las emociones, por ejemplo, son verdad o impostadas. Estoy emocionándome ante la muerte del amigo, o estoy fingiendo o estoy exagerando mi emoción. Y creo que eso tiene un valor.
Estos tres amigos se hacen una pregunta y es si este juego al que se someten podrían hacerlo tres mujeres. No sé si el texto sería diferente. Quiero compartir también contigo unas declaraciones de la actriz Jane Fonda, que hizo una semana antes justo de que presentarais en rueda de prensa Amistad.
"La amistad entre mujeres es muy diferente de la amistad entre hombres, dice. La amistad es muy importante para nuestra salud, la de las mujeres. Los hombres os sentáis uno al lado del otro -como vemos en esta obra, sentados en unas sillas- y habláis de deporte, de coches o de mujeres. Las mujeres se sientan una frente a la otra, cara a cara, mirándose a los ojos y se dicen estoy en problemas, lo estoy pasando mal, te necesito, ayúdame. A las mujeres no nos asusta ser vulnerables". Os preguntaban en la rueda de prensa si esta amistad es quizás muy masculina, si el texto también es muy masculino. Son tres hombres blancos, tres hombres heterosexuales. Jose Luis coincidía con las declaraciones estas que hemos escuchado de Jane Fonda, ¿tú también?
Bueno, me parecen geniales esas declaraciones y me dan ganas de de invitarle a una caña aquí en la Gran Vía y exponerle mi vulnerabilidad. Claro, es verdad que los hombres tienden más a, quizá, como ella dice, a sentarse a mirar un partido. Pero como dice el personaje de Manglano, que interpreta a Ginés García Millán, yo me pongo a ver un partido de fútbol con vosotros y eso para mí es lo más, aunque no me guste el fútbol. Quiere decir que también hay otros otros modos laterales, como el caballo en el ajedrez, para llegar al para llegar al mismo sitio. En todo caso, fíjate, por un lado, ya desde hace tiempo, cuando el texto empezó a circular, algunas actrices me dijeron: oye, yo creo que esta obra la podríamos hacer tres mujeres o que hubiese una o dos mujeres en el elenco. Y yo no he dejado de planteármelo. Y de hecho hay un cierto momento en que los propios personajes dicen: ¿tú te imaginas a tres mujeres haciendo esto? En todo caso, si los espectadores se hacen ese tipo de pregunta, pues ya ha pasado algo y ha ocurrido algo útil, ¿no? Y es verdad que hay muchos espectadores que están hablando de eso. Hablando de que los hombres tendemos a no mirar cara a cara, sino a hablar de cualquier otra cosa, para rodear, para rodear lo importante. Y que las mujeres conversan de otro modo. Yo no sé si eso es así, yo tengo amigos que exponen muy abiertamente su vulnerabilidad.
Ellos hablan de política, de fútbol, de mujeres. No hay demasiadas intimidades entre ellos o profundidad. Hablan de trabajo, de jerarquía, de relaciones, de poder, de dinero, de deudas, de favores. ¿Les falta alma?, ¿les falta sentimiento a estos tres amigos?
Bueno, quizá les falte coraje o les falte lo que hoy llamaríamos educación emocional. Por otro lado, tú dices que se trata de tres heterosexuales, pero hay un momento... no voy a hablar de ello, quiero que los espectadores lo vean y se pregunten si ese momento es parte de la representación que ellos hacen o parte de nuestra representación. Sí, pero probablemente tienden a hablar de otras cosas que de lo que más les concierne. Pero, aunque estén hablando de esas otras cosas, en un momento dado aparece Marruecos y ese mar al que entraron cuatro. Porque resulta que hay un cuarto personaje, que es una mujer y que de algún modo es el cuarto amigo.
Sobre la vulnerabilidad y qué es ser un hombre. Si ser un hombre es ser fuerte, ser valiente, es tenerlos bien puestos. Si la vulnerabilidad está más asociado a lo femenino y todavía hoy nos cuesta a los hombres mostrarnos vulnerables. Decía el poeta Luis García Montero que esto ha cambiado con la pandemia, que ahora los hombres también han aprendido a mostrarse vulnerables. ¿Tú crees que es así?
Bueno, yo creo que el gran tema del teatro desde los griegos es nuestra fragilidad, nuestra común vulnerabilidad. Y es verdad que en el teatro, si pensamos en el teatro de los grandes de Esquilo, Sófocles y Eurípides, pues ya aparecen precisamente hombres muy, muy fuertes por la mañana que por la noche han caído. Y como sabes, uno de los grandes temas del teatro griego desde los persas de Esquilo, es la hybris, la arrogancia. Jerjes, que va a combatir contra los griegos y al final de la obra es derrotado y aparece como derrotado. Y aparece su fantasma, el fantasma de su padre Darío y le dice tu pecado es que has sido arrogante. Yo creo que lo que tenemos en común todos los seres humanos es nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad y el hecho de que todos somos seres deseantes, todos deseamos algo que no tenemos y eso nos fragiliza. Y por otro lado, el ser conscientes de eso hace que cada uno sea responsable de todos los demás. Cada ser humano es responsable de todos los demás seres humanos, de sus amigos e incluso de sus enemigos.
Segunda parte de las declaraciones de Jane Fonda que quería comentar contigo a propósito de la amistad. Dice que su ex marido favorito le dijo que no se hacen nuevos amigos después de los 60 y ella cree que estaba profundamente equivocado. Que hay que tener intención. Hay que perseguir a las personas de las que quieres ser amigo y decirles abiertamente: oye, quiero y tengo la intención de ser tu amigo. Y dice que funciona, que la gente lo escucha, se queda a tu lado, se construyen nuevas amistades. ¿Se pueden hacer amigos a partir de los 60?
Bueno, me está encantando Jane Fonda. Fíjate que siempre me gustó, pero ahora me está gustando un montón y estoy deseando hacerme amigo de ella. Y qué genial eso de mi ex marido favorito. Es genial. Bueno, pues yo creo como Jane Fonda que hay que tener esa actitud. Yo no he llegado a los 60, pero desde luego en mis 50 he hecho buenos amigos. Creo que es fundamental eso que dices de la exposición a la vulnerabilidad. Decías que según Luis García Montero las cosas habían cambiado. Desde luego hay algo que yo veo cada vez más. Lo veo en mis hijas, que es cada vez más frecuente que ellas tengan amigos. Aquello de las chicas por un lado y los chicos por otro. Pues yo creo que eso ya también se ha fracturado.
Vas a publicar la 'Amistad' con Uña Rota, ¿difiere mucho de lo que vemos en esta adaptación teatral?
Bueno, yo estoy siempre en conflicto con mis textos y ahora vengo en el metro, mira, te lo iba a enseñar. [Nos enseña una libreta que ha sacado al comenzar la entrevista y donde va anotando cosas de vez en cuando]. Pues resulta que he cambiado dos frases de 'Amistad'. Y cuando salga de aquí se las voy a proponer a José Luis García-Pérez. En esta edición de Uña Rota está ese texto, pero seguro que voy a seguir combatiendo con él.
¿Esto tiene que ver con las críticas teatrales?, ¿te afectan, las lees?
Lo mejor que puede darte una crítica es hacerte entender mejor tu obra e incluso llevarte a reescribir tu obra. Y eso consiguen algunos críticos en España y en otros lugares a los que presto mucha atención. Y luego hay otras críticas menos útiles. Hay críticas que pueden incluso venir desde la mala uva, pero pienso en general ante esto y ante otras cosas que lo que no mata, engorda. Y de lo que se trata es de seguir aprendiendo. Y yo intento ser hospitalario a todo lo que se dice y se escribe, porque de todo puedo extraer una enseñanza.