El programa de Lo de Évole dedicado a Estopa será recordado por muchos momentos. En un largo viaje en carretera, los hermanos Muñoz compartieron con Jordi Évole muchas confidencias de su carrera y, sobre todo, de su vida personal. El tiempo que pasaban en el bar de sus padres, la relación con su abuela, sus inicios en la música y, sobre todo, la relación entre ellos. En el programa, los músicos compartieron mucho tiempo con el presentador subidos en un Ford Escort, como el de aquel primer gran éxito del dúo, La raja de tu falda. Una canción que ya tiene más de 20 años y se sigue bailando y cantando en cualquier karaoke del país cada noche. También pasan por un bar de Cornellá, el pueblo de los tres, y en un momento dado están tomándose algo en un bar de copas. Allí es donde tiene lugar uno de los momentos más tensos del programa. David comienza recordando un día que coincidió con Alberto Núñez Feijóo en una fiesta y hace un amago de imitarle, sin mucho éxito. A partir de entonces, jaleado por su hermano, empieza a encadenar imitaciones: a Joaquín Sabina, a Felipe González, a Miguel Bosé... y las risas se suceden. Jordi Évole dice que se va al baño pero antes se agarra al cantante mientras le dice «Cógeme, cógeme». Rápidamente, parte del equipo acude a socorrerle: estaba sufriendo uno de sus ataques de cataplexia y poco después se desplomaba. Con cara de susto, David asegura: «¡Pensaba que era broma!» Entre todos, consiguen estabilizarle y pronto el presentador comienza a bromear de nuevo: «Le he dicho 14 veces cógeme y ni puto caso me ha hecho». «Yo pensé que te estabas poniendo tontorrón», reconoce el cantante todavía con el susto en el cuerpo, que pesaba que le estaba «vacilando». Otro de los momentos más emotivos del programa fue cuando Évole habla con los Estopa por separado sobre cómo es su relación con su hermano. Jose, el hermano pequeño, reconoció estar muy cómodo en su papel de «consonantista», como dice él: «Está el vocalista y consonantista. Estoy donde quiero estar, no hay ningún tipo de celos ni de envidia. Me va bien no tener sobre mi todo el rato el foco». Relató cómo son «un contrapeso el uno del otro» y cómo se compensan, y cree que a su hermano le salva todo el rato «el instinto de no cagarla»: «Él cuando habla es lo que le brota en ese momento. No piensa si lo que está diciendo le puede molestar al de al lado». Recuerda también que cuando él nació, su hermano ya estaba y que por eso forma parte de sí: «Siempre hemos estado muy unidos. Como hemos dormido siempre en la misma cama, siempre hemos echado carreras por todo... Íbamos a hacer pis y meábamos los dos a la vez, cruzábamos los pises, los chorros. Cuando lavábamos los vasos en el bar de mis padres uno enjabonaba y el otro aclaraba, cuando subíamos los toldos siempre había una carrera, a ver quién subía el toldo antes, lo que pasa es que él me saca dos años de diferencia y siempre he palmado yo», dice entre risas. Cuando le toca el turno a David, reconoce que no se cansa de pasar tanto tiempo con su hermano: «Todo lo contrario, cuando no está, le echo de menos. Yo le quiero pero se lo digo poco, es lo que pasa. Se lo digo pero en pocos momentos, se lo debería decir más porque para mi Jose es muy importante, yo le quiero más de lo que él cree. Me ha hecho muchos favores que él no sabe. Cuando uno está que no está fino, llega Jose y te dice, venga tío, que no es pa tanto y eso, que me lo diga mi hermano, que es como un santo varón, me lo creo. Tiene mi credibilidad. Yo tengo fe en él, en San Jose. Cuando mi hermano me dice una cosa, yo me lo creo», resume. David también cree que no podría dedicarse ala música sin su hermano: «Si algún día hiciésemos un grupo por separado, yo haría una mierda de canciones. No sé hacer canciones sin Jose. Sin Jose, no haría esas letras. Es mi muso».