La política a la que debemos prestar atención

El Gobierno aprobó ayer, en el Consejo de Ministros, la subida del salario mínimo interprofesional. Esto quiere decir que a final de este mes, a final de febrero, dos millones y medio de trabajadores cobrarán en su nómina 80 euros más. Seguirán teniendo sueldos precarios, pero ni se imaginan lo que puede hacer una familia que vive de ese sueldo precario con 80 euros más.

Ayer escuchaba los testimonios que había recogido mi compañera Elsa Llorente de personas que se van a beneficiar de este aumento y la enumeración de lo que pueden hacer con ese dinero era muy reveladora. Podremos comprar pescado fresco algún día, decían, comprar pescado fresco como si fuera un artículo de lujo del que hasta ahora han tenido que prescindir, como si alimentarse bien fuera solo cosa de ricos.

Alimentarse bien debería poder hacerlo todo el mundo, como encender la calefacción cuando haga frío, o poder vivir bajo un techo digno con un alquiler proporcional a su sueldo, incluso debería poder ser cosa de todos el darse un capricho de vez en cuando. Y quizás estos 80 euros de más, gracias a la subida del SMI, no les dé para mucho, pero sí les va a dar para un pequeño respiro, para mejorar un poquito su calidad de vida. Y por eso, es inconcebible que haya quien se haya opuesto a este aumento, y peor si quien se ha opuesto, se ha subido su salario un porcentaje que niega a los trabajadores.

A finales de 2018, el salario mínimo estaba en 735 euros con 90 céntimos. El actual Gobierno progresista lo ha llevado hasta los 1.080 euros. Ayer, la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, a la que ya saben que le gusta argumentar siempre con datos, decía, que este aumento no es un dato más, es una variable que permite cambiar la vida de la gente. Y esto es lo que se espera de un Gobierno, que cambie, para bien, la vida de la gente, esto es hacer política, esa palabra tan manoseada y tan desprestigiada. Este tipo de decisiones son los que tienen verdadero impacto en los ciudadanos, y demasiado a menudo quedan sepultadas por polémicas estériles sobre cuestiones que solo afectan a aquellos que las lanzan al debate público. Esta es la política a la que debemos prestar atención.