Javier Ocaña, en contra de los premios de interpretación a niños: "Puede ser casi un castigo"

Madrid

Sofia Otero es actriz, lo ha sido en la película "20.000 especies de abejas", y puede que continúe su carrera interpretativa. También es una niña de 9 años. Por su trabajo en esta película ha ganado el Oso de Plata a mejor actriz en la Berlinale, cosa que no pasará en otros certámenes.

¿Puede ser una niña premiada como mejor actriz? "A mí personalmente no me gusta, porque puede hacer una labor impresionante en la película, pero eso no quiere decir que sea que sea una actriz. Sino simplemente que está jugando a interpretar y que lo ha hecho fenomenal". Javier Ocaña reconoce que aún no ha visto esta película, que llegará a los cines el 21 de abril dirigida por Estibaliz Urresola para contarnos la historia de la familia de Cocó, que tiene ocho años y no encaja en las expectativas del resto. Todos a su alrededor insisten en llamarle Aitor, pero no se reconoce en ese nombre ni en la mirada de los demás. Sofia Otero interpreta a Cocó.

"No he visto la interpretación de Sofía Otero, con lo cual de esta en concreto no puedo hablar, pero no me suelen gustar los premios a actores y actrices niños. Creo que hay que valorarlo como lo que son, sí, pero no tanto premiarlo porque además creo que incluye, y de ahí que lo retiraran de los Premios Goya, incluye una presión para ellos y al mismo tiempo puede ser casi un castigo, en el sentido de que empiezan una carrera que ni siquiera es incipiente, ni siquiera se sabe si van a tener una carrera".

Ocaña apunta que de los 10 niños que han sido nominados a los Premios Goya en su historia, cinco han continuado su carrera y de otros cinco nunca más se supo.

¿Y en los Óscar?

Los estatutos no prohíben que se premie a niños y niñas, pero hace tiempo que ninguno es ganador de un galardón. "Sí que han dado premios Oscar, por ejemplo, a Tatum O´Neal en los años 70, por "Luna de Papel" o a Anna Paquin por "El piano" ya en los 90, pero desde hace casi más de una década no nominan a ningún niño".

Concluye Javier Ocaña que cree que la Academia de Hollywood se mueve en una línea en la que valoran la interpretación, pero no se les presiona con un galardón.