Olvidar la historia

Madrid

¿A dónde pueden ir las personas que huyen de una guerra, de la violencia desatada contra ellos en cualquier rincón del mundo porque son minorías, porque son de diferente religión, porque piensan de manera distinta? Se supone que existe una Convención del Estatuto de Refugiado y que los países civilizados conceden el derecho de asilo a aquellas personas que están huyendo de la violencia y la persecución. Lo cierto es que durante décadas se respetó ese Estatuto: centenares de miles de rusos huyeron de la Rusia soviética en los años 20 y 30 del siglo pasado y encontraron refugio sin mayor problema en el Reino Unido, en Francia o Alemania; decenas de miles de húngaros huyeron de la invasión de su país a finales de los 50; decenas de miles de sirios encontraron ayuda en Alemania no hace todavía tantos años.

Pero parece que la figura del refugiado encuentra ahora un rechazo brutal, casi desconocido en la historia. Hoy el Reino Unido ha anunciado que negará ese derecho a todo aquel que entre en el país de manera irregular, atravesando por sus medios el Canal de la Mancha. Les negará la condición de refugiados, aunque lo sean y aunque lo puedan demostrar. Sean quienes sean procurará deportarlos a un tercer país, a Ruanda para ser más precisos. No cabe duda de que el gobierno lo intentará y tampoco de que nada impedirá que sigan llegando a sus costas y de que no conseguirá expulsarlos a todos. Eso sí, el Reino Unido demostrará que ha olvidado su propia historia.