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Rebecca Solnit: "El autoritarismo de Putin tiene mucho en común con el de algunos hogares"

La escritora y periodista publica el ensayo '¿De quién es esta historia?', un repaso de cómo los movimientos sociales como el Me Too o el Black Lives Matter han cambiado el paradigma en la sociedad

Imagen de Rebecca Solnit / Lumen

Los movimientos sociales y el activismo cambian cosas, mueven la sociedad hacia adelante, aunque el sistema trate de desactivarlos o, mejor, de fagocitarlos. El Occupy Wall Street hizo que algunos políticos y algunas empresas tuvieran que cambiar de comportamientos. Lo mismo que el 15M que modificó el mapa político español. Las activistas como Nan Goldin hicieron que los museos americanos quitaron el nombre de la familia Sackler -dueños de una farmacéutica- de sus salas. El MeToo cambió las normas de Hollywood y de un sinfín de empresas, además de cambiar la mentalidad en todo el planeta en torno al feminismo. El Black Lives Matter hizo que el racismo policial e institucional saliera a la luz.

Esos dos movimientos ocupan gran parte del nuevo ensayo de la periodista y escritora americana Rebecca Solnit, ¿De quién es esta historia?, que edita Lumen. La autora que mejor ha explicado lo que es el mansplaining, lo hizo en Los hombres me enseñan cosas, se centra ahora en la importancia del relato para cambiar el paradigma en la sociedad teniendo en cuenta a aquellos colectivos que han estado humillados y cosificados en la sociedad occidental.

Feminismo polarizado y la Sanidad 'hackeada'

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Para Solnit nos encontramos en medio de una batalla por la narrativa, pro la historia, en al que los poderos intentan replegarse y aferrarse a sus privilegios. Ahí está ese auge de lo íncel que hace mucho ruido en Twitter. El cine y Hollywood es uno de esos espacios donde las mujeres han tomado el poder y donde escuece a algunos hombres blancos heterosexuales. "Aún queda mucho por hacer", recuerda Solnit que menciona varias películas nominadas a los Oscar. "Estaba viendo Ellas hablan, esa película sobre una secta religiosa en Bolivia y cómo esos menonitas hombres utilizaban tranquilizantes para animales para drogar y violar a mujeres y niños. De repente oí gritos y salí de mi casa y vi que un hombre había sido agredido y le habían robado. Sentí que eso era la metáfora del mundo, parar una película sobre la violencia masculina para ayudar a un hombre víctima de esa violencia también", explica Solnit esta anécdota para incidir en que todo su trabajo ha girado sobre la violencia, no solo física, sino también la violencia que hace acallar voces y que atenta contra los derechos de las personas.

Entre sus éxitos, se incluyen Recuerdos de mi inexistencia, elegido por la revista Time como uno de los cien libros de 2020, y Cenicienta liberada, así como Wanderlust. Una historia de caminar, Esperanza en la oscuridad, Una guía sobre el arte de perderse, Un paraíso en el infierno y La madre de todas las preguntas.

"Estoy a favor de la voz, de la agencia, de la democracia y de la igualdad. Esas son mis formas ideales de gobernar este mundo que ha cambiado drásticamente en muchos sentidos para mejor, pero en el que queda mucho por hacer", insiste la escritora. "La democracia depende de que tengamos un sentido de lo común también con aquellos que son diferentes de nosotros. Eso es tener acceso también al pan y las rosas, a lo que necesita el individuo, pero también la colectividad".

El primer tuit con la historiadora especializada en feminismo, María Castejón

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Sobre el pan y las rosas, explica la escritora que los humanos necesitan no solo el pan, es decir, las cosas materiales y físicas, esas que la izquierda tan bien sabe valorar. Pero también la belleza, el placer y la alegría. "Necesitamos la naturaleza, necesitamos la cultura, necesitamos la libertad de expresión y también tenemos que luchar por estas cosas. Y esa frase resume que necesitamos una acción colectiva para proteger incluso las partes más personales de nuestras vidas que se pisotean o se de valúan", añade.

Desde ahí se hace la pregunta de cómo contar nuestra historia, de qué cosas debemos poner en primer lugar. Qué debe estar en la agenda de la lucha social, se pregunta Solnit en este ensayo que llega justo para el 8 de Marzo. "Creo que, como mujer blanca, la palabra solidaridad siempre significa luchar por uno mismo, luchar por personas como tú y luchar por personas que no son necesariamente como tú. Mi madre, que era irlandesa y estadounidense, luchó por la igualdad racial". La escritora es una defensora de la interseccionalidad. Eso significa que entiende su posición de privilegio como mujer blanca de clase media alta. Que entiende que la condición de género se relaciona con la condición racial, la condición económica y la condición sexual e identitaria. Fue una de las firmantes de la carta contra la política TERF del New York Times, y su discurso feminista trata, como este ensayo, de ser integrador.

"Ese es el gran poder del periodismo, de la literatura, del cine, de manera que todos somos responsables de ejercitar la empatía y ayudar a que otros también tomen conciencia de sus derechos, y que quienes no los tienen se sientan menos solos", explica.

Las mujeres de la Generación del 98: pioneras del feminismo y todo lo que queda por hacer

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Señala que en Hollywood hay muchas cosas todavía por hacer. "La industria siempre ha estado podrida, y no sé si un lugar donde se mueve tanto dinero y poder nunca vaya a dejar de estar podrido", explica sobre Hollywood. Sin embargo, dice que esta temporada ha habido películas interesantes, con éxito, donde el centro no era un hombre sino, una mujer. Las mujeres, además, no asumían el papel del adorno o del juguete, como en el cine clásico. "Mi película favorita y la de mucha gente es Todo a la vez en todas partes, donde nuestra heroína, la mía durante mucho tiempo, Michelle Yeoh, hace muchas cosas, incluso salta de universos. ES una mujer de mediana edad que se quedó estancada cuidando de su matrimonio, de su padre y de su hija", dice sobre si Hollywood también ha sufrido la represión conservadora. "Creo que ahora se tiene en cuenta que las mujeres son una parte importante del público, incluidas las mujeres mayores, y que si haces películas y quieres recibir dinero, vas a tener que hacer películas que gusten a estas mujeres", incide. Pero además, también ha habido un auge de mujeres directoras, explica Solnit, que están cambiando el relato.

"Hay películas que nunca volveremos a ver de la misma manera. Y libros también", explica sobre la polémica de Roald Dahl. El mundo cambia conforme cambian nuestros valores, y cambian las historias que contamos y necesitamos libros nuevos. De los viejos, no sé en qué medida debemos adaptarlos". Solnit pone el ejemplo de La fierecilla domada, una comedia de Shakespeare en la que un hombre golpea a una mujer independiente hasta subyugarla. "No necesitamos producciones de eso, pero no creo que el libro deba quemarse ni enterrarse. Quizá lo divertido aquí sería hacer un cambio de género, con una mujer interpretando el papel masculino". Rebecca Solnit apuesta por dejar que esas historias machistas y racistas mueran y crear otras nuevas. "Me divertí mucho actualizando La Cenicienta y La bella durmiente, porque me hizo plantearme qué cuentos de hadas quería preservar y defender, qué valorar de esas historias". Me parece más interesante reescribir las historias clásicas desde otra perspectiva, desde la de las mujeres por ejemplo. Quizá necesitamos un nuevo Charlie y la fábrica de chocolate radical y escrito por alguien que no sea Roald Dahl. Y quizás no necesitemos a Charlie y la fábrica de chocolate".

Según explica frente a la prensa esta mañana, “el autoritarismo que se ve en los Estados totalitarios, como Rusia bajo la presidencia de Vladimir Putin y en muchos hogares tienen mucho en común: lo importante es reconocer que los autoritarios intentan controlar lo que se dice y quienes hablan, culpabilizando a todos aquellos que pongan en jaque su poder. Los poderosos del mundo manejan la Economía, el ejército, pero sobre todo el discurso, lo que se consideran supuestas verdades, y la idea de que ellos deciden quién tiene permiso para enunciarlas”, dice.

Solidaridad intergeneracional del feminismo

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Pepa Blanes

Pepa Blanes

Es jefa de Cultura de la Cadena SER. Licenciada en Periodismo por la UCM y Máster en Análisis Sociocultural...

 
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