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La Aemet alerta del preocupante panorama que se espera para el comienzo de la primavera

España sigue sumida en una sequía de larga duración y los primeros días de la primavera agravarán la situación de los pantanos

El embalse de Darnius Boadella está al 30% y la Generaltitat estudia medidas para aliviar la sequía en verano. / Getty

El invierno en España ha terminado como empezó: con una sequía de larga duración. "Más allá del carácter ligeramente húmedo del invierno 2022-2023, al analizar las precipitaciones registradas durante los 12 meses previos a marzo de 2023, se concluye que la España peninsular en su conjunto continúa en una situación de sequía meteorológica en la que entró hace más de un año, en enero de 2022", concluye la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) en su último balance climático.

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En otras palabras, las precipitaciones estuvieron este invierno ligeramente por encima del promedio normal, pero no fueron suficientes para paliar la situación de sequía. "Aunque con las precipitaciones del invierno se alivió en parte la situación, todas las cuencas de acumulación, excepto las del Tajo, Júcar y Segura, se encontraban a finales de febrero de 2023 en situación de sequía meteorológica a 12 meses", matiza el organismo.

La peor noticia es que la previsión para el inicio de la primavera no es nada halagüeña. "Durante los próximos diez días, las borrascas circularán por latitudes superiores a las nuestras y su influjo únicamente se notará en Galicia y zonas próximas. En el resto del país, las lluvias serán muy escasas o nulas", sostiene la Aemet en su cuenta de Twitter. De hecho, en Andalucía apenas se esperan precipitaciones y las que caerán serán en cantidades simbólicas, según el Centro Europeo de Previsiones Meteorológicas a Plazo Medio.

Si se cumple este pronóstico, marzo acabará como un mes más seco y cálido de lo habitual, incidiendo en una sequía de larga duración que afecta, sobre todo, a las cuencas del Guadalquivir, sur y Pirineo oriental. Para el resto de la primavera, la Aemet espera precipitaciones en torno al promedio normal, aunque podrían tener un carácter más lluvioso en la vertiene atlátinca —es decir, buena parte del oeste y zona central de la Península— y más seco de lo normal en la vertiente mediterránea y Baleares.

En cuanto a las temperaturas, en la mayor parte de la Península los termómetros registrarán valores en torno al promedio normal o serán más cálidos de lo habitual. El carácter cálido será más probable en el este peninsular y en ambos archipiélagos, de acuerdo con la Aemet. Las primeras predicciones disponibles para el verano de 2023 apuntan como escenario más probable el de unas temperaturas, de nuevo, superiores al promedio normal. Por tanto, los índices de riesgo de incendios podrían alcanzar valores muy altos.

Vista del pantano de Sau (Barcelona) este martes, mientras el Govern analiza la grave situación de sequía que padece Cataluña.

Vista del pantano de Sau (Barcelona) este martes, mientras el Govern analiza la grave situación de sequía que padece Cataluña. / Siu Wu

¿Sequía severa en toda Europa?

La situación de sequía no sólo afectará a la Península Ibérica. Un informe del Centro Común de Investigación de la Comisión Europea (JRC, por sus siglas en inglés) apunta a que "la mayor parte del sur y oeste de Europa se ve afectada por anomalías sustanciales en la humedad del suelo y el caudal de los ríos debido a un invierno excepcionalmente seco y cálido".

El equivalente de agua de nieve en los Alpes está muy por debajo del promedio histórico, e incluso es más bajo que el del invierno 2021-2022. Esto conducirá a una severa reducción de la contribución del deshielo a los caudales de los ríos en la región perialpina durante la primavera y principios del verano de 2023", sostiene el estudio.

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A este respecto, advierte de que "los impactos de la sequía emergente ya son visibles en Francia, España y el norte de Italia y plantean preocupaciones sobre el suministro de agua para uso humano, agricultura y producción de energía".

"Las previsiones estacionales muestran una primavera más cálida que la media en Europa, mientras que las previsiones de precipitaciones se caracterizan por una mayor variabilidad espacial e incertidumbre. Se requiere un estrecho seguimiento y planes adecuados de uso del agua para hacer frente a una temporada que actualmente tiene un alto riesgo de ser crítica para los recursos hídricos", alerta el JRC.

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