Los manifestantes prenden fuego a la puerta del Ayuntamiento de Burdeos en medio de las multitudinarias protestas
Las más de 300 manifestaciones convocadas en el país han concentrado 3,5 millones de personas, según los datos sindicales
Madrid
Francia está ardiendo este jueves después de las multitudinarias protestas organizadas contra Macron y su reforma de las pensiones. Las más de 300 manifestaciones convocadas en el país han concentrado 3,5 millones de personas, según los datos sindicales, lo que supone igualar el récord del pasado 7 de marzo, aunque las cifras del Gobierno son más modestas, algo por encima del millón, ligeramente inferior a otras jornadas.
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Los manifestantes han prendido fuego a la inmensa puerta de madera del Ayuntamiento de Burdeos. Los equipos de extinción se han movilizado al momento hasta el lugar y han conseguido apagarlo a tiempo antes de que se produjesen grandes daños.
La presión sigue, porque los sindicatos han convocado una nueva jornada de protesta para el próximo día 28 y aseguraron que vendrán otras más tarde, lo que amenaza con enquistar la situación. Lo ajustado del resultado que permitió sacar adelante la reforma el pasado día 20 por tan solo nueve votos y la firmeza de Macron, dispuesto a aplicarla antes de final de año pese a su impopularidad, parecen haber fortalecido la protesta, tras dos jornadas en las que las manifestaciones se habían debilitado.
Los eslóganes contra el presidente fueron los más repetidos en las manifestaciones, que como en los días previos acabaron en muchos casos con actos vandálicos y altercados con la policía, pese a los constantes llamamientos de los dirigentes sindicales a evitar este tipo de acciones que amenazan con enturbiar su reivindicación.
A diferencia de otras ocasiones, los violentos actuaron antes incluso de la llegada de la cabecera oficial de la manifestación sindical, que ajena a los disturbios discurrió con normalidad, pero por un trayecto jalonado de las cenizas de pequeños incendios, escaparates resquebrajados y mobiliario urbano derruido y con la humareda de los gases lacrimógenos utilizados por la policía todavía en el ambiente.