Madrid

La arquitecta Atxu Amann, impulsora de este espacio, defiende la idea de que no existe un prototipo de hogar perfecto, sino una vivienda perfecta para una persona concreta. Antonella Broglia vivía en un piso de 120 m² en el barrio de Salamanca, pero en 2016 decidió dar un giro de timón. Tras una intensa búsqueda cumplió con una idea que le rondaba la cabeza desde hacía años: tener una vivienda a pie de calle. Así, una fontanería de barrio de algo más de ocho metros de largo y casi tres de ancho se convirtió en su casa.

La vivienda, que en realidad es como un largo pasillo, se divide en tres espacios diferenciados. A la entrada de la vivienda tenemos a los dos lados unas estanterías gigantes, casi hasta el techo, llenas de libros y una mesa alargada de más de 2 metros en el centro. En el segundo espacio, una pared está equipada como cocina y la de enfrente es de almacenaje (dos armarios empotrados desde el techo hasta el suelo). Junto a los armarios nos encontramos una especie de cabina de cristal (es decir, totalmente transparente) que es la ducha y, ya al fondo del ‘pasillo’, una cama de matrimonio a la izquierda y una mini habitación donde está el aseo a la derecha.

Vivienda mínima

El concepto de ‘vivienda mínima’ apareció en Europa después de la Primera Guerra Mundial como respuesta a una crisis habitacional. La idea era básicamente buscar unos nuevos tipos de alojamiento con parámetros económicos mínimos. Vivir en un espacio adecuado y completo, pero reducido a lo estrictamente necesario, a lo esencial. Para ello, claro, hay que externalizar algunas funciones de la vida, algunas actividades. El ocio, la cultura, la lavandería u otros servicios. Antonella comparte el horno con una vecina y consume principalmente comida fresca y verduras. Si quiere algo más, simplemente “expande” su hogar a su barrio y consume en los pequeños comercios de su entorno. Según nuestra arquitecta, en la casa mínima ya no hay espacios, sino actividades. Y lo importante es que todas ellas sean compatibles

Pero, ¿cómo se convierte una fontanería en casa? En España, para que un espacio sea habitable, se requiere la licencia de primera ocupación. Algunas comunidades autónomas exigen también la cédula de habitabilidad. El tamaño mínimo de la vivienda va desde los 20 metros cuadrados útiles en Ceuta o los 24 de Andalucía a los 36 de Cataluña o los 40 de Murcia. La media en España ronda los 30 metros cuadrados. En el caso de Madrid son 38 metros cuadrados útiles, pero se puede convertir un local comercial a pie de calle en vivienda siempre y cuando se cumpla el plan de ordenación de la ciudad y una serie de condicionantes. Si se trata de un estudio vale con contar con 25 metros cuadrados, una altura mínima (2 metros y medio) y ciertos condicionantes de iluminación o la ventilación, entre otros.

Vivir sola

Dice nuestra arquitecta que “el saber vivir una casa es un arte”. Antonella es consciente de que es una privilegiada. En un contexto de alquileres desbordados y de hipotecas con intereses por las nubes, ella pudo adquirir por sí misma la vivienda que quería por 98.000€. El hecho de que sea una mujer de más de 60 años que vive sola es también un tema en sí mismo, pero, como defiende Atxu, “vivir solo no es vivir en soledad”. Según una encuesta de 40db para la SER y EL PAÍS, el 12,5% de la población española vive sola y a más de la mitad les gustaría continuar así, en mayor medida a las mujeres. De hecho, las personas con soledad deseada son mayormente mujeres y mayores de 65 años. Estas personas que eligen la soledad tienden a ser más felices, menos tímidas y, en general, están más satisfechas con sus vidas porque cuentan con más frecuencia con familiares y amigos a los que acudir y son más propensas a compartir sus sensaciones de soledad con algún familiar.

Únete al canal de WhatsApp de la SER