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Hasta 60 horas de trabajo semanales por 210 euros a final de mes: las condiciones que ofrecen a empleadas del hogar internas

Las trabajadoras de este sector -que son mujeres en su inmensa mayoría- aseguran que "el trabajo de interna es la esclavitud moderna" y piden que se elimine

60 horas de trabajo semanales, 210 euros a final de mes: las condiciones que ofrecen a empleadas del hogar internas

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Madrid

Como un mueble necesario, pero sin valor. Así es como se ven muchas de las empleadas del hogar que trabajan internas en una casa. En España este sector ocupa a más de medio millón de empleadas del hogar, según la última Encuesta de Población Activa, y casi la mitad desempeñan sus labores sin contrato. Las que están internas son las que atraviesan más dificultades porque apenas tienen unas horas libres a la semana.

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La mayoría llegan a España de otros países, buscando un trabajo que les permita sacar adelante a su familia. Pero las condiciones laborales que les ofrecen por dedicar las 24 horas de su día a cuidar a otras personas son precarias y abusivas. Cuentan que les han llegado a plantear trabajar de internas 60 horas a la semana por un sueldo, a final de mes, de apenas 210 euros. En el Día de las Trabajadoras del Hogar, este colectivo pide que se reconozcan sus derechos.

En un manifiesto, elaborado por la Asociación de Mujeres Empleadas de Hogar y Cuidados SEDOAC, señalan que “aunque la modalidad de interna está recogida en la legislación y se regulan descansos, retribuciones o el pago en especie, la alta incidencia de la irregularidad administrativa, la alta dependencia de estas mujeres a unos ingresos, a un techo y a que les arreglen los papeles, así como la falta de control hacen que las historias de abusos y malos tratos sean especialmente comunes y que la mujer no esté protegida por la ley, sino por la voluntad de sus empleadoras”.

Delmi, diez años viviendo en diferentes hogares

"Soy de El Salvador, licenciada en Derecho y vine a España hace diez años. No sabía cómo iba a ser mi vida en este país, pero me arriesgué por mis hijos, para que tuvieran un futuro mejor. No me daban la oportunidad de ejercer la profesión para que la que me he formado, así que tuve que dejar a un lado mi carrera y mis sueños para que otros -los empleadores de las casas en las que he estado de interna- pudieran vivirlos.

He estado diez años viviendo en diferentes hogares y encargándome de todo: limpiar, cocinar, cuidar a mayores y a niños las 24 horas del día y los siete días de la semana. Te conviertes en una cosa, un algo que puede ser usado y desechado a la primera de cambio porque normalmente no te hacen contrato. Te roban tu dignidad. Vives por y para las necesidades de otras personas, dejas de ser tú para darles a ellos las libertad de poder hacer más en sus trabajos, de pasar su tiempo libre como quieran. Y tú, a cambio, sacrificas tu vida como mujer, como madre y como profesional. Te conviertes en parte de la familia, pero tus condiciones laborales dejan mucho que desear.

Tengo compañeras a las que les han dicho: "Le voy a pagar el sábado para que se quede con el niño, pero le voy a pagar la mitad porque puede salir con él a la calle". No podemos seguir así. No pueden decirme que entro a trabajar a una casa en la que vive una señora mayor de diez de la noche a nueve de la mañana y que solo me permiten tomarme un café y dos vasos de agua e ir al baño una vez. O trabajar todo un fin de semana y decirme que no me puedo duchar allí y que ya me duche el lunes en mi casa. Situaciones como esta se siguen dando y se siguen permitiendo".

Delia, trabajar todos los días y a todas horas

"Yo llegué a España desde Paraguay y mi experiencia trabajando durante más de diez años como interna es que es un agotamiento físico y mental atroz. Yo cuidaba a tres niños pequeños y además de estar pendiente de ellos todo el tiempo me tenía que encargar de la limpieza, cocinar, planchar o lavar. Supone trabajar todos los días de la semana y todas las horas del día, a veces incluso los domingos que supuestamente es el día que nos dejan unas horas libres. Y digo horas porque el día entero nunca lo teníamos, salías de la casa por la mañana y a dormir tenías que volver ahí.

Con el tiempo ese ritmo de vida te afecta en todos los sentidos porque es trabajar, trabajar y trabajar. Yo tengo la espalda muy estropeada y he tenido que buscar ayuda psicológica porque no podía más. Estás ahí para hacer que la vida de esas familias sea más fácil y lo más triste es que no te valoran. A mi me llegaron a decir que no podía ponerme enferma porque si no quién iba a cuidar a los niños. Trabajar así no compensa, especialmente porque de externa ganas lo mismo trabajando menos horas y con la libertad de hacer tu vida".

&quot;Muchas trabajadoras del hogar nos llegan en condiciones de verdadera esclavitud&quot;: la condena de trabajar sin contrato

"Muchas trabajadoras del hogar nos llegan en condiciones de verdadera esclavitud": la condena de trabajar sin contrato

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Ana Corbatón

Ana Corbatón

Redactora en los servicios informativos de la Cadena SER. Hora 25. Antes en Hoy por Hoy y Hora 14.

 
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