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La Fiscalía del Supremo pide el archivo de la querella contra el presidente de la Audiencia Nacional en un escrito plagado de errores y omisiones

La fiscal Consuelo Madrigal incurre en errores graves en el relato de hechos expuesto en su texto y omite información para exonerar al presidente de la Audiencia Nacional de los delitos de revelación de secretos y cohecho por sus mensajes de WhatsApp con el exsecretario de Estado con el PP, Francisco Martínez, en plena investigación secreta de la operación Kitchen

Fachada del Tribunal Supremo.

La Fiscal del Tribunal Supremo, Consuelo Madrigal, ya ha presentado al juez del Alto Tribunal, Leopoldo Puente, su informe sobre la querella interpuesta por el exchófer de Bárcenas, Sergio Ríos, contra el presidente de la Audiencia Nacional, José Ramón Navarro, por delitos de revelación de secretos y cohecho debido a sus WhatsApp con el exsecretario de Estado de Seguridad con el PP, Francisco Martínez, en plena investigación Kitchen. En el escrito al que ha tenido acceso la SER, Madrigal pide el archivo de la querella contra el presidente de la Audiencia Nacional en un texto plagado de errores y omisiones de los hechos bajo sospecha.

Sin haber realizado diligencia alguna ni tener acceso a todos los whatsapp que se prolongaron durante un año, la Fiscal Consuelo Madrigal sostiene que “no hay elementos, siquiera indiciarios”, que permitan investigar al presidente de la Audiencia por aconsejar al exsecretario de Estado con el PP, Francisco Martínez, en plena operación secreta Kitchen. Sostiene la fiscal Madrigal que el presidente de la Audiencia “nunca menciona con quién podría hablar” de la causa, pero la fiscal omite que Navarro sí alude a las siglas “Ab”, como alguien de la Audiencia Nacional con quien habla, y está supuestamente relacionado con el procedimiento.

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Dice también la fiscal que “desde el 11 de mayo” de 2019, Navarro no contesta a Martínez hasta que ha transcurrido un mes. Pero es falso. Navarro le llama tres días más tarde para hablar, supuestamente, de su imputación, y en esos 30 días en los que según la fiscal no hay comunicaciones, se constatan hasta 8 mensajes enviados por el presidente de la Audiencia. La fiscal también incurre en errores al afirmar que Martínez solo pregunta a Navarro “por su imputación”, pero el exsecretario de Estado además reclama información por declaraciones de otros imputados, testigos y hasta pide un auto que se encuentra bajo secreto de sumario. Por cierto, la fiscal duda incluso de que la causa esté bajo secreto en el momento en el que sucedieron los hechos y también aquí yerra porque las conversaciones se prolongan desde febrero de 2019 hasta enero de 2020 y no es hasta septiembre de ese año cuando fue levantado parcialmente el secreto sumarial por el juzgado central de instrucción número 6 de la Audiencia Nacional.

La fiscal Madrigal añade que no hay ni en las palabras de Navarro ni en las de Martínez, indicio alguno de que hubiera intervenido en la causa. Pero ambos mantienen el flujo de mensajes durante un año, y cuando Martínez realiza una petición, añade en varias ocasiones que agradecerá su respuesta “como siempre”, de lo que se deduce que “siempre” se producía respuesta. Bien a través de WhatsApp o por otros medios, como queda de manifiesto al aludir a reuniones o conversaciones telefónicas de cuyo contenido no hay constancia en los chats de mensajería. Para la fiscal, José Ramón Navarro no da información alguna a Francisco Martínez, a quien Anticorrupción pide 15 años de cárcel por la operación Kitchen, y asevera que se limitó a darle “largas” durante un año. Idéntico argumento al expresado a la SER por el propio Navarro. Sostiene que las respuestas de Navarro se limitan a “llamadas a la serenidad” y que demoran “indefinidamente cualquier información a un momento ulterior” que “nunca llega”. Para Consuelo Madrigal, estos WhatsApp de Navarro a Martínez son un “apoyo meramente afectivo y moratorio” que se presta “a un amigo” y no puede considerarse delictivo ni permitir la apertura de una investigación penal.

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