Los atletas ucranianos no participarán en pruebas clasificatorias para los JJOO de París en las que haya rusos
Kiev responde a la recomendación del Comité Olímpico Internacional para que se vuelva a admitir la participación de atletas de Rusia y Bielorrusia a un año de los Juegos
La llama olímpica volverá a estar encendida a partir del 26 de julio del próximo año en París, pero se acerca la fecha de los Juegos con la sombra de que puedan sufrir las consecuencias de la guerra de Ucrania y pasar a la historia como otros grandes eventos deportivos ensombrecidos por un conflicto, como pasó ya en Moscú en el año 80 o en Los Ángeles en el 84. El gobierno de Ucrania ha anunciado que sus atletas no van a participar en ninguna prueba clasificatoria para los Juegos en la que haya también rusos compitiendo. Para reforzar esa decisión el Comité Olímpico de Ucrania ha confirmado que se sancionará a cualquier federación deportiva del país que no siga este boicot: "Quien se salte estos criterios puede perder su condición de federación nacional", ha explicado el portavoz del gobierno y miembro del comité olímpico del país, Oleg Nemchinov.
Ucrania responde así a la recomendación que ha hecho el COI esta misma semana en la que abre la puerta a la participación de deportistas rusos y bielorrusos en pruebas internacionales como atletas neutrales y sin competir bajo sus banderas nacionales. El Comité Olímpico Internacional cambia de posición con respecto a lo que pensaba hace un año y argumenta que los deportistas no deben pagar por la decisión de sus gobiernos, pero Ucrania recuerda que muchos atletas rusos tienen vínculos con distintas fuerzas de seguridad de su país. Sin ir más lejos, más de la mitad de los rusos que ganaron una medalla en los Juegos de Tokio son parte del CSKA, equipo polideportivo vinculado al ejército de Rusia. De hecho, dentro del CSKA los deportistas suben de rango militar gracias a sus méritos deportivos. Además, varias leyendas olímpicas se han posicionado a favor de Putin y de la guerra, como es el caso del luchador Aleksandr Karelin (abanderado de su delegación en Barcelona 92) o la gimnasta Svetlana Khorkina. El COI incluye matices a este respecto en su propuesta, ya que sigue oponiéndose a la participación de deportes de equipo y, en el caso de atletas individuales, a aquellos que formen parte de un club vinculado directamente con el ejército ruso.
He asistido al funeral de un amigo mío que dedicó 20 años de su vida al atletismo y murió cerca de Járkov. Por eso le digo a los atletas ucranianos que quizá su carrera se interrumpa, pero su vida y la de sus familias deben prevalecer
— Oleg Nemchinov, portavoz del Gobierno de Ucrania y miembro del Comité Olímpico Ucraniano
Hay ya algunas competiciones no relacionadas con los Juegos que vetaron el año pasado la presencia de atletas de Rusia y Bielorrusia que están levantando esas restricciones. El último caso se ha hecho público este mismo viernes, cuando los organizadores del torneo de tenis de Wimbledon han confirmado que este año sí les dejarán jugar bajo una bandera neutral. Una decisión que el gobierno ucraniano ha calificado de "inmoral" al tiempo que ha pedido al gobierno británico que deniegue los visados de entrada al país a estos tenistas.
La geopolítica influye en el deporte
La posición del COI y la reacción de Ucrania han conllevado una oleada de reacciones de distintos países que van más allá de lo puramente deportivo. Como es de imaginar, Rusia se ha opuesto a la propuesta del Comité Olímpico de Internacional, ya que la considera insuficiente y cree que va en contra de los principios de la Carta Olímpica, un documento en el que por cierto se puede leer que una de las misiones del movimiento olímpico es "poner el deporte al servicio de la humanidad, promoviendo la paz".
Algunos de los países que lideran la oposición a Rusia creen que no se debe abrir la puerta de ninguna manera a la participación de deportistas rusos en los Juegos de París. Esa postura la ha defendido sin fisuras el gobierno de Alemania y también el de Polonia
Juan Antonio Samaranch Jr: "Si mañana se celebrasen los JJOO, no habría atletas de Rusia ni de Bielorrusia"
Escaso espíritu olímpico
En su origen, los Juegos Olímpicos eran un momento especial en el que tradicionalmente se espera que no haya conflictos en el mundo, un paréntesis de tregua, pero en realidad no siempre ha sido así. En 1940 no pudieron celebrarse por la II Guerra Mundial y venían precedidos por el uso propagandístico que el nazismo hizo de los de 1936. Los de 1972 en Múnich se vieron sacudidos por un atentado terrorista en el que fueron asesinados 11 miembros del equipo olímpico israelí.
Juegos Olímpicos de Barcelona 92
En 1980 se vio una de las imágenes que se teme que se pueda repetir en 2024: la de un boicot masivo de unos países a otros. Decenas de países occidentales no fueron a los Juegos de Moscú en protesta por la invasión soviética de Afganistán. Entre los que no participaron había potencias olímpicas como Estados Unidos, Alemania Occidental o Japón. Cuatro años después, la URSS y otros catorce países más de la órbita soviética devolvieron el boicot a Los Ángeles, sede de los JJOO de ese año. En 1992, con la URSS en pleno proceso de desmembración, Rusia compitió bajo el nombre de Equipo Unificado. Los atletas yugoslavos participaron entonces también como miembros de un equipo independiente mientras el país se desangraba por las guerras de los Balcanes. Y el pasado año Estados Unidos no envió diplomáticos a los Juegos de Invierno de Pekín.
Rusia además no pudo ya participar con su bandera en los Juegos de Río de 2016, adonde acudieron bajo la denominación de Comité Olímpico Ruso debido al escándalo del dopaje masivo dirigido directamente por el Estado en los Juegos de Invierno de Sochi de 2014, que, por cierto, fueron utilizados como plataforma propagandística por el propio Vladimir Putin.
Antonio Martín
Redactor de la sección de Internacional. Se incorporó...