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El surrealismo hecho gol: así fue el estrepitoso fallo de Kobel en el primer partido de Tuchel con el Bayern de Múnich

Upamecano abrió el marcador contra el Borussia Dortmund, contribuyendo a la primera victoria de su entrenador en el Allianz Arena

Kobel se lamenta tras su error en el Bayern Munich-Borussia Dortmund. / Markus Gilliar - GES Sportfoto

La confianza en el fútbol lo es todo. Gracias a ella, un jugador puede alcanzar límites insospechados. Pese a ello, tal y como viene, puede irse. Así como los 'false friends' del inglés no son buenos compañeros de viaje cuando se aprende el idioma, ese exceso de seguridad provocado por la confianza hace que los futbolistas caigan como castillos de naipes en el momento más insospechado. La última víctima de esta dolorosa y común traición futbolista es uno de los grandes nombres de la Bundesliga. Gregor Kobel venía siendo uno de los grandes porteros de esta temporada, y eso que defender la portería del Borussia Dortmund nunca es sencillo. Llegaban a Múnich para enfrentarse al Bayern en el debut de Thomas Tuchel, por lo que era el día perfecto para seguir ganando confianza. Pero, así como en la vida, en el fútbol nada está claro.

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Al comenzar el partido, Dayot Upamecano (otro que vive en una constante montaña rusa de rendimiento y confianza) buscó un balón largo desde su parcela. Era un balón vertical, que no iba demasiado fuerte, y sin efecto. O, dicho con otras palabras, era una pérdida de balón segura y un caramelo para el portero. Pese a ello, ahí apareció ese false friend que es la confianza, traicionero como siempre, para amargarle el día a Kobel. El suizo no calculó bien el bote, y el esférico pasó delante de él con una calma que rozaba lo cómico. No le hizo ninguna gracia al suizo, que comenzó a lamentarse desde ese preciso momento. Leroy Sané, el teórico receptor del pase, ni tocó el balón, dejándole el gol a su incrédulo compañero.

Tras tanto plantear el partido, todo se había caído en el minuto 13. A partir de ahí, Thomas Tuchel y los suyos olieron la sangre, yendo a ganar como solo sabe el Bayern de Múnich. Cuál apisonadora, los locales pasaron por encima a los aurinegros en el Allianz Arena, brillando un día más el hombre que más goles feos ha metido en su carrera. Pese a que aquel surrealista primer gol podría haber sido suyo, Thomas Müller volvió a erigirse como el corazón de su equipo. Seguirán cayendo las críticas y pasando los años, pero no hay duda de que el atacante alemán ya tiene la mira puesta en los títulos un año más. Aunque aún tiene que esperar un poco más y corregir algunas cosas (ahí es donde entra Tuchel), el Bayern ya comienza a ganar confianza en los meses más importantes del año futbolístico. Solo les queda rezar para que, así como sucedió con Kobel, no les juegue una mala pasada en el peor momento posible.

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Víctor Diéguez

Periodista según la UCM. Pasión por el deporte...