¿Cómo se frena el circo de Trump?

Madrid

A las horas que son, Trump debe de estar durmiendo ya en su mansión de Mar-a-Lago. O maldiciendo. O celebrando, que nunca se sabe, que ha sido el primer expresidente que estuvo detenido, al que leyeron los cargos, imputado por 34 delitos de falsificación mercantil. Que se declaró no culpable y que salió en libertad sin fianza, en un proceso que, salvo su declaración, pudimos ir viendo en directo.

Había miles de personas siguiendo el streaming y los directos de cómo se movían los coches por Nueva York, esperando por ver si decía algo. Él se ha reservado hasta la madrugada, hora española, para convertir su declaración pública en un mitin, que es lo que ha sido. Para insistir en que es una caza de brujas y en que el fiscal es un lunático, que esto se hace para interferir en las elecciones. "Mi delito ha sido defender" a nuestro país, decía, y que no hay caso.

Varios foros y medios de Estados Unidos se están empezando a preguntar si valía la pena este proceso: todo esto que Trump, en el papel de víctima, ha convertido en espectáculo para darle más opciones a su eventual regreso. Todo esto para darle notoriedad y apoyos.

Es un debate quizá interesante, pero no existe. No lo hay. ¿Cuál es la alternativa a que el sistema funcione? ¿Que Trump sale ganando si monta un show? Se suponía que para eso, para evitarlo, estaba la política.

Pero no tendría sentido apelar a la vigencia de la justicia y pedir al mismo tiempo que haga excepciones por miedo a Trump, o a los imitadores de Trump que puede haber en el mundo, sólo por la habilidad que tengan para querer convertir en un circo la democracia.