Clara Sánchez: la señora X de la Real Academia Española
"Todo cambia tan rápido que no nos da tiempo a usar y disfrutar de lo que los nuevos tiempos nos traen y, además, recogerlo en diccionarios" añade la filóloga
La X de la Real Academia de la Lengua
Madrid
Clara Sánchez va a ocupar el sillón X de la Real Academia de la Lengua. La filóloga tiene dos años para leer el discurso que, según comenta, “forma parte de un proceso muy largo”. La escritora añade que al principio le sorprendió y se preguntaba por qué se habían fijado en ella, pero que después le “empezó a invadir la ilusión y el deseo de estar dentro de la Academia de la Lengua”.
De los casi 500 académicos de la historia de la Real Academia, solo 11 han sido mujeres. La primera en leer el discurso de ingreso fue Carmen Conde en el año 1979. Clara Sánchez recuerda que comenzaba haciendo mención a “los académicos”, algo que hoy en día sería impensable. La próxima novelista en ocupar el sillón X observa que, actualmente, se empieza diciendo “señores y señoras académicos” o “señores académicos y señoras académicas”. Sánchez expresa la responsabilidad que tienen y “la necesidad de reforzar desde dentro ese señores y señoras académicos.“ La escritora manifiesta, además, que llega a la Academia para ocupar ese sillón y “para aprender”.
La designación de nuevos ingresos en la Real Academia Española se somete a una votación por parte de 42 académicos. Clara Sánchez muestra el entusiasmo de que Soledad Puerto, Carmen Riera y Paloma Díaz-Mas, académicas a las que “admira”, pensaran en ella. La escritora dice: “más allá de la satisfacción y el honor de entrar en la Real Academia, a mi me conmovió muchísimo que me llamaran tres colegas del calado de estas tres mujeres” a lo que añade que “siempre se supone que las mujeres estamos en una eterna rivalidad, una eterna competencia, y realmente lo que sucede cuando hay unas cuantas mujeres… Es esto. Pero tiene que haber un número suficiente que lo permita”.
La filóloga expresa la necesidad de que “la Real Academia esté abierta a recoger cambios”. Sin embargo, pone el foco de atención en la velocidad a la que todo cambia: “es tan rápido que no nos da tiempo a usar y disfrutar de lo que los nuevos tiempos nos traen y, además, recogerlo en diccionarios”. Clara Sánchez se considera “partidaria de la economía del lenguaje y de despejar la lengua de dificultad”. Sánchez matiza que “estamos preocupados por la acentuación de algunas palabras, pero esto nos da igual cuando hablamos por WhatsApp”. La filóloga sintetiza que “la lengua es un instrumento de comunicación al que hay que darle encanto”.
Finaliza hablando de sus novelas y de la denuncia social que aparece en estas: “siento los impactos de lo que sucede en mi entorno y por eso soy novelista, tengo que expresarlo”. La preocupación por los bebés robados, la situación de las princesas saudíes… Estos son algunos de los temas que aparecen en sus obras y que tienen especial vínculo con la actualidad. Sánchez expresa que “vivimos en una sociedad en la que los deseos se han convertido en obligaciones o en derechos, pero nadie tiene la obligación, ni el derecho, a tener un hijo”. El debate sobre la gestación subrogada manifiesta que “comprar una criatura mediante vientre de alquiler es una forma muy sutil de tapar la compra de vientres”, pero asegura que “se ha llegado a una cosificación de la mujer estremecedora”.