El 'breadcrumbring' o el contigo ni sin ti de toda la vida que puede hacerte mucho daño

Madrid

Un like en una foto; un fuego o un corazón en una storie de Instagram. Eso suele hacer la persona que te gusta. Crees, además, que tiene un interés en ti porque el rastro que va dejando así lo deja entrever. Sin embargo, hay algo que te despista. No suele responder a tus mensajes, o no al menos con de manera frecuente, y tampoco llegáis a materializar un encuentro. Llamémoslo cita o plan. Una de cal otra de arena, que te va generando cada vez más atención hasta que ya estás enganchada o enganchado. A esto se le llama 'breadcrumbing', que llevado al plano sentimental se traduce en migajas de amor.

"Buscan hacer grande su ego, cubrir un vacío existencial".

—  Gabriela Paoli, psicóloga.

Esta forma de ligar que ahora bautizamos así es mucho peor que el ghosting (desaparecer de la vida de una persona sin dejar rastro ni explicación alguna). ¿Por qué es peor y más dañina? Porque esta te mantiene enganchado o enganchada a una persona que, en realidad, no tiene intención alguna de llegar a ser tu pareja. Actúa sin ningún tipo de responsabilidad afectiva y detrás de estos comportamientos suele haber perfiles narcisistas. "Buscan hacer grande su ego, cubrir un vacío existencial. El objetivo es enganchar en relaciones intermitentes. Suelen ser personas infantiles pueriles y poco empáticas". Así explica la psicóloga Gabriela Paoli, experta en tecnoadicciones y autora del libro 'Salud Digital'. "Todos podemos quedar atrapados en una relación tóxica, pero suelen caer aquellas personas con baja autoestima que tienen miedo a la soledad y se conforman con vivir este tipo de relaciones tan dañinas y crueles".

El 'breadcrumbing' es el contigo ni sin ti de toda la vida, lo que sucede es que ahora sus consecuencias son peores por el uso de las redes sociales. Es una forma de ligar que a veces traspasa la pequeña pantalla y eso es aún peor porque es cuando se genera el vínculo emocional con el o la narcisista. Paoli nos explica que son "relaciones destructivas, tóxicas, que socavan la autoestima de quien la sufre y provoca emociones de angustia, vacío, ansiedad y un profundo desconcierto porque la persona no entiende por qué le está sucediendo esto".

Casi todas nuestras dinámicas suelen venir de tiempo atrás. "Darte alas y que luego pasen de ti ha existido desde siempre. Ahora bien, es cierto que los márgenes de hoy son más ficticios y superficiales. En la actualidad existen aplicaciones con las que puedes empezar a hablar con una persona que no conoces absolutamente de nada. Esto es algo más superficial e instantáneo. Rápido. Te interesa y te deja de interesar con la misma rapidez". Estíbaliz Linares es socióloga y nos cuenta que este tipo de comportamientos no suelen darse entre personas adolescentes. "Se generan relaciones en las que no hay vínculos y, desde luego, lo que sí falta es asertividad. Decir las cosas claramente para evitar hacer daño a la otra persona".

"Me sentía mal. Con falta de confianza"

Laura tuvo una relación de este tipo hasta que decidió dejar de sentirse mal. "Ahora lo pienso y no puedo entender por qué dejé que me hiciera eso, pero en ese momento me gustaba tanto que no veía el mal que me estaba haciendo".

A Eva le pasó lo mismo. "Me dejé de querer y caí en un bucle en el que me dejé de lado y no me daba cuenta de que no supe poner límites".

No hay que normalizar

Las expertas coinciden que llegamos a normalizar relaciones que son tóxicas, malas y que nos hacen daño. Relaciones en las que no hay responsabilidad afectiva y que provocan consecuencias devastadoras en nuestra autoestima. El consejo que dan es muy sencillo: construir relaciones sanas que nos hagan sentir en paz.