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¿Espiritual o sádica?

La pasión de Cristo, dirigida por Mel Gibson en 2004, es la película más taquillera del género religioso de toda la historia del cine y la película en idioma no inglés que más ha recaudado en la taquilla estadounidense

Jim Caviezel llevando la cruz en una escena de La pasión de Cristo de Mel Gibson

Ocurrió a principios de los años 90 del siglo XX. Mel Gibson estaba en la cúspide de su éxito como actor, pero atravesaba una mala racha en lo personal. El exceso de trabajo y la fama le habían hecho caer en las drogas y el alcohol y tenía una fuerte depresión. Tras una noche de borrachera, sintió que había tocado fondo e incluso llegó a contemplar la idea de quitarse la vida lanzándose por una ventana. No lo hizo, pero aquel día todo cambió para él. Dejó las drogas y el alcohol y recobró la fe que le habían inculcado desde pequeño.

Mel Gibson creció en una familia ultracatólica. Su padre era un teólogo tradicionalista que animó a su hijo a ingresar en el seminario. Pero esta vocación no cuajó y Mel se decantó por la interpretación. Cuando se hizo famoso y se trasladó a Hollywood, se apartó de su fe y se entregó a todo tipo de excesos. Fue entonces cuando llegó la crisis que mencionamos antes y volvió a la senda de la religión. Desde entonces ha formado parte de un movimiento llamado Tradicionalismo Cristiano que intenta mantener los ritos sacramentales tal y como eran antes del Concilio Vaticano II, incluida la obligación para las mujeres de llevar velo en la iglesia y las misas oficiadas en latín. Gibson es un furibundo opositor a la eutanasia, el aborto o los métodos anticonceptivos. Tiene nueve hijos. El actor y director ha tenido muchos problemas con los colectivos feministas y LGTBI por sus manifestaciones. El logotipo de su productora, Icon, es un icono mariano y en las entrevistas suele hacer apología de su religión. Pero Mel Gibson considera que su mayor contribución a la fe religiosa ha sido su película sobre la pasión de Cristo. Incluso llegó a decir que durante el rodaje sentía que el Espíritu Santo actuaba a través de él.

Cuando a principios de este siglo Mel Gibson propuso a los productores rodar una película en latín y arameo que relatara de forma extremadamente gráfica la violencia de la muerte de Cristo, nadie quiso financiarle el proyecto. Él mismo tuvo que poner de su bolsillo los 30 millones de dólares que costaría la película. El director quería hacer un film que fuera muy riguroso con los Evangelios. “He intentado hacer la película lo más auténtica posible. Empezando por el vestuario, la ambientación, el lenguaje; las cosas que comían, las costumbres que tenían los judíos de aquella época. Porque no olvidemos que Jesús era un judío de la casa de David. En el cine hemos visto a Jesús casi siempre con aspecto occidental. Nosotros le cambiamos el color de los ojos porque los de Jim eran azules. Le añadimos una nariz más grande y le dimos el aspecto de una persona de Oriente medio”, explicaba cuando el film llegó a las pantallas.

Para hacerla más verosímil, la película se rodó en arameo, hebreo y latín, las lenguas que se hablaban entonces en Jerusalén. Jim Caviezel, el protagonista del film, decía que, cuando pasaban diez minutos el espectador se olvidaba por completo del idioma y se centraba en las imágenes. “Son las imágenes las que te transportan allí”, añadía. Mel Gibson decidió centrarse en las últimas doce horas de la vida de Jesús. La película comienza con la oración en el huerto de los Olivos. Luego llega la traición de Judas; el prendimiento; Jesús ante los sacerdotes y ante Pilatos; la flagelación; la visita a Herodes; la condena; la subida al calvario con la cruz a cuestas y finalmente la crucifixión. Todo ello retratado con un realismo extremo que no hace ninguna concesión. Golpes, latigazos, carne desgarrada… la película nos muestra a un Cristo desollado cuyo sufrimiento indescriptible es retratado con toda la crudeza visual y un detallismo casi morboso. Este fue uno de los aspectos más criticados de la película. Pero Mel Gibson lo justificó diciendo que lo que quería era ser fiel a la historia y mostrar todo lo que sufrió Jesús. “Esa violencia hace que sufra también el público, pero es necesario para que entienda profundamente el significado del sacrificio de Cristo. Por eso es tan gráfica, por eso impacta tanto en el espectador. Pero incluso en las escenas más horribles he intentado incorporar algo de la belleza de su significado”, añadía.

Jim Caviezel, protagonista de La pasión de Cristo de Mel Gibson

Mel Gibson escogió para interpretar a Jesús a Jim Caviezel, un actor que es también, como él, un ferviente católico. “Crecí con los Evangelios, así que era algo muy personal para mí. Y quería hacer lo correcto, quería ser el mejor Jesucristo que se hubiera visto en el cine. Iba a poner todo mi esfuerzo en ello para conseguirlo. El objetivo era que la gente no me viera a mí sino a Cristo”, recordaba el intérprete. La película se filmó en Italia. El actor sufrió durante el rodaje una auténtica tortura. Latigazos accidentales, magulladuras, la dislocación de un hombro cuando la cruz que trasportaba se le cayó encima, la hipotermia provocada por el frío invierno italiano… “Al final de la película, cuando estaba en la cruz, mi cuerpo estaba azul por el frío y el dolor, no era maquillaje, me había dislocado un hombro cargando con la cruz y cuando me bajaron estaba ya sin fuerzas al borde del desmayo. Un medicó me auscultó y le dijo a Mel que corría peligro de muerte. Entonces Mel me preguntó, ¿qué hacemos? ¿seguimos? y yo le dije, desde luego, esto es entre Dios y yo”, recordaba. Incluso sufrió la caída de un rayo que, afortunadamente, solo le quemó el pelo. "Yo no escuchaba nada, ni el viento ni la tormenta y de repente esa luz cayó desde cielo sobre mí y me tiró al suelo. Lo que la gente vio, al parecer, fue una iluminación que envolvió mi cuerpo y un fuego que salía a la derecha y a la izquierda de mi cabeza. Me había golpeado un rayo”. Además de Jim Caviezel tienen especial protagonismo en la película dos mujeres. La actriz rumana Maia Morgenstern da vida a María y la italiana Mónica Bellucci que interpreta a María Magdalena.

La película se estrenó el miércoles de ceniza de 2005 logrando un éxito comercial impresionante. La pasión de Cristo se convirtió en pocas semanas en la novena película más taquillera de la historia del cine, multiplicando por 20 lo que había costado el film. Mel Gibson donó 100 millones de dólares de sus beneficios a la Iglesia Católica y demostró que quizá sean un fanático y un retrógrado, pero desde luego tiene visión comercial para el cine. Pero más allá de su éxito en taquilla La pasión de Cristo acabó convirtiéndose en un auténtico fenómeno social. La película se proyectaba también en centros religiosos y a lo largo de todo el mundo se entablaban vivos debates a favor y en contra del film. “No sé si se volverá a hacer otra película así, una película cuyo contenido creo que acerca a los cristianos y a los no cristianos a una relación más cercana con Dios”, afirmaba Jim Caviezel.

El realismo de la película fue visto en general con buenos ojos por la jerarquía de la Iglesia Católica, aunque también recibió algunos varapalos de sectores más progresistas. Pero no fue solo su nivel de violencia lo que levantó la polémica. Los tumultos, polémicas y controversias llegaron sobre todo de la comunidad judía. Y es que en el film los malos de la película son claramente los judíos y como tales aparecen retratados como una turba sedienta de sangre. Todo ello llevó a debates y protestas, incluso antes de estrenarse la película y Mel Gibson se vio obligado a eliminar una escena en la que se decía que la culpa de la muerte de Cristo caería eternamente sobre los judíos y sus descendientes. Organizaciones hebreas de todo el mundo mostraron su disconformidad con la película. “Me preocupa mucho que esta película provoque una oleada de antisemitismo en el mundo. Tras ver la película me entrevisté con el Papa Juan Pablo II para hablar de lo que de verdad nos une a la nación judía y a la cristiana y resaltar que, desde los tiempos del Concilio Vaticano II, la Iglesia católica rechaza la idea de que los judíos mataron a Cristo”, explicaba el Gran Rabino de Israel, Yona Metzger.

Jim Caviezel en una escena de La pasión de Cristo de Mel Gibson

Mel Gibson, con La pasión de Cristo, había conseguido provocar toda clase de reacciones en los espectadores. Todas excepto la indiferencia. La película fue prohibida en varios países árabes, ya que el islam rechaza las representaciones visuales de un profeta y consideran a Jesús uno de ellos. En otros países, como Malasia, se tomaron medidas muy inusuales. La película no fue prohibida, pero solo se permitió a los cristianos verla y para ello fueron las iglesias cristianas las únicas que podían vender entradas. Y una última curiosidad sobre La pasión de Cristo. Fue la última película que vio el ex presidente de Irak Saddam Hussein en su celda antes de ser ejecutado. Tras verla, el dictador iraquí dijo a sus guardias que estaba asombrado y conmocionado por la crueldad del film y aseguró que los iraquíes nunca habrían tratado a Jesús de esa manera. Por cierto, Mel Gibson ha anunciado para el año que viene el estreno de una segunda parte que llevaría por título La pasión de Cristo, resurrección y que se centraría en los sucesos siguientes a la muerte de Jesucristo.

 
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