Antes de que en España empezásemos a hablar de 'haters', de 'trolls' y de ciberacoso, la directiva de Intel Sally Hambridge ya había escrito las normas sobre cómo debíamos usar Internet. Este decálogo que se conoce como netiqueta se creó en 1995, aunque dos décadas después muchos usuarios siguen sin darle uso. "Son normas que tampoco son muy extrañas, son pautas que muestran lo que también hacemos en la vida real", asegura Nieves Goicoechea, jefa de la sección de Tecnología de la SER, en 'El Faro'.

El primer punto de este código es algo básico: no olvidar que detrás de la pantalla hay otro ser humano. Pese a su sencillez, la mayoría de personas que vierten odio en Internet no lo tienen en cuenta. Cuando traspasan la línea de la violencia, Goicoechea recuerda que el usuario tiene derecho a denunciar los hechos ante la Policía. "Lo que los expertos aconsejan es no entrar en la provocación, ni leer los mensajes, solo hacer un pantallazo porque luego eso puede servir como prueba en la denuncia", explica.

Entre los puntos que desarrolló Hambrige, se incluye un códigos que funciona de manera distinta a la vida real: el uso de las mayúsculas. Según la netiqueta, hacer uso de esta escritura en Internet equivale a gritar. "Cuando nos enfadamos en la vida real hacemos gestos y expresiones concretas, pero en Internet vale con escribir en mayúsculas", dice Goicoechea.

Los diez principios de la netiqueta

·Nunca olvide que la persona que lee el mensaje es otro ser humano con sentimientos que pueden ser dañados.

·Adhiérase a los mismos estándares de comportamiento en línea que sigue en la vida real.

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·Escribir todo en mayúsculas se considera como gritar y, además, dificulta la lectura.

·Respete el tiempo y el ancho de banda de otras personas.

·Muestre el lado bueno de sí mismo mientras se mantenga en línea.

·Comparta sus conocimientos con la comunidad.

·Ayude a mantener los debates en un ambiente sano y educativo.

·Respete la privacidad de terceras personas.

·No abuse de su poder o de las ventajas que pueda usted tener.

·Excuse los errores de otros. Comprenda los errores de los demás igual que usted espera que los demás comprendan los suyos.