Audiencia

Hoy hemos recibido los buenos datos del EGM, los que miden nuestra audiencia, y esa es hoy nuestra palabra. Una voz que está en los diccionarios desde hace cinco siglos para nombrar tribunales de justicia o encuentros con jerarcas o autoridades previa concesión, eso sí. Pero los académicos no debían de ser oyentes de radio en el siglo XX, porque la acepción que define audiencia como el "número de personas que reciben un mensaje a través de cualquier medio de comunicación" llega al diccionario en 2001, junto a las cuotas e índices de audiencia, cuando la radio era ya casi octogenaria.

Si ayer, con la palabra paciente, vimos lo juguetona que es la lengua, con la palabra audiencia cerramos el círculo. Porque nuestra audiencia es nacional, pero no es la Audiencia Nacional con mayúsculas. Y porque nuestra audiencia es pública, pero un programa de radio no es una audiencia pública, que ni esto es un tribunal ni tú, un juez con puñetas, Francino. Y una cosa más, hay palabras muy precisas y eficaces que, sin embargo, carecen de alma. Y creo que audiencia, como alumnado, es una de ellas. Nosotros solemos dirigirnos a nuestros oyentes y cuando salimos del estudio ponemos cara y recibimos el cariño de nuestros oyentes, no de nuestra audiencia. Eso se lo dejamos al frío EGM. Por cierto, que oyente es una palabra que carece aún de entrada para definir a la persona que escucha un programa de radio. Esperemos que, a su ritmo, la RAE no tarde otro siglo en incluirla y siga regateándonos, como el emérito.