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Adentrándonos en el día a día de las prisiones españolas

La rutina carcelaria y sus procedimientos explicados

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Hoy nos acercamos de nuevo al día a día de una prisión. Comencemos por el principio, ¿qué ocurre cuando una persona entra en un establecimiento penitenciario?

En primer lugar, se recogen los datos del condenado, se toman sus huellas y se les realizan fotos de frente y de perfil para posteriormente archivar la información en el libro de ingresos. Además, se crea un documento específico que explica cuál es la situación y el motivo del ingreso.

A continuación, se registra al condenado y sus objetos personales. Si estos no están permitidos, se guardan en un lugar seguro para entregarlos de nuevo cuando se cumpla la condena, aunque también existe la posibilidad de entregarlos a un familiar si ambas partes lo desean.

Después se realiza un primer reconocimiento médico para conocer el estado de salud del preso y garantizar al máximo los cuidados sanitarios del mismo. Posteriormente, se realizan entrevistas con profesionales que trabajan en la prisión con el fin de conocer la situación social y familiar del condenado o asesorar en la gestión de ayudas del Ayuntamiento o la Comunidad Autónoma para las personas en su situación.

Finalmente, a los presos se les asigna un módulo, se les entregan productos de higiene, sábanas, mantas y ropa para vestirse durante su estancia. Las condiciones de esta dependerán del grado.

Los presos de Primer grado o Régimen cerrado son los que se consideran peligrosos por los delitos que han cometido, por su comportamiento o porque han tratado de escapar anteriormente. Estos presos no pueden obtener permisos para salir.

Los presos de Segundo grado o Régimen ordinario no se consideran peligrosos, y tienen derecho a visitas de familiares y amigos, trabajar dentro de la prisión, participar en actividades y que se les estudien los permisos para su preparación para su vida en libertad.

Los presos de Tercer Grado o Régimen abierto pasan el día fuera de la prisión y vuelven para dormir. Para estar en este grado el preso debe tener buen comportamiento y que la Junta de Tratamiento, encargada de revisar los grados cada 6 meses como máximo, te conceda el permiso.

La Junta de Tratamiento está formada por el director y otros profesionales de la prisión. Sus funciones son: estudiar los problemas y necesidades de cada preso, estar al tanto de la vida de los presos en prisión, proponer y decidir el grado de cada preso, revisar el grado y la situación de cada preso cada 6 meses, decidir si concede permisos a los presos para salir de prisión y ofrecer a cada preso actividades para hacer en prisión.

Para revisar los grados, la Junta de Tratamiento tiene en cuenta la personalidad de cada preso, su situación familiar y social y el delito que cometió. Después de la revisión se puede mantener el mismo grado, cambiar a otro grado o ser trasladado a otra prisión. Cuando un preso no está de acuerdo con la decisión de la Junta de Tratamiento, puede reclamar en el Juzgado de Vigilancia Penitenciaria.

Pero, centrémonos en la vida en la cárcel. Los reclusos deben estar en sus celdas, aproximadamente, de 8 de la noche a 8 de la mañana. Las celdas tienen cerraduras automáticas, aunque los presos cuentan con telefonillos para avisar en caso de emergencia.

En las cárceles españolas se desayuna pronto, se come pronto y se cena pronto. Durante el resto del día, salvo la hora de la siesta, está prohibido estar en la celda. Todos los días son iguales, incluidos fines de semana y festivos.

Durante la mayor parte del día los presos deben estar en las zonas comunes de su módulo, donde hay mesas, una televisión común, una cancha de fútbol y baloncesto, así como un futbolín y un pin pon. En estos espacios conviven a diario los presos

Los presos no tienen en ningún momento del día acceso a internet. Los teléfonos móviles están prohibidos y aunque hay clases de informática no hay conexión a la red y solo se conectan en casos excepcionales, como los estudios por la UNED. Los presos pueden tener una televisión en sus celdas, siempre y cuando la compren con su propio dinero en el economato de la prisión y sea un modelo con unas características concretas.

En cuanto a los comportamientos que se sancionan, destacamos el consumo de alcohol o drogas, la discriminación por raza, género o condición sexual, el maltrato físico o verbal de otros presos o trabajadores de la prisión, organizar o participar en peleas, desobedecer las órdenes de los trabajadores de la prisión, tener objetos no permitidos, robar, contar mentiras que afecten a la seguridad de la prisión o fugarse.

Las sanciones por estos comportamientos son diversas. Existen las advertencias por escrito, pero también se pueden llegar a sancionar con la prohibición de los paseos y las actividades de ocio (por un tiempo máximo de un mes), la limitación de la comunicación con personas del exterior, la prohibición del permiso (por un tiempo máximo de dos meses) o la reclusión en una celda sin salir (por un tiempo máximo de 14 días)

Los presos pueden comunicarse con familiares y amigos, con profesionales y con entidades que ayudan a personas presas. Aun así, el juez puede pedir la prisión incomunicada, es decir, que será el juez quien autorice (o no) todas las comunicaciones.

Existen tres tipos de comunicaciones: las comunicaciones presenciales, las comunicaciones por teléfono y las comunicaciones por carta

Las comunicaciones presenciales son las que el preso tiene cara a cara con una o más personas. Dentro de las comunicaciones presenciales hay también varios tipos:

1. Visitas de familiares en salas.

El preso puede reunirse con su familia en una habitación al menos una vez al mes. Las visitas duran entre 1 y 3 horas.

2. Visitas a través de locutorios.

Los locutorios son cabinas con teléfono. Hay un cristal que te separa del resto de personas y hablas a través de un teléfono. Es decir, puedes ver a las personas que vienen a visitarte, pero no puedes tocarlas. Pueden ir a visitarte hasta 4 personas a la vez y estas comunicaciones tienen que avisarse unos días antes para que el Centro les dé permiso. La visita puede durar hasta 40 minutos.

3. Visitas íntimas con la pareja.

Si el preso tiene pareja, puede tener encuentros íntimos al menos una vez al mes. Estos encuentros se hacen en una habitación con una cama y duran entre 1 y 3 horas.

4. Visitas de convivencia.

Tienen derecho a ellas los presos con hijos menores de 10 años. A estas visitas pueden ir hasta 6 personas a la vez. Se pueden pedir una vez cada 3 meses. Duran entre 3 y 6 horas.

5. Comunicaciones con abogados.

Se hacen en locutorios especiales. Siempre están permitidas. No las puede prohibir un juez aunque la persona presa tenga mal comportamiento.

Por otra parte están las comunicaciones por teléfono. El preso puede llamar por teléfono a su familia, a su abogado y a otras personas. Cada preso paga sus propias llamadas de entre las 10 personas que selecciona previamente, explicando al centro el tipo de relación que mantiene con ellos. Cada preso puede realizar un máximo de 10 llamadas a la semana, con una duración máxima de 5 minutos cada una

Por último están las comunicaciones por carta. El preso puede enviar todas las cartas que quiera. Para ello, debe dejarlas en el lugar que se indique por parte de los trabajadores del centro. Las cartas tienen que estar dentro de un sobre cerrado y llevar en el remite el nombre y apellidos de la persona que se envían. Para enviar cartas a presos de otros centros y prisiones, se entrega la carta en un sobre cerrado al director de la prisión.

Además hay comunicaciones por paquete Los presos pueden enviar y recibir un máximo de dos paquetes al mes (uno en caso de los presos de primer grado), que no pueden contener objetos prohibidos en la prisión.

Además, las prisiones cuentan con servicio de empleo y formación, donde el preso puede aprender oficios nuevos para tener más oportunidades de encontrar un trabajo cuando salga de prisión. Hay distintos talleres con actividades de formación profesional. También existe la posibilidad de trabajar en prisión y recibir un sueldo, que se ingresa en la tarjeta individual del preso. Los presos pueden también hacer cursos o terminar los estudios que empezaron antes de entrar en prisión. Además, hay actividades de ocio, deportivas y culturales.

 
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