Israel celebra su 75º aniversario en medio de una profunda división

Israel celebra hoy el Día de la Independencia, el aniversario de la fundación de su Estado hace justo 75 años según el calendario hebreo. Una fecha en teoría de celebración que en la práctica llega con el país sumido en una profunda crisis social y en manos del gobierno más ultraderechista de su historia. "Todos merecemos celebrar esta fecha unidos, detrás de nuestros héroes, sin ningún debate", pedía hace unos días el primer ministro Benjamín Netanyahu, si bien la fotografía de un día no logra maquillar la realidad de los últimos tiempos en el país.

Después de celebrar cinco elecciones en seis años, Netanyahu ha logrado retener el poder sosteniéndose en partidos de extrema derecha y ultraortodoxos cuyos miembros en el gobierno no han dudado en aconsejarle por ejemplo un ataque directo sobre Gaza para poner fin al lanzamiento de cohetes desde la Franja. Lo cierto es que han pasado 75 años y el conflicto parece lejos de solucionarse. Nada más declarar David Ben-Gurion la independencia en un discurso en el que se podía leer que "el derecho natural del pueblo judío es ser dueño de su destino y, como cualquier otro nación, serlo en su propio Estado soberano", comenzó el éxodo forzoso de hasta 700.000 palestinos, la primera guerra en la que participaron varios países árabes de la zona y una convivencia en la que todavía no se ha materializado la coexistencia pacífica de Israel junto a un Estado palestino.

Israel ocupa a día de hoy alrededor del 80% del territorio histórico palestino, bloquea en la práctica la Franja de Gaza, reconvertida en una cárcel al aire libre con graves problemas de abastecimiento para su población, y sostiene una política de asentamientos en Cisjordania que son considerados ilegales por Naciones Unidas. En su informe más reciente, Amnistía Internacional acusa a Israel de establecer un régimen constante de opresión sobre el pueblo palestino en el que se incluyen torturas, malos tratos y controles aleatorios por los que el país además se niega a responder ante una corte internacional.

Netanyahu en el punto de mira

Cientos de miles de israelíes llevan semanas saliendo a la calle para protestar contra el primer ministro después de que este haya preparado una reforma legal que en la práctica reduce la independencia del poder judicial justo cuando él mismo está bajo sospecha por supuestos delitos de soborno, fraude y abuso de confianza. Netanyahu ha llegado incluso a cesar a un ministro que se mostró crítico con esta reforma según la cual incluso aunque fuera declarado culpable podría seguir en su cargo.

La reforma judicial está en el centro de los focos políticos en Israel, pero no ha sido el único movimiento político del nuevo gobierno. La visita de uno de los ministros ultraderechistas a la Explanada de las Mezquitas fue vista como una provocación por el mundo árabe, otro titular del Ejecutivo reconoció este mismo año ser homófobo y racista y el Ejecutivo ha aprobado leyes polémicas como una que aumenta las licencias de armas entre la población.

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Un país próspero

Más allá de su complicada realidad política, lo cierto es que estos 75 años en los que Israel ha contado con el respaldo constante de Estados Unidos y de las principales economías europeas, le han convertido en uno de los países más prósperos de Oriente Medio. Tiene una renta per cápita mayor que España, Italia o Japón, el país que registra un índice de innovación más alto en su región, tiene un índice de desarrollo humano similar al de Estados Unidos e incluso está entre los diez primeros en cuanto al nivel de felicidad que dicen tener sus ciudadanos.

También posee uno de los 20 ejércitos más poderosos del mundo, aunque ha ido reduciendo su inversión en defensa en los últimos años. La industria israelí de pulido y posterior exportación de diamantes y otras joyas preciosas es una de las principales del mundo, y también es un referente en cuanto a la fabricación de productos tecnológicos y en la exportación de alimentos de invernadero.