¿Dejamos de ver 'Lo que el viento se llevó' por racista o de leer a Nabokov por pedófilo?
La escritora Carmen Domingo describe en su libro '#Cancelado. El nuevo macartismo' las nuevas formas de censura en el siglo XXI. 'La censura de hoy no te quema en la hoguera pero sí puede llevarte a una muerte en la esfera pública'
La cultura de la cancelación a debate
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Madrid
'¿Hay que seguir viendo 'Lo que el viento se llevó' o la eliminamos de las filmotecas por racista? ¿Lolita debe seguir siendo considerada una obra maestra de la literatura o prohibimos a Nabokov en las librerías por pedófilo? ¿Quemamos los comics de Tintín en defensa de los pueblos que fueron colonizados por los europeos? ¿Debe censurarse la atracción de un parque temático en la que Blancanieves recibe un beso del príncipe al no ser éste consensuado? ¿Puede un cocinero blanco europeo cocinar un plato típicamente chino o es apropiación cultural? ¿Merece Dostoievski un ciclo de análisis sobre su obra o censuramos todo lo procedente de Rusia? ¿Pueden los actores interpretar personajes que no sean de su misma raza y condición sexual?'
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Todas estas preguntas proceden de situaciones y polémicas reales registradas en los últimos tiempos y documentadas por la escritora y filóloga, Carmen Domingo, en su libro '#Cancelado. El nuevo macartismo'. Un ensayo en el que reflexiona sobre cómo opera la llamada cultura de la cancelación definida como 'una actitud que consiste en retirar el apoyo, ya sea moral económico, digital o social a aquellas personas u organizaciones que, independientemente de la veracidad de sus argumentos, no cumplen con las expectativas de un sector de la sociedad que, en ese momento, ostenta cierto poder y lo ejerce limitando, con su intento de silenciar al otro, la libertad de expresión'.
Una herencia moderna de la censura pura y dura de toda la vida, que ahora ha sofisticado su 'modus operandi' a través de las redes sociales. Su autora ha explicado en 'La Ventana' cómo el cancelador no busca convencer a su interlocutor ni tampoco debatir para buscar la verdad. 'El objetivo es literalmente ése, cancelar al otro, silenciar sus opiniones porque no son las 'correctas', porque no coinciden con las suyas. Y eso puede hacer mucho daño sobre todo a aquellas personas que no tienen herramientas para poder enfrentarse a este tipo de campañas' ha señalado Domingo.
No hay que cancelarlos, sino ser críticos
La autora considera que este tipo de actitudes, al llevar lo políticamente correcto hasta el extremo, cercena la libertad de expresión y es lo que está detrás de los intentos de reescribir la historia y la literatura. 'La cuestión no es prohibir leer a Nabokov o a Roald Dahl o reescribir sus textos. Se trata de formar a las personas para que todos tengamos el espíritu crítico suficiente para enjuiciar ese contenido.
Domingo considera que la cancelación moderna se sitúa en los ámbitos universitarios y los medios de comunicación, se retroalimenta a través de las redes sociales, y además ha diluido las diferencias ideológicas. 'Si la censura era el patrimonio tradicional de la derecha, el macartismo original, ahora, como persona de izquierdas, me preocupa que haya una parte de la denominada izquierda líquida, que está cayendo también en la cancelación, bajo el paraguas de una suerte de superioridad moral', ha señalado.
Por todo ello, Carmen Domingo aboga en este libro por no penalizar las ideas, ni tampoco impedir un debate público sobre ellas. ' Lo único que demuestra la existencia y aplicación de la Cultura de la Cancelación es que todos aquellos que la aplican conviven, sin duda alguna, con una falta de confianza ante la capacidad de defender sus propias convicciones bajo la que ocultan sus principios y por eso los imponen: 'Dame la razón y serás bueno' o, lo que es lo mismo, 'Dame la razón y te dejaremos opinar'. Igual las dos sentencias anteriores lo que hacen es confirmar que no es la razón lo que importa, sino la fuerza. En definitiva, que lo que hacen es abogar por el pensamiento único'.
La censura y el estreno de 'Lo que el viento se llevó' o 'Lo que el culo aguantó'
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