La segunda semifinal del Festival de Eurovisión, que se celebra este mismo jueves, llega marcada por la polémica participación de Israel. Si la candidatura del país siempre genera voces críticas, este año la controversia se ha multiplicado por la guerra abierta entre Israel y Palestina. El conflicto ha traspasado fronteras y llega al certamen musical europeo con el rechazo de eurofans e instituciones por la presencia del estado hebreo. Desde activistas a políticos, pasando por perfiles relacionados con la candidatura española como Inés Hernand, han mostrado su descontento por la presencia de Eden Golan en el escenario de Malmö (Suecia). La artista israelí se subirá a las tablas para defender Hurricane, la tercera propuesta de Israel para poder competir en el evento de este año. Esta balada en inglés, que incluye algunos versos en hebreo, viene a sustituir a October rain, una canción rechazada por la organización de Eurovisión por considerar que incumplía la normativa del concurso al incluir motivos políticos en su letra. Lo que ocurrirá la noche de este jueves cuando Golan interprete su tema es todo un misterio. La joven israelí participará en decimoséptima posición, convirtiéndose así en la antepenúltima actuación de la velada y las protestas por su presencia ya han comenzado en territorio sueco. A última hora de este miércoles, un barco pesquero de la ONG Ship to Gaza, que forma parte de la coalición «Flotilla de la Libertad» y se encarga de llevar ayuda humanitaria a la Franja de Gaza, ha atracado en el puerto de Malmö a modo de protesta. Además de la presencia de este barco, hay programadas varias manifestaciones contra los ataques israelíes a la Franja de Gaza que podrían repercutir en el desarrollo natural de la gala. Unas protestas que ya se vivieron este miércoles en las principales vías de la ciudad sueca, mientras la tarima del Malmö Arena acogía el ensayo de la comitiva del país judío. Además, en el estadio escandinavo también se escucharon abucheos por parte del público mientras Golan interpretaba su tema. Precisamente por ello, el despliegue de seguridad para proteger la integridad del equipo israelí, así como la del resto de participantes y del público asistente, es uno de los más potentes de las últimas ediciones del certamen. Como su propio nombre indica, el festival de Eurovisión dirime cuál es la mejor canción de entre las presentadas en cada edición por los distintos países europeos que participan en el certamen. Sin embargo, desde hace unos años, las naciones del Viejo Continente no están solas. Aparte de Turquía —que por su proximidad puede tener argumentos para competir con los Estados europeos— y Australia —donde el concurso tiene una gran acogida—, hay un país de Oriente Medio que ya se ha convertido en un clásico. ¿Por qué participa Israel en Eurovisión? A pesar de no estar en Europa, Israel participa en Eurovisión por ser un miembro activo de la Unión Europea de Radiodifusión (UER), organización internacional que engloba a las principales cadenas de televisión y emisoras de radio públicas europeas y que se encarga de organizar el certamen desde sus orígenes, en 1956. Israel no es parte del «Big Five» —grupo de países privilegiados, formado por España, Italia, Alemania, Francia y Reino Unido, que pasan directamente a la final de Eurovisión cada año—, pero su participación en el concurso tiene una honda tradición. Su historia en el festival se remonta a 1973, cuando logró un cuarto puesto en su debut con Ey Sham, de Ilanit. Desde entonces, ha participado en 40 ocasiones. Su larga trayectoria en el concurso no ha estado exenta de éxitos. Israel se ha hecho con el micrófono de cristal en cuatro ocasiones. La primera vez fue en 1978, cuando Izhar Cohen y Alphabeta se impusieron con el tema A-ba-ni-bi. Al año siguiente, Gali Atari y Milk and Honey repitieron el primer puesto con la canción Hallelujah. La tercera victoria llegó en 1998, con Diva, de Dana International; y la cuarta, la más reciente, en 2018, año en que Toy, de Netta, consiguió el primer puesto. Noa Kirel, la última representante israelí en el festival el año pasado, alcanzó una tercera posición en la edición celebrada en Liverpool (Reino Unido) Más allá de sus victorias, Israel ha cosechado dos segundos puestos y un tercer puesto. Estos han sido todos sus resultados: La situación geopolítica de Israel, marcada por el conflicto con Palestina, ha sido parte ineludible de su historia eurovisiva. La edición de 1973, en la que se estrenó en el concurso, contó con un refuerzo de la seguridad en Luxemburgo, sede de Eurovisión aquel año. Un año antes, en Múnich, 11 miembros del equipo olímpico israelí de 1972 fueron víctimas de un ataque terrorista. Debido a lo abultado de su traje, se rumoreaba que la cantante Ilanit actuó con un chaleco antibalas. La sede elegida por Israel para celebrar el concurso en las ocasiones en que resultó vencedor también ha sido motivo de sonadas polémicas. En 1979, un año después de la primera victoria israelí, el certamen se celebró en Jerusalén, ciudad conquistada en 1967 por Israel, pero cuya legitimidad se mantiene en disputa, ya que el Estado de Palestina reivindica la parte oriental de la urbe como su capital, mientras que Israel la considera como su capital «eterna e indivisible». La vencedora israelí más reciente, Neta, proclamó en su discurso como ganadora que la siguiente edición del certamen se celebraría en Jerusalén. No obstante, el certamen de 2019 tuvo lugar, finalmente, en Tel Aviv, la segunda ciudad más grande del país. En otras ocasiones, Israel ha presentado al concurso canciones con mensajes pacifistas. Así, por ejemplo, la artista Noa interpretó en 2009 la canción There must be another way a dúo con Mira Awad, una cantante de procedencia árabe. Por su parte, en el año 2000 el grupo Ping-Pong exhibió banderas de Israel y Siria al grito de «Peace! Peace!».