Protocolo

Madrid

Protocolo es una palabra que nos llegó del griego. 'Proto' significa primero y 'colo' suena a cola y suena bien, porque se refiere al primero de los papiros unidos con cola o a una nota pegada en la tapa de un libro con las características de lo escrito, una especie de índice. Y la palabra entra en el primer diccionario de la RAE en el siglo XVIII con este único sentido. A partir de aquí, siguiendo un curioso protocolo, los académicos van añadiendo a la palabra una acepción por siglo.

En el XIX (1852), la referida a actas de encuentros o acuerdos diplomáticos en los que se decide "un grave negocio". En el XX (1925), se incluye, junto a los protocolos notariales, el que hoy nos ocupa: las reglas ceremoniales establecidas por ley o por costumbre. Y en el XXI (2001 y 2014), entran los protocolos informáticos y los que establecen los pasos reglados en todo tipo de actividad, hasta la visita al proctólogo tiene un protocolo establecido con mucho tacto. El prefijo proto- nos ha dejado además muchas palabras: desde el sencillo protón, así llamado porque se consideraba la primera partícula organizadora de la materia, después se descubrieron otros, o el prototipo, que se explica por sí mismo. Y propongo un neologismo, aunque sea para el siglo XXII, proctocolo o protoculo, cuando el protocolo es tan malo o se aplica de tal manera que el acto organizado acaba como el culo.