El pasado sábado medio mundo miraba a Londres. Allí tuvo lugar la ceremonia de coronación de Carlos III de Inglaterra y las cámaras captaron con detalle cada movimiento de la familia real británica y de sus invitados. En redes sociales se comentaba cada cosa, desde una curiosa sombra que pasaba por una puerta a por qué sonó el himno de la Champions en Westminster, pasando por el vestuario de los reyes de España o la presencia de Kate Perry. Entre todos los medios de comunicación que allí se encontraban, los ingleses fueron los que más a fondo se emplearon en esa labor de descubrir todos los pormenores del evento. El diario Daily Star contó con un experto en leer los labios que pudo captar lo que dijo el monarca mientras esperaba la llegada de su hijo Guillermo a las puertas de la Abadía: «Nunca podemos estar a tiempo. Siempre hay algo.. Eso es aburrido», señaló con un gesto de enfado desde el interior de la carroza Jubileo de Diamante junto a Camila. Ambos esperaron dentro a que llegaran los príncipes de Gales mientras las cámaras esperaban impacientes que se bajaran del carruaje. El mismo experto también reveló lo que decía el ya coronado rey cuando subía al balcón del Palacio de Buckingham para saludar al pueblo: «Me alegraré cuando todo termine», le dijo a su esposa. Las cámaras también captaron una conversación entre el príncipe Enrique y Jack Brooksbank, el marido de su prima, la princesa Eugenia: «Es triste. Estoy harto, he intentado hablar con él», le contaba Enrique, no se sabe si refiriéndose al príncipe Guillermo o a su padre. En cualquier caso, en ningún momento durante la ceremonia se vio un acercamiento entre hermanos. Daily Star también contó con una especialista en lenguaje corporal que contaba cómo Kate, la princesa de Gales, tampoco estuvo especialmente cómoda en el evento. En un análisis exclusivo del lenguaje corporal para el Daily Star, Adrianne Carter, conocida como Face Whisperer, reveló que el día también fue difícil para la Princesa de Gales. «Estresada, se quedó al margen manejando a sus dos hijos inquietos y aburridos», señala el diario que apuntaba además la poca ayuda del príncipe Guillermo con los niños durante la coronación. Carlos III ya ha dado muestra su mal humor y exigencia en multitud de ocasiones. Tan solo 3 días después de ser rey, se disponía a sentarse en una mesa para firmar un documento real y le molestó un tintero. En vez que cogerlo él mismo y retirarlo, pidió a un empleado que lo hiciera por él. Un gesto que dio la vuelta al mundo por el desprecio con el que además lo reclamaba. Dos días después, de nuevo la tinta se interponía en su camino. Firmando unos documentos, se dio cuenta de que una pluma perdía algo de tinta y no ocultó su enfado: «¡No puedo soportar esta maldita cosa!», dijo y se fue sin esperar a su esposa, al tiempo que decía: «Es asqueroso todo el tiempo».