Réquiem por 'Sálvame' (desde la izquierda)
¿Me habría ido mejor prestar atención a las palabras de Jorge Javier en vez de leer a Simone de Beauvoir o Kate Millet?
Réquiem por 'Sálvame' (desde la izquierda)
Madrid
Para ellos Gramsci y el Capital, Pasolini y Kubrick, Naomi Klein o De Sousa Santos. Para el pueblo llano Belén Esteban, Sálvame y la telebasura que ahora lloran esas voces que se dicen de izquierdas, progresistas, feministas. Entonan el réquiem y twittean sendos panegíricos por un programa que se ha dedicado durante años a necrosar las neuronas de los telespectadores con estragos parecidos a los de la heroína.
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El sensacionalismo, la explotación sin escrúpulos de lo personal e íntimo, el chismorreo, la difusión de los más abyectos valores contra la dignidad de las personas parece que no bastan para considerar pura bazofia lo que ha estado emitiendo Mediaset. Contemos, por ejemplo, las horas de misoginia que se han derramado en sus platós, el degradante espacio que han ocupado las mujeres encarnando los más rancios estereotipos. Pero no, debe ser que me falta cultura televisiva porque algunos están a un paso de pintar Sálvame casi casi como un espacio revolucionario marxista-leninista y un referente de intelectualidad progre.
¿Habré yo estado perdiendo el tiempo todos estos años en los que en vez de enchufarme Telecinco me daba por ponerme a leer libros? ¿Me habría ido mejor prestar atención a las palabras de Jorge Javier en vez de leer a Simone de Beauvoir o Kate Millet? Para esta izquierda de dudoso nombre la buena cultura, los buenos pensadores, la formación y el saber serios y bien construidos son elitistas.
Durante siglos a los pobres se les impidió el acceso al conocimiento por serlo y eso era parte de la estructura que los oprimía pero ahora son personas que dice defender a los de abajo quienes pretenden que después de un largo y cansado día para ganarte el pan llegues a casa y te atiborres de la humillación y el maltrato a otros, de un circo bestializador que te sume en una anestesia existencial muy lucrativa para quienes van diezmando tu coeficiente intelectual.
Algún día calcularemos los costes reales, tanto a nivel de PIB como de bienestar mental y de conciencia social que habrá tenido este esperpéntico invento que solo los cínicos pueden seguir defendiendo.
El último adiós a Sálvame
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Najat el Hachmi (Nador, Marruecos, 2 de julio...