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El origen franquista del turismo español

El régimen se esforzó en potenciar y aparentar de puertas hacia fuera, pero también dentro de nuestras fronteras

El origen franquista del turismo español

Madrid

El uso de la expresión “de aquellos polvos, estos lodos” se remonta a hace más de 600 años y sirve para explicar que lo que nos pasa en el presente es consecuencia de lo que se hizo en el pasado. El turismo, un sector que en 2022 aportó casi 60 mil millones de euros –12,2% de nuestra economía– se asentó como actividad puntera a lo largo del siglo XX, pero fue a partir de los últimos años de la dictadura de Franco cuando el modelo actual dio sus primeros pasos.

"A veces tenemos la idea de que somos muy innovadores, pero si investigamos el pasado nos damos cuenta de que hay unas bases que asientan el actual turismo de masas a partir de los años 50 y en la década de los 60", explica Nicolás Torres, geógrafo, doctor internacional en Humanidades, Artes y Educación y autor de La turistización patrimonial del franquismo (Universidad de Granada, 2022).

Como recogía el NO-DO en 1963, el régimen obsequiaba con unas vacaciones pagadas al turista diez millones que llegaba a nuestro país. Ya en los 60 parecíamos más interesados por la cantidad de turistas que por la calidad de su estancia. El turismo se pretendía usar en aquellos años como una forma de blanqueamiento: "si llegaban turistas extranjeros de otras naciones, estaban aceptando el régimen tácitamente", apunta el investigador.

Para el dictador Franco, el turismo era también una forma de gestionar las relaciones políticas y la getión del patrimonio jugaba un papel fundamental. En palabras de Torres, "los monumentos se utilizaron como muestra de la reconstrucción del país y de lo bueno que había sido generar esa guerra para cambiar de gobierno". Destaca el Alcázar de Toledo como emblema de esta "elocuencia de la ruina". Franco recibiá a mutitud de mandatarios extranjeros en el edificio para mostrarle "los daños bélicos" como consecuencia de la contienda civil. Las obras de restauración se alargaron desde 1939 hasta los años 70.

En este contexto, el turismo era fundamental como mecanismo para mostrar el "buen gobierno" de la dictadura. Muchas de las inciativas turísticas con las que estamos familiarizados hoy provienen de los años de aperturismo del segundo franquismo (1959-1975). Las denominaciones geográficas (costal del sol, costal de la luz, costa brava, etc.); los premios de embellecimiento –subvenciones del ministerio de Turismo para que los alcaldes adecentaran las entradas de los pueblos–; o las fiestas de interés turístico son solo algunos ejemplos. La idea era que el país resultara atractivo para los visitantes extranjeros, pero también reivindicar –con más o menos acierto– el turismo nacional e interior.

Cree el experto que los problemas actuales del modelo turístico español vienen de la falta de revisión del modelo inicial. Cuenta Torres que "el turismo de masas vinculado al sol y playa permitió la construcción de segundas residencias, hoteles cerca de la costa, etc. Si se hubiera tenido en cuenta el futuro –nuestro presente– quizás ahora no tendríamos la situación actual".

Antonio Vico

(Jaén, 1992) Ligado a la radio y a la Cadena...