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El derecho penal y el carnicero de Milwaukee

Jeffrey Dahmer asesinó a 17 hombres. La defensa alegó que no era consciente de lo que hacía, pero el jurado votó que estaba totalmente cuerdo

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El derecho penal y el carnicero de Milwaukee

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El carnicero de Milwaukee hace poco que se convirtió en un personaje de moda gracias a la serie que Netflix realizó basándose en su vida sus crímenes. Estos asesinatos empezaron en 1978, cuando mató y desmembró a un joven de 18 años. En estos años 80 Jeffrrey no sólo no aceptaba su homosexualidad, sino que se atormentaba por la misma en un contexto muy diferente al actual. Se trataba de un colectivo marginado, discriminado y señalado

Nueve años después del primer asesinato, Dahmer estuvo en el Ejército y no cometió más crímenes. Los asesinatos se reanudaron en 1988, y durante tres años siguieron un estricto ritual. Cogía a jóvenes en ambientes gays: salas de fiesta, saunas o bares, les ofrecía dinero para llevarlos a su piso,. modus operandi: invitar a su presa a alcohol en un lugar íntimo con la excusa de practicar sexo (previamente les drogaba con somníferos), realizarles fotografías desnudos y, una vez que ellos decidían marcharse, descargar una irrefrenable ola de violencia contra ellos.

Todas sus víctimas cumplían un mismo patrón: su físico. Jeffrey los elegía por su cuerpo. Le gustaban los hombres altos, musculosos y delgados. No le importaba que fuesen blancos, negros, indios o mulatos. Si le parecían atractivos, intentaba ligárselos.

La investigación policial

El 27 de mayo de 1991, Jeffrey salió a la caza. La presa de aquella noche era fácil: un chico de catorce años sin demasiada fuerza. Durante varias horas, Dahmer drogó al adolescente. Para ello, le perforó la cabeza y le inyectó diversos líquidos en una improvisada mesa de operaciones. Tras varias horas y hacia las dos de la madrugada, el psicópata decidió bajar al bar para tomarse una cerveza. Necesitaba despejarse.

Al regresar, una patrulla de policía se encontraba en la puerta del edificio de Dahmer. Konerak había logrado escapar. Estaba desnudo y aturdido, tenía moratones por todo el cuerpo, y apenas se le entendía al hablar. Jeff se disculpó con los agentes por el estado de su “amigo”. Aseguró que estaba borracho y que, previamente, se habían peleado. Los oficiales les dejaron marchar y el homicida volvió a librarse. No así Konerak.

Si los policías hubiesen subido al apartamento habrían encontrado muchísimas pruebas y hubieran salvado la vida del chiquillo. Tras la marcha de los agentes, el psicópata estranguló, cocinó y comió partes del cuerpo de Konerak.

Existe por tanto, un factor fue muy importante para que la investigación se alargara tonto. No hubo alarma social porque las víctimas eran de un colectivo marginado y muchas veces repudiado hasta por sus propias familias. Y es que la visibilización de las víctimas es uno de los factores más importantes de la política criminal.

El descubrimiento

Las atrocidades de Dahmer fueron descubiertas el 22 de julio de 1991, cuando una de sus víctimas logró huir de su piso y avisar a la policía. Tracy Edwards de 31 años, escapa del apartamento de Dahmer. Paró un coche patrulla, que se lo encontró completamente desnudo y medio drogado, y al explicarles lo sucedido, los agentes se personaron en la casa del asesino. Durante el registro, encontraron el horror en forma de templo. Paquetes con restos humanos en el congelador, una cabeza humana en el frigorífico, un bidón de 200 litros con tres torsos sumergidos en ácido y 83 fotografías de las víctimas descuartizadas. Acababan de cazar a un despiadado criminal del que ni siquiera tenían constancia.

El juicio

En la defensa se dijo que el acusado no sabía lo que hacía. Cabe añadir que Dahmer confesó que sus víctimas fueron estranguladas, violadas y descuartizadas y relató haberse comido partes de algunos de ellos para "sentirlos" dentro de él. Justificó sus actos por el gran impacto que le había provocado la visión de la película El exorcista III y también declaró que había planeado montar un altar donde colocar los cráneos que se había quedado de algunas de sus víctimas. Según Dietz, con esto último podría reforzar la idea de control y poder que tanto ansiaba.

Respecto al ministerio fiscal, la estrategia era clara: sabía lo que hacía en todo momento. Un psiquiatra forense, criminólogo y asesor de la CIA, fue el encargado de dictaminar el estado de salud mental de Dahmer. El psiquiatra pasó varios días con Dahmer, analizando su comportamiento.

Los argumentos que utilizó para señalar a Dahmer fueron que este confesó que para poder llevar a cabo sus crímenes necesitaba ingerir grandes cantidades de alcohol, con el fin de que le ayudase a superar su inhibición. "Es una prueba muy importante de que no había compulsión de matar ni impulso de matar y que sí podía controlar su comportamiento", explicaba Dietz en el documental para el canal estadounidense.

En otra ocasión, le preguntó que cómo se protegía de las enfermedades de transmisión sexual cuando violaba a sus víctimas: "Me dijo que usaba condones y a mí me parece que alguien que tiene autocontrol para usar un condón lo está haciendo mejor que un adolescente promedio".

Su finalidad: tener todo el poder sobre otras personas. Lo único que quería era tener una persona totalmente sumisa con el que poder ejercer su control total. Por eso, drogaba a sus víctimas y, en el último estadio de su monstruosidad, las mataba para profanar sus cadáveres. "Él sabía que matar estaba mal e hizo todo lo posible para destruir las pruebas", sentenciaba Dietz.

El juicio de Dahmer

Durante tres semanas, el tribunal fue testigo de cómo Jeffrey Dahmer contaba las aberraciones realizadas a sus víctimas, de cómo los investigadores aportaban numerosas pruebas y de cómo intentó alegar que sufría locura. De nada le sirvió su estrategia. El jurado votó 10 contra 2 que estaba legalmente cuerdo para afrontar la prisión.

Además de todo esto, la sociedad se puso en un espejo y no salió bien retratada. En el juicio, el bautizado como el ‘Carnicero de Milwaukee’ se hizo famoso en todo el mundo. Salió un lado muy oscuro de la sociedad. Se elaboraron camisetas, cómics, pinturas con su rostro, hasta canciones dedicadas a este asesino en serie. Una legión de fans lo esperaba a la puerta de los juzgados. Porque era joven, guapo y rubio. Incluso un programa de televisión le hizo una entrevista desde la cárcel.

Su final

Su estancia en la cárcel fue corta. Apenas dos años. El que durante toda su vida adulta se había comportado como un depredador, tras los barrotes pasó a convertirse en la presa. Dahmer mostraba buen comportamiento y realizaba actividades con sus compañeros para socializar. Le asignaron tareas de limpieza junto a Christopher Scarver, un esquizofrénico que se hacía llamar Cristo, pero éste terminó por asesinarle a golpes. Ironías de la vida, el preso usó una barra de pesas del gimnasio, la misma arma que Jeff utilizó para matar a su primera víctima, Stephen Hicks.

El ‘Carnicero de Milwaukee’ murió poco después camino del hospital por las graves heridas sufridas en la cabeza. Era el 28 de noviembre de 1994 y tenía 34 años.

¿Qué diría un psiquiatra en un juicio en España?

Hay que analizar La conducta pre/per/post-delictiva, en relación a los hechos de los que se le acusa, y ver si confirman o niegan cualquier relación de causa-efecto entre una psicosis descompensada (“brote psicótico”) y los mismos.

 
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