¿Somos adictos a las noticias negativas? "Operan filtros en los que se entremezclan todo tipo de ficciones e, incluso, manipulaciones"

Madrid

El periódico Ara publicó hace unos días una pieza acerca del 'doomscrolling', un término que describe la adicción a consumir noticias catastróficas, un hábito que puede llegar a provocar malestar físico y mental.

Silvia Martínez, directora del Máster de Social Media de la Universitat Oberta de Catalunya, ha contado en La Ventana que, hoy en día, es fácil engancharse al consumo de malas noticias. "Venimos de unos años complicados debido a la pandemia, en los que constantemente se estaba buscando datos para saber qué es lo que estaba pasando", ha explicado. Asimismo, indica que hay mucha gente que en esa época se movió en medios alternativos a los tradicionales ante la sensación de que algo se estaba ocultando.

Adictos a las noticias negativas

Martínez asegura que estos comportamientos están marcados por unos algoritmos que buscan entender los intereses y las formas de relacionarse de las personas para mostrar contenidos que puedan mantener a los usuarios conectados a una plataforma durante más tiempo . "Cuando nos guiamos por la emoción, no reflexionamos sobre lo que estamos leyendo", ha subrayado.

Esta negatividad es algo que se acaba retroalimentando con los algoritmos y con los hashtags. Todo esto lleva a los usuarios a compartir noticias de desgracias o catástrofes, preocuparse por ellas y estar constantemente pendientes de su evolución. Martínez opina que en lo negativo también se ve lo positivo de la vida, el consuelo. Martínez remarca que se están creando disparidades porque se buscan por igual cosas aspiracionales, utópicas y perfectas, y todo lo contrario.

La directora del Máster comenta que los más jóvenes están especialmente expuestos a este tipo de noticias nocivas y catastróficas debido al uso de las redes sociales y de medios alternativos. "Aquí operan otros filtros que se alejan de todo lo que tiene que ver con el periodismo clásico y en los que se entremezclan todo tipo de ficciones e, incluso, manipulaciones que parece que representan la realidad, pero, realmente, no lo hacen", ha advertido. Martínez alerta sobre los intereses, los condicionantes y la necesidad de esas plataformas para mantener al usuario activo y conectado.

El usuario "no es capaz de diferenciar lo que está recibiendo"

Silvia Martínez pone el ejemplo de qué hubiera pasado si el atentado del 11-S hubiera ocurrido existiendo ya la explosión de las redes sociales actual. Hubiesen salido a la luz muchas de las imágenes que entonces se protegieron y las teorías conspiranoicas hubieran proliferado mucho más", ha relatado. Para Martínez, la eclosión de la comunicación púbica abierta tiene sus aspectos positivos, pero también negativos, como la manipulación y la desinformación.

Sobre la práctica del clickbait, Martínez señala que los medios de comunicación clásicos se han visto arrastrados por esta forma de comunicación para atraer a los jóvenes. "Aquí se pueden hacer muchas cosas: intentar que los medios vuelvan a los principios clásicos, no olvidarse de lo positivo y contribuir a la educación mediática", ha aseverado. Asimismo, ha lamentado que muchas veces el usuario "no es capaz de diferenciar lo que está recibiendo" y no puede crear unos esquemas mentales que le permitan entender bien el mensaje.

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